Por: Stephen Sefton, 22 de septiembre 2024
El desarrollo de los países BRICS+ obedece a una profunda lógica histórica derivado del fin del colonialismo en el siglo pasado. Durante los últimos setenta años, a pesar del sistemático estrangulamiento que han sufrido por motivo de las políticas comerciales y financieras neocoloniales del Occidente, el mundo mayoritario ha seguido una trayectoria de progresivo desarrollo. En este nuevo siglo, desde la crisis financiera de 2008-2009, Estados Unidos y sus aliados han actuado de una manera cada vez más contraproducente y con cada vez mayor agresión contra los países capaces de promover el desarrollo humano de sus pueblos de una manera independiente y soberana.
Entre las agresiones preferidas de las élites gobernantes occidentales ha sido el abuso de su control del sistema financiero internacional. Es larga la lista del robo y secuestro financiero por Estados Unidos y sus aliados del patrimonio nacional de los gobiernos que defienden su soberanía. Los ejemplos más notorios incluyen la congelación de decenas de miles de millones de dólares de la República Islámica de Irán, el secuestro de más de cien mil millones de dólares del fondo soberano de la Jamahiriya libia, más de dos mil millones en dólares y oro de Venezuela además del robo de sus aviones y empresas como CITGO, y la congelación de más de US$300 mil millones de la Federación Rusa. De esta manera los gobiernos de Estados Unidos y sus países satélites ocupan su sistema financiero como una esfera más de su agresión criminal contra el mundo mayoritario sin tener que desplegar directamente su fuerza militar.
Otro aspecto del impacto negativo del sistema financiero occidental en el mundo mayoritario es el estatus de moneda de reserva del dólar estadounidense. Desde 1945 la mayoría del comercio internacional se ha hecho en dólares estadounidenses y las tasas de interés internacionales se han regido de manera desproporcionada por el tipo de interés aplicado por el banco central de Estados Unidos, la Reserva Federal. Así que las alzas en el valor del dólar estadounidense o en el tipo de interés en Estados Unidos pueden imponer en las economías vulnerables, de una manera completamente injusta, situaciones de mayor endeudamiento y hasta impago, por motivos que no tienen que ver directamente con la economía del país afectado, como pasó en América Latina en la llamada “década perdida” de los años 1980s.
Este realidad financiera internacional sigue facilitando el sometimiento neocolonial de los gobiernos vulnerables alrededor del mundo a los dictados del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Entonces, hay fuertes incentivos para los países del mundo mayoritario de liberarse del sistema financiero occidental. El grupo de países BRICS+ está al frente de las iniciativas internacionales con ese objetivo. En 2015 el grupo BRICS confirmó el establecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo y el Acuerdo de Reserva de Contingencia como alternativas al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Estas instituciones no han tenido el nivel de impacto tan positivo que se esperaba, pero la ampliación del grupo BRICS necesariamente implica mayor desarrollo de estas y otras instituciones tan importantes para el desarrollo exitoso de los países miembros. En los últimos cinco años el Nuevo Banco de Desarrollo ha incorporado como miembros Emiratos Árabes Unidos, Bangladesh, Egipto, Uruguay y, este año, Argelia.
Así que el fenómeno del grupo de países BRICS+ tiene que ver con mucho más que una progresiva histórica convergencia económica global entre los países ricos y el mundo mayoritario liderado por la República Popular China. Hay muchas expectativas de nuevos resultados positivos de la próxima cumbre del grupo de diez países BRICS+ en el próximo mes de octubre en la ciudad de Kazan en Rusia. Entre otras cosas se espera la integración de nuevos países miembros, pero también el anuncio de un robusto y moderno sistema de pagos transfronterizos, independiente del sistema financiero occidental dominado por Estados Unidos. Se trata de una iniciativa esencial para profundizar la democratización del sistema económico mundial y emancipar el mundo mayoritario de la aplicación criminal de medidas financieras coercitivas unilaterales impuestas por las élites gobernantes norteamericanas y europeas.
Es interesante notar que algunos voceros de los países de BRICS+ descuentan la idea que el desarrollo del grupo se dirige contra los países del Occidente. Por ejemplo, Anil Sooklal, embajador a BRICS de Sudáfrica ha comentado, “(Aunque) comerciar en monedas locales es firmemente en la agenda, nuestra agenda de BRICS no incluye ninguna llamada para la desdolarización. Es una realidad que el dólar seguirá siendo una moneda global importante.” El medio Sputnik reporta que Samip Shastri, vicepresidente de la Cámara de Comercio e Industria de grupo BRICS piensa que el volumen de uso de las monedas nacionales por los países del BRICS+ ya superó el volumen de uso de los dólares estadounidenses. Shastri comentó “Usar el dólar lleva a gastos adicionales, que se eliminan cuando se paga directamente en rublos o rupias.»
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Los comentarios de estos representantes de Sudáfrica y de la India sugieren que se trata exclusivamente de un tema económico. Luego de su visita a China en mayo de este año, el Presidente Putin notó: «Al socavar la confianza en el dólar por razones políticas, las autoridades estadounidenses están debilitando el instrumento principal, más poderoso e importante de su poder: el dólar mismo.” Incluso el presidente Vladimir Putin comentó en el Foro Económico Oriental en Vladivostok hace poco que “No fue Rusia que rechazó cancelar las transacciones en dólares, sino que se le prohibió esa opción.” En una entrevista reciente, la posición rusa se presentó detalladamente por el Viceministro de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia, Sergey Ryabkov, principal coordinador de Rusia para la reunión de octubre en Kazan.
El Viceministro Ryabkov explicó, “La desdolarización se está convirtiendo en una tendencia global. Los países BRICS, así como varios otros, apuntan a disminuir su dependencia del dólar estadounidense, lo que se debe a la creciente desconfianza en la confiabilidad del sistema financiero occidental, que Washington y sus satélites europeos están utilizando cada vez más como un instrumento de chantaje e imponiendo su voluntad política. La creación de una infraestructura independiente de pago y liquidación resistente a la presión de las sanciones es un elemento clave para fortalecer la autonomía y la soberanía financiera de los países BRICS.
En este sentido, en la cumbre de los BRICS en Johannesburgo, se instruyó a los ministros de finanzas y jefes de bancos centrales de los Estados BRICS para que resolvieran cuestiones relacionadas con el uso de monedas nacionales, instrumentos de pago y plataformas en transacciones comerciales mutuas… Por ejemplo, se ha presentado a los socios para su consideración un borrador de plataforma multilateral para pagos transfronterizos para el acceso equitativo de todos los países BRICS a los instrumentos financieros disponibles con un alto nivel de protección de los mensajes financieros transmitidos y costos mínimos, incluido el uso de herramientas innovadoras.”
Esta preocupación de parte de Rusia se comparte por países que han solicitado entrar a los BRICS. En años recientes, el Primer Ministro de Malasia, Anwar Ibrahim ha sido uno de los protagonistas principales de la causa de los países del mundo mayoritario y para superar los dobles raseros aplicados por los poderes occidentales. El Primer Ministro Ibrahim comentó al medio Bloomberg en junio de este año «Algunos de nosotros, incluida mi persona, pensamos que es necesario encontrar soluciones a la injusta arquitectura financiera y económica internacional… entonces, los BRICS probablemente serían una de las formas de equilibrar algunas cosas.”
El Banco Central de Tailandia junto con la Autoridad Monetaria de Hong Kong iniciaron el proyecto mBridge que luego ha recibido la colaboración de los bancos centrales de China y los Emiratos Árabes Unidos. En Occidente, el Banco de Pagos (BIS por sus siglas en inglés) con sede en Basel, Suiza supervisa los bancos centrales que participan en el sistema financiero occidental. El BIS coordina su Proyecto Agora para cancelar y compensar pagos transfronterizos digitales con las autoridades monetarias de Francia, Japón, Corea del Sur, México, Suiza, Inglaterra y Estados Unidos. Algunos observadores sugieren que el Proyecto Agora y sus iniciativas asociadas representan una ambiciosa contra-medida para adelantarse ante el nuevo sistema de pagos en desarrollo por los países BRICS.
Mucho comentario sobre el tema hace la conexión entre un nuevo sistema de pagos de los países BRICS y una nueva moneda común. Algunos mencionan una iniciativa llamada “La Unidad”, lo cual supuestamente será posible emitir de manera descentralizada pero regulado a nivel nacional y regional y será compatible con las transacciones financieras tradicionales y las transacciones digitales. El valor de “La Unidad” se basa en 40% del valor del oro y 60% en una canasta de monedas de los países BRICS+ para diferenciarlo de las criptomonedas convencionales. Queda por ver el futuro de este tipo de iniciativa en la práctica, pero tiene elementos importantes para el futuro desarrollo de un nuevo sistema monetario para los países BRICS+. De todas maneras, el desarrollo de nuevos sistemas de pagos internacionales es una tendencia inevitable en el contexto del desarrollo contemporáneo tecnológico de sistemas de inteligencia artificial.
Un concepto clave para el desarrollo futuro de estos sistemas es la llamada tokenización de activos, que permite nuevas maneras de valorar y comercializar los activos de los mercados financieros tradicionales. Se propone adaptar la tecnología de cadenas de bloque, que se ha usado para desarrollar el uso exitoso de las criptomonedas y las llamadas monedas-estables, y usar fichas digitales (“tokens” en inglés) para representar activos de todo tipo, desde los bienes raíces hasta la propiedad intelectual, en las transacciones registradas y verificadas en las cadenas de bloques. La novedad de estas fichas digitales es que se propone que serán programables, divisibles y transferibles, para permitir la propiedad fraccionaria, facilitar mayor liquidez y la transferencia más fácil de los activos.
Un concepto integral al desarrollo de estos nuevos sistemas de transacciones financieras digitales es la implementación de los llamados contratos inteligentes que son programas que pueden ser integrados en las transacciones digitales y en los sistemas de tokenización. Son contratos que ejecutan los términos de un contrato de manera automática una vez que se confirma el cumplimiento de ciertas condiciones estipuladas en el contrato. Por supuesto, este tipo de desarrollo de la tecnología financiera presenta enormes desafíos para su debida regulación legal y para el diseño de la legislación correspondiente, especialmente para proteger a los inversionistas y consumidores en el aspecto de la ciberseguridad.
El complejo aspecto legal normativo explica el relativamente lento desarrollo del despliegue práctico de estas técnicas innovadoras a nivel internacional. Por ejemplo, las normas que rigen los activos representados por fichas digitales deben estar consonantes con las normas que se aplican a los activos convencionales. Esto quiere decir que será imprescindible la coordinación reguladora dentro de y entre las diferentes jurisdicciones internacionales para evitar actividades ilícitas y la explotación de diferencias entre las jurisdicciones reguladoras. Así que la coordinación reguladora requiere marcos legales por lo menos compatibles o, si fuera posible, estandarizados entre sí, los cuales pueden ser traducidos de manera exitosa a los algoritmos que se ocupan en los sistemas digitales para generar información confiable y garantizar un manejo seguro de los datos.
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En cambio, el sistema Puente BRICS parece empeñado en crear una plataforma digital ambiciosa, capaz de asimilar el uso de la tokenización y los contratos inteligentes. Queda por ver cuál será la propuesta que se presente en la cumbre de los países del BRICS+ en Kazan en Rusia hacia el fin de octubre. Una pregunta fundamental es si o no las instituciones financieras, especialmente el Nuevo Banco de Desarrollo, están a la altura del desafío que los dirigentes de sus países miembros han asumido para implementar de manera exitosa el nuevo sistema de pagos y su plataforma digital correspondiente.
De todas maneras, con o sin la implementación exitosa a corto plazo de estos complejos sistemas innovadores digitales, la relativa importancia e influencia de las instituciones financieras occidentales seguirá disminuyendo. Las y los protagonistas más importantes de las economías grandes del mundo mayoritario van a seguir aumentando el volumen de las transacciones comerciales y financieras en sus propias monedas nacionales. Este proceso representa una profunda democratización de la economía internacional que permitirá a las naciones soberanas acabar con la interferencia neocolonial de los poderes imperialistas en sus economías y avanzar con mayor confianza y seguridad en el desarrollo humano de sus pueblos.
* Este artículo resume información técnica recogida de diversos sitios web que especializan en la materia.
Esta entrada fue modificada por última vez el 22 de septiembre de 2024 a las 7:17 PM