En la comunidad Aranjuez del Municipio de El Jícaro en Nueva Segovia, escondido entre las montañas, existe un remanzo de paz conocido desde tiempo atrás como los termales Don Alfonso.
Lugareños cuentan que el agua hirviendo que emana de la tierra es expulsada por un volcán extinto hace millones de años. Sin embargo, estudiosos han considerado que se trata de una cámara magmática que formó varios ojos de aguas termales.
A los visitantes les motiva ver como se mantiene el agua con altas temperaturas aún en invierno. Se mantiene entre 95 a 100 grados C. y en las piscinas 35 grados, explicó una de las guías turísticas.
El sitio es interesante porque es una área rodeada de vegetación, con árboles centenarios y un clima de aproximadamente 18 grados. Todo eso hace que el vapor caliente no sea desagradable.
El centro ofrece la oportunidad de que el turista se realice una bañoterapia. Es un lugar diferente, donde se escucha el ruido de las cascadas termales, sentado en una banca de madera mientras el vapor regala una sensación placentera y única.
El auge en el turismo en el país está permitiendo que los tesoros naturales escondidos entre las montañas segovianas comiencen a ser visitados. «Este recurso tiene muchos años, pero es hasta ahora que lo estamos promoviendo gracias a que en Nicaragua está creciendo el turismo rural comunitario», compartió Elgin Tórrez, administradora de los termales Don Alfoso.
Las tarifas para los visitantes son muy cómodas, van desde 55 córdobas para nacionales y 75 para los extranjeros. El lugar permanece abierto toda la semana.
Dariela Falcón – Multinoticias
Esta entrada fue modificada por última vez el 27 de enero de 2017 a las 2:05 PM