MUNDO / La noticia es titular en medios de todo el mundo. El contador llegó a la enorme cifra de 8 mil millones de personas en la tierra.
NEWS 🚨| OFICIALMENTE EL MUNDO HA SUPERADO LOS 8 MIL MILLONES DE HABITANTES pic.twitter.com/z95SPWFmRQ
— Somos Cosmos (@InformaCosmos) November 15, 2022
En 2018, el multimillonario tecnológico Jeff Bezos predijo un futuro en el que nuestra población alcanzará un nuevo hito decimal, en la forma de un billón de humanos dispersos por nuestro Sistema Solar, y anunció que está planeando formas de lograrlo.
Mientras tanto, otros, incluido el locutor británico e historiador natural David Attenborough, han etiquetado a nuestro masivo enjambre humano como una “plaga para la Tierra”.
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Desde este punto de vista, casi todos los problemas ambientales que enfrentamos actualmente, desde el cambio climático hasta la pérdida de biodiversidad, el estrés hídrico y los conflictos por la tierra, se remontan a nuestra reproducción desenfrenada durante los últimos siglos.
Allá por 1994, cuando la población mundial era de “apenas” 5.500 millones, un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford, en California, calculó que el tamaño ideal de nuestra especie estaría entre 1.500 y 2.000 millones de personas.
Entonces, ¿está sobrepoblado actualmente el mundo? ¿Y qué podría deparar el futuro para el dominio global de la humanidad?
UNA PREOCUPACIÓN DE ANTAÑO
En la obra magna de Platón, “La República”, escrita alrededor del año 375 a.C., el filósofo describe dos ciudades-estado imaginarias. Una es saludable y la otra es “lujosa” y “febril”.
En esta última, la población gasta y devora en exceso, entregándose al consumismo hasta “sobrepasar el límite de sus necesidades”.
En la Antigua Grecia, el filósofo Platón abogó por el control de la población y del consumo. Esta ciudad-Estado moralmente decrépita finalmente recurre a apoderarse de las tierras vecinas, lo que naturalmente desemboca en una guerra: simplemente no puede mantener a su gran población codiciosa sin recursos adicionales.
Platón se había topado con un debate que todavía está vivo hoy: ¿el problema es la población humana o son los recursos que consume?
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En su famoso trabajo, “Un ensayo sobre el principio de la población”, publicado en 1798, Thomas Malthus, un clérigo inglés con una inclinación por el pesimismo, comenzó con dos observaciones importantes: que todas las personas necesitan comer y que les gusta tener relaciones sexuales.
Cuando se lleva a su conclusión lógica, explicó, estos simples hechos conducen a que las demandas de la humanidad superen los suministros del planeta.
“La población, cuando no se controla, aumenta en una proporción geométrica. La subsistencia aumenta solo en una proporción aritmética. Un ligero conocimiento de los números mostrará la inmensidad del primer poder en comparación con el segundo”, escribió Malthus.
En otras palabras, un gran número de personas conduce a un número aún mayor de descendientes, en una especie de circuito de retroalimentación positiva, pero nuestra capacidad para producir alimentos no necesariamente se acelera de la misma manera.
Estas simples palabras tuvieron un efecto inmediato, encendiendo un miedo apasionado en algunos y la ira en otros, lo que continuaría reverberando en la sociedad durante décadas.
El primer grupo pensó que había que hacer algo para evitar que nuestros números se descontrolaran. El segundo, que limitar el número de personas era absurdo o poco ético, y en su lugar se debería hacer todo lo posible para aumentar el suministro de alimentos.
Cuando se publicó el ensayo de Malthus, había 800 millones de personas en el planeta.
Sin embargo, no fue sino hasta 1968 que surgieron las preocupaciones modernas sobre la sobrepoblación global, cuando un profesor de la Universidad de Stanford, Paul Ehrlich, y su esposa, Anne Ehrlich, escribieron “La bomba demográfica”.
Este libro dio pie a la preocupación actual por la sobrepoblación. Se inspiró en la ciudad india de Nueva Delhi. La pareja regresaba a su hotel en un taxi una noche y atravesó un barrio pobre, donde se vieron abrumados por la cantidad de actividad humana en las calles.
Escribieron sobre la experiencia de una manera que ha sido muy criticada, especialmente porque la población de Londres en ese momento era más del doble que la de Nueva Delhi.
La pareja publicó su libro debido a la preocupación por la hambruna masiva que creían que se avecinaba, particularmente en los países en desarrollo, pero también en lugares como Estados Unidos, donde la gente comenzaba a notar el impacto que estaba teniendo sobre el medio ambiente.
El trabajo ha sido ampliamente acreditado con (o acusado de, según el punto de vista) desencadenar muchas de las ansiedades actuales sobre la sobrepoblación.
OPINIONES ENCONTRADAS
Las estimaciones varían, pero se espera que alcancemos el “punto más alto humano” entre los años 2070 y 2080, momento en el que habrá entre 9.400 y 10.400 millones de personas en el planeta.
El día (de 2022) en que la Tierra tendrá 8.000 millones de habitantes y otras llamativas previsiones de la ONU sobre población. Puede que sea un proceso lento: si llegamos a los 10.400 millones, la ONU espera que la población se mantenga en ese nivel durante dos décadas, pero finalmente, después de esto, se prevé que la población disminuya.
Esto ha generado visiones encontradas sobre nuestro futuro. En un extremo del espectro se encuentran aquellos que ven como una crisis las tasas de fertilidad bajas de algunas regiones del planeta.
Un demógrafo está tan preocupado por la caída en la tasa de natalidad en Reino Unido que ha sugerido gravar a las personas sin hijos.
En 2019, en el país nacían en promedio 1,65 niños por mujer. Esto está por debajo del nivel de reemplazo (la cantidad de nacimientos necesarios para mantener el mismo tamaño de población) de 2,075, aunque la población siguió creciendo debido a la inmigración.
Algunos están preocupados por la sobrepoblación mientras que otros advierten que la natalidad está cayendo en casi todo el mundo, lo que podría traer problemas.
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El punto de vista opuesto es que desacelerar y eventualmente detener el crecimiento de la población mundial no solo es eminentemente manejable y deseable, sino que puede lograrse a través de medios totalmente voluntarios, métodos como simplemente proporcionar anticonceptivos a quienes los deseen y educar a las mujeres.
De esta manera, los defensores de esta posición creen que no solo podríamos beneficiar al planeta, sino también mejorar la calidad de vida que experimentan los ciudadanos más pobres del mundo.
Por otro lado, otros abogan no fijarse en el número de personas en el mundo y centrarse en nuestras actividades.
Argumentan que lo importante es la cantidad de recursos que utiliza cada persona y señalan que el consumo es significativamente mayor en los países más ricos con tasas de natalidad más bajas.
Reducir nuestras demandas individuales sobre el planeta podría reducir la huella de la humanidad sin sofocar el crecimiento en los países más pobres.
De hecho, el interés occidental en reducir el crecimiento de la población en las partes menos desarrolladas del mundo ha sido acusado de tener matices racistas, cuando Europa y América del Norte están más densamente pobladas en general.
REPERCUSIONES AMBIENTALES
Más allá de este debate, las estadísticas sobre el impacto que hemos tenido sobre la Tierra son alarmantes.
Según el organismo de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el 38% de la superficie terrestre del planeta se utiliza para cultivar alimentos y otros productos (como combustible) para los seres humanos o su ganado: cinco mil millones de hectáreas en total.
Y aunque nuestros antepasados vivían entre gigantes, cazando mamut y pájaros elefantes de 450 kg, hoy somos la especie vertebrada dominante en la Tierra.
En peso, los humanos representamos el 32% de los vertebrados terrestres, mientras que los animales salvajes representan solo el 1% del total. El ganado representa el resto.
Las migraciones naturales de muchos animales salvajes ahora son imposibles de hacer sin deambular por asentamientos humanos o infraestructura humana.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) descubrió que las poblaciones de vida silvestre disminuyeron en dos tercios entre 1970 y 2020; durante el mismo período, la población mundial se duplicó con creces.
Esta entrada fue modificada por última vez el 15 de noviembre de 2022 a las 10:16 AM