Mariann Budde, la obispa que sermoneo a Trump

Imagen - Referencia/ Portada de Stalin Magazine.

Donald Trump un día antes de su toma de posesión como 47° Presidente de los Estados Unidos. Celebró un último «mitin de la victoria» en Washington DC  para darse un baño de masas con sus seguidores y así fue, estuvo tan contento que hasta bailó con Village People su música de campaña al ritmo de Y.M.C.A.

El resto es historia y no necesita tanta descripción porque al día siguiente juró como Presidente y luego llegó a la Casa Blanca, desde donde firmó varias órdenes ejecutivas y entre ellas legalizó la persecución contra todos los inmigrantes dentro de Estados Unidos que no tengan documentos en regla, al mismo tiempo que declaraba una emergencia con la frontera de México para evitar que entre hasta una mosca si esta no tenía sus papeles legales.

Un día después de su ceremonia, quiso darse un baño religioso para mostrarle al mundo que es un «Presidente muy Cristiano», pero esta vez las cosas no le fueron como esperaba. El nuevo inquilino de la Casa Blanca asistió a un servicio religioso que se llevó a cabo en la Catedral Nacional de Washington, como parte de las tradiciones que marcan el inicio de un nuevo gobierno. Lo que Trump, no sabía es que el mero «Diablo» le saldría pero convertido en mujer y con el cargo de «líder espiritual de la Diócesis Episcopal de Washington».

En el propio servicio religioso frente a las más importantes cadenas de Televisión y toda la clase política que maneja los hilos del poder en Estados Unidos la obispa Episcopal Mariann Edgar Budde desde el púlpito y viendo directamente a los ojos de Trump que se encontraba rodeado de su familia, lo sermoneo:

“En nombre de nuestro Dios, le pido que tenga piedad de las personas de nuestro país que tienen miedo ahora. Hay niños gays, lesbianas y transexuales en familias demócratas, republicanas e independientes. Algunos temen por sus vidas”, señaló, después de que Trump hubiera firmado el día anterior un decreto en que eliminaba protecciones a la discriminación de los miembros de la comunidad LGTBQ+, en donde apuntó que solo existe el sexo masculino y femenino, eliminando a las personas trans.

“Y las personas que recogen nuestras cosechas y limpian nuestros edificios de oficinas, que trabajan en granjas avícolas y plantas de empacado de carne, que lavan los platos después de comer en los restaurantes y trabajan en los turnos de noche en los hospitales. Puede que no sean ciudadanos ni tengan la documentación adecuada, pero la inmensa mayoría de los inmigrantes no son delincuentes” señaló,

“además también pagan impuestos y son buenos vecinos. Son miembros fieles de nuestras iglesias y mezquitas, sinagogas, gurdwaras y templos. Le pido que tenga piedad, señor presidente, con aquellos en nuestras comunidades cuyos hijos temen que se llevan a sus padres, y que ayude a aquellos que huyen de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras a encontrar compasión y acogida aquí”, afirmó.

Pero como de costumbre, Trump no se quedó callado pues al no poder desquitarse personalmente cara a cara y dentro de la iglesia con la obispa que lo sermoneo, decidió recurrir a su cuenta en la red social X y desde ahí la acusó de izquierdista radical: «La llamada Obispa que habló en el Servicio Nacional de Oración el martes por la mañana era una radical de izquierda que odia a Trump. Llevó a su iglesia al mundo de la política de una manera muy descortés. Su tono era desagradable, y no convincente ni inteligente. No mencionó la gran cantidad de inmigrantes ilegales que llegaron a nuestro país y mataron a personas. Muchos fueron sacados de cárceles e instituciones mentales. Es una ola de delincuencia gigante la que está teniendo lugar en los EE. UU. Aparte de sus declaraciones inapropiadas, el servicio fue muy aburrido y poco inspirador. ¡No es muy buena en su trabajo! ¡Ella y su iglesia le deben una disculpa al público!».

Por su parte la obispa Mariann Edgar Budde, ya respondió los cuestionamientos de Trump y se mantiene firme alegando que no pedirá disculpas,

«No voy a disculparme por pedir misericordia para los demás», dice Budde. Dijo que recibió amenazas de muerte después de su sermón, lo que, según ella, «ha sido preocupante y desalentador». A pesar de ello, explica que no se siente en peligro: «Las personas reales que están en peligro son aquellos que tienen miedo de ser deportados. Las personas reales que están en peligro son los jóvenes que sienten que no pueden ser ellos mismos». y estar seguros y que están sujetos a todo tipo de ataques externos y respuestas suicidas a ellos».

Bishop dice que ella «no odia a Trump».

«Me esfuerzo por no odiar a nadie y me atrevo a decir que tampoco soy ‘izquierda radical’, sea lo que sea que eso signifique», explicó.

«Quería responder con un recordatorio de la humanidad» de los inmigrantes y de la comunidad LGBTQ+, dice Bishop. Budde afirmó que el sermón tenía como objetivo recordar a la gente que las «personas asustadas de nuestro país» que ella mencionó son «seres humanos, representados durante la campaña política bajo la luz más dura».

El sitio web de la Diócesis Episcopal de Washington la describe como obispa defensora de  causas como «la igualdad racial» la prevención de la violencia con armas de fuego, la reforma migratorias y la plena inclusión de las personas LGBTQ+. Mariann Budde de 65 años es la primera mujer en ocupar el cargo de líder espiritual de la Diócesis Episcopal de Washington, cargo que tiene desde el 2011.

Esta entrada fue modificada por última vez el 23 de enero de 2025 a las 6:13 PM