El camino de la vida está plagado de monstruosos enemigos que pueden matar el alma y cortar la carne.
Carlos Castaneda afirma en su famosa obra “Las enseñanzas de Don Juan”, que los cuatro enemigos en la vida del hombre son el miedo, la claridad, el poder y la vejez. Esos cuatro elementos son los obstáculos más terribles que todo ser humano debe sortear para encontrar el crecimiento espiritual. No vencer a ninguno de ellos significa nunca lograr el entendimiento, la paz y la fuerza que se necesitan para encontrar nuestro lugar en el mundo.
A Castaneda tal vez le faltó identificar a un quinto enemigo que, quizá, sea el peor de todos: la oscura y tenebrosa zona de confort. En ella, mujeres y hombres dejan de esforzarse por alcanzar sus objetivos, prefieren caer en una placidez física y mental que termina destruyendo sus primeras ambiciones y mayores deseos.
La zona de confort es un enemigo silencioso que se encuentra por doquier: en el trabajo, la escuela, con tu pareja, tu familia, en el deporte y lo que es peor, contigo mismo. Sólo está aguardando como una sombra a que bajes los brazos para saltar sobre ti y poseerte como un demonio lo haría. ¿Cuáles son las consecuencias de dejarte atrapar por este estado mental? Explora las razones por las que la zona de confort es lo peor que te puede pasar en la vida:
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Hace que te pierdas de otras experiencias
Una vez que te has quedado cómodamente instalado en un solo lugar o en una situación única, ya no te interesa conocer más. Para ti el mundo se ha estrechado a escasas opciones que te hacen perder el interés en todo lo que ocurre a tu alrededor. Procura ser alguien activo emocional e intelectualmente, busca experiencias diferentes solo o acompañado, explora lo que la vida te ofrece; así será complicado que te quedes instalado en un solo lugar donde ya no habrá aprendizaje para ti.
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Te vuelve cobarde
Llega un punto en la vida en el que siquiera pensar en salir del contexto que ya conoces y dominas te provoca una sensación de angustia y miedo. “¿Para qué me voy si aquí soy feliz?” “No vale la pena conocer algo más”. “No pienso vivir de nuevo un periodo de adaptación en el que todo es tan difícil”. Estos son pensamientos recurrentes en quienes sienten un pavor indescriptible por abandonar la realidad en la que ya están enraizados. Quizá no sean felices en ella, pero la prefieren a encarar una batalla de la cual ni siquiera se imaginan saliendo victoriosos.
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Te vuelve conformista
El conformismo en la vida es equivalente a participar en una competencia deportiva sin buscar la meta. Situarte en la zona de confort ablanda tu carácter y absorbe los sueños con los que querías conseguir lo mejor para ti y los tuyos. Dejas de tener hambre y te resignas con unas cuantas migajas del banquete que la vida he preparado para ti.
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Te convierte en alguien perezoso física e intelectualmente
Es triste y preocupante cuando la zona de confort destruye el hambre intelectual. Esa apatía te hace permanecer inmóvil y sin recursos para recargarte de energía. Jamás se termina de aprender: la vida es como un vasto océano bajo el que se esconden tesoros que esperan ser descubiertos por ti. ¿Te vas a conformar sólo con observar las olas desde la orilla, imaginando cómo son esas joyas sepultadas? Lo mejor es nadar unos cuantos kilómetros para descubrir que puedes ser dueño de extraordinarias riquezas.
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Te vuelve engreído
Creer que lo sabes todo es el primero de una cadena de errores en todas las esferas de tu vida. Jamás dejes de explorar diversas formas de llevar a cabo tus tareas, sin importar que tan básicas o profundas sean éstas. La soberbia te ciega hasta llevarte por caminos desgastantes que te pueden volver un egoísta empedernido.
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Elimina todas las posibilidades que tienes de sorprenderte
Quien llega a este momento no disfruta la vida, sólo respira para seguir aquí. La zona de confort te hace ver una pequeña cerca como el muro más alto del mundo. Y ni siquiera este muro te arranca un grito de sorpresa, mucho menos el deseo de llegar al otro lado.
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Cuando das todo por hecho y crees que ya no hay algo más que merezca la pena, los focos rojos se encienden en tu interior: la zona de confort ha comenzado a ser parte de tu vida. Las alarmas casi siempre son silenciosas pero no imperceptibles, aprende a detectarlas a tiempo antes de que entres en un estado de pasividad que te quite el interés por todo. Tu zona de confort te parecerá, en un principio, una bella amistad; pero este amigo es el más traicionero y te aconsejará con los peores hábitos para que no disfrutes de la vida.
Fuente: culturacolectiva.com
Esta entrada fue modificada por última vez el 28 de marzo de 2017 a las 12:13 PM