Hay partidos de futbol bonitos, buenísimos, espectaculares…y está este. Es difícil organizar las ideas cuando lo que te llena es la emoción de haber vivido un juego al borde del infarto, y es que las sensaciones vividas son comparables con los amores adolescentes: momentos de felicidad extrema, momentos de angustia, de añoranza, rabia…
Real Madrid salía al campo a buscar la copa que más le gusta, el Atlético salió a buscar la que más desea. El cholo ha hecho un trabajo increíble en el equipo colchonero y uno piensa que si estas cosas se ganaran por merecimiento, este club ya hace tiempo la hubiese ganado. Pero el partido tendría más matices que los que se puedan imaginar, desde un atlético minimizado en los primeros minutos hasta un Madrid convertido en su peor versión en los segundo finales del juego.
El gol del que no falta, Sergio Ramos, creó un panorama de ilusión, el Madrid parecía aquel que triunfó en el Allianz contra el Bayern, con futbol matemático, midiendo cada centímetro de campo y anticipándose a cada pensamiento del Atlético. Pero eso fue todo, el gol del Madrid prendió el interruptor del guerrero que cada jugador rojiblanco tiene y a partir de ese momento todo fue sufrimiento del lado merengue.
Cayó el gol del lado Atlético al segundo tiempo, y luego, ¿si Griezmann hubiese marcado el penal? Nunca lo sabremos…El Madrid quizás hubiese prendido el interruptor también y empatan, o se cierran, o se abren, o bajan Cibeles y Neptuno a ayudarlos, o no se…Es que así es el futbol, impredecible.
Y como si hubiese un ente sobrenatural que ve el partido y se da cuenta que ninguno de los dos es merecedor de la copa, decide que lo que el futbol no puede resolver lo hará la suerte, porque eso es básicamente los penales, una ruleta rusa. Era tan parejo el encuentro que hasta el penalti #8 todos habían marcado, pero nuevamente la historia se ensaña con el Atleti: uno de los hombres que más corazón le pone a cada juego, Juan Fran, asumiría el papel más trágico de la película más triste del mundo, fallar el último penal de tu equipo y el que venga a cerrar la tanda se llame Cristiano Ronaldo.
Cristiano no falló, casi nunca lo hace desde el punto penal…Y así es como en los libros de historia se escribirá que el día de hoy nadie fue más grande que el Real Madrid, el mejor equipo del mundo. Pero alguien por ahí dejará un pequeño papel que dirá: Nadie nunca hizo temblar tanto al mejor, como el Atlético.
Darwin Estrada
Esta entrada fue modificada por última vez el 28 de mayo de 2016 a las 5:02 PM