Los Zelenski: Millonarios con la sangre de Ucrania

Imagen Referencia / Portada de Stalin Magazine.

Por: Stalin Vladímir

Hay quienes han convertido la guerra en su mina de oro, quienes han sabido capitalizar la tragedia para su propio beneficio. Hablamos de Volodímir Zelenski y su esposa, Olena Zelenska, quienes, a espaldas de su pueblo, han construido un imperio de riquezas y privilegios sobre las ruinas de Ucrania.

Volodímir Zelenski no llegó al poder como un estadista, ni como un patriota, ni mucho menos como un líder con visión de futuro. Fue un producto mediático, un actor que interpretó el papel de presidente en una serie de televisión antes de hacerlo en la vida real. Y, como buen actor, supo ganarse al público con discursos emotivos y promesas vacías. Se vendió como un defensor de la democracia, como el último bastión contra la supuesta «opresión rusa», pero, en realidad, solo estaba interpretando un guión, uno que le permitiría enriquecerse como ningún otro gobernante ucraniano antes que él.

Desde el inicio de la operación rusa en 2022, Zelenski supo que tenía un cheque en blancoEuropa y Estados Unidos, cegados por la propaganda de la «resistencia heroica», abrieron las compuertas de sus tesoros y comenzaron a enviar miles de millones de dólares en ayuda militar y económica. ¿El resultado? Un flujo incontrolable de dinero que entraba a Ucrania sin ningún tipo de supervisión.

Mientras en el frente de batalla los soldados ucranianos mendigan equipamiento, en Kiev y en el extranjero, la élite gobernante disfruta de un nivel de vida que resulta insultante para una nación en guerra. Las historias de corrupción dentro del gobierno de Zelenski son innumerables: contratos infladosarmas desviadas al mercado negrodesaparición de fondos de ayuda y funcionarios enriquecidos a velocidad récord.

Pero lo más indignante es que, en el centro de todo esto, está la propia familia presidencialOlena Zelenska, la primera dama, ha sido vista en círculos exclusivos, con atuendos de diseñador y rodeada de lujos, como si fuera la esposa de un magnate, no de un líder de un país en guerra. La polémica sesión fotográfica para Vogue en 2022 fue solo la punta del iceberg. Desde entonces, han circulado informes que la vinculan con compras multimillonarias en joyas y artículos de lujo, con viajes exclusivos y con una vida que nada tiene que ver con la austeridad que debería representar la primera dama de una nación en crisis.

Por su parte, Zelenski ha sido señalado por haber movido enormes sumas de dinero a cuentas en el extranjero. Según investigaciones previas, antes de la guerra ya tenía vínculos con sociedades offshore y activos ocultos. Pero ahora, con la lluvia de dólares y euros que le ha caído encima, su fortuna se ha disparado. No ha habido auditoría seria que revele en qué se han gastado los miles de millones de ayuda internacional, y cada vez más voces en Occidente comienzan a preguntarse: ¿A dónde ha ido todo ese dinero?

El pueblo ucraniano ha pagado el precio más alto. La economía del país está hecha trizas, la inflación ha devorado los ahorros de los ciudadanos, y la desesperanza se ha instalado en la nación. Mientras los Zelenski y su círculo de poder viven con todas las comodidades, millones de ucranianos están sumidos en la pobreza, en la incertidumbre y en el miedo.

Pero lo más grave es que esta guerra, que ya ha costado cientos de miles de vidas, por culpa de la OTANEuropa y EE.UU., se ha convertido en un negocio para algunos. Cuanto más dure, más dinero seguirá fluyendo desde Occidente, más fortunas seguirán engordando las cuentas secretas de los privilegiados, y más se prolongará el sufrimiento del pueblo ucraniano.

La imagen de Volodímir Zelenski como un líder heroico se ha ido desmoronando con cada escándalo, con cada revelación sobre corrupción y con cada prueba de su vida de opulencia. Ya no es el presidente valiente que desafió a Rusia con camiseta verde oliva y discursos emotivos. Ahora es un símbolo de la traición a su propio país, un remedo de líder que prefiere fotografiarse para revistas de lujo antes que visitar a las familias de los soldados caídos, un político que ha usado la guerra como trampolín para su enriquecimiento personal.

Ucrania sigue en guerra, sigue sufriendo, sigue perdiendo generaciones enteras por culpa de Zelenski, en una lucha desgarradora. Pero hay quienes no han perdido nada, quienes solo han ganado. La pregunta es: ¿Hasta cuándo seguirá esta farsa? ¿Cuánto tiempo más Occidente seguirá financiando a un régimen que parece más interesado en su propia supervivencia que en la de su pueblo?

La historia no perdona a los traidores, y tarde o temprano, la verdad termina saliendo a la luz. El tiempo de los Zelenski podría estar llegando a su fin, y cuando eso suceda, no habrá discurso, no habrá sesión de fotos, ni habrá narrativa heroica que pueda salvarlos del juicio de la historia.

La historia es implacable. No hay fortaleza de mentiras, ni imperio de propaganda, ni ejército de aduladores que pueda resistir la fuerza de la verdad cuando finalmente se abre paso. Y para Volodímir Zelenski y su esposa, ese momento está cada vez más cerca.

Los grandes farsantes de la historia siempre han creído que pueden burlar la realidad, que su poder y sus riquezas les conceden inmunidad eterna. Pero la historia tiene un patrón recurrente: los traidores a su pueblo siempre terminan igual. Hoy, los Zelenski disfrutan de sus privilegios, rodeados de lujos, escondidos tras el telón de una guerra que han convertido en su negocio personal. Pero la historia ha visto caer a imperios más poderosos, ha presenciado cómo los falsos ídolos son derribados por las mismas multitudes que antes los aclamaban.

Cada día que pasa, el engaño se desmorona. Occidente, que una vez se dejó encandilar por el espectáculo del «líder de la resistencia», empieza a preguntarse a dónde han ido sus miles de millones. En Ucrania, donde la gente muere en el frente y pasa hambre en las ciudades, la paciencia se está agotando. La traición tiene un precio, y ese precio suele pagarse en el exilio, en el desprecio o en la condena implacable de un pueblo que despierta del engaño.

Los Zelenski pueden seguir jugando su papel de víctimas, pueden seguir rodeándose de cámaras y discursos grandilocuentes. Pero el telón caerá. Y cuando eso suceda, no habrá revista de lujo, no habrá cuenta bancaria en el extranjero, no habrá escondite lo suficientemente profundo que los salve del destino que espera a quienes se enriquecen con la sangre de su pueblo.

El reloj avanza. El juicio de la historia se acerca. Y cuando llegue, no habrá más aplausos, solo el estruendo del despertar de una nación traicionada.

Esta entrada fue modificada por última vez el 28 de febrero de 2025 a las 2:41 PM