Un grupo de niños, vestidos de pantalones cortos y viejas camisetas, grita tras una cerca viva de fuego, “Patria Libre o Morir”, el mismo grito de rebeldía, aún resuena en la memoria de las familias matagalpinas que vivieron aquel 28 de agosto de 1978 la histórica ‘Insurrección de los Niños’, ante los atropellos de la genocida Guardia Somocista.
De esta manera Sergio Romero, llamado de cariño en aquel tiempo, ‘El Zurdo’, recuerda este trascendental hecho en su ciudad Matagalpa, denominada por el mismo Comandante Fidel Castro, La Insurrección de los Niños, tomando en cuenta que quienes se levantaron contra el régimen eran apenas unos pequeños estudiantes llenos de sueños y esperanzas.
“Para nosotros el 28 de agosto es el levantamiento y la encendida de la llama de nuestro pueblo matagalpino, y la juventud rebelde. Ya estaba agobiado el pueblo sobre los asesinatos, secuestros de nuestros estudiantes, obreros y campesinos”, rememoró Romero.
A 37 años de aquella insurrección, explicó que el detonante de esta lucha fue el asesinato del estudiante Alberto Chavarría, a quien ya muerto, los niños, lo cargaron en los hombros y lo llevaron a las calles de Matagalpa, gritando el basta ya a tanta represión y muerte.
“Tuvimos una organización con la vanguardia del Frente Sandinista, a través de la Asociación de Estudiantes de Secundaria (AES), los comités de acción popular de barrios, organización de los trabajadores de la salud y la educación”, explicó.
Se vienen cumpliendo los sueños de los niños
La mayor satisfacción que tiene Romero ahora, tras haber participado en aquella lucha, es que el Frente Sandinista está cumpliendo los sueños de los héroes y mártires, impulsando proyectos de educación, salud, el levantamiento económico del nuestro pueblo, electrificación, y la construcción de más carreteras.
Carlos José Blandón (Arístides), fue otro de los niños que participó en esta insurrección.
“No olvidamos el ruido de las metrallas. Los que pasamos esa etapa siempre recordamos ese ruido, y tenemos recuerdo de ese temor”, sostuvo.
Explicó que fue torturado por la Guardia muchas veces, mucho antes que este grupo de niños, estudiantes del Instituto Eliseo Picado, se insurreccionaran.
“La Guardia actuó como criminal, baleándonos. No nos tuvieron lástima, a pesar que nosotros solo teníamos pistolitas 22 y la bomba de contacto”, indicó.
Sostuvo que en aquel tiempo ser jóvenes era un delito. Porque se involucraran o no a la lucha, la Guardia siempre los acribillaba o torturaba.
Para Elin Rosario Montes, la participación de jóvenes adolescentes fue importantísima y determinante en esta insurrección del 28 de agosto de 1978.
“La valentía de estas chavalas, es un ejemplo en la historia de Matagalpa. Estaban revestidas de una gran responsabilidad en beneficio del pueblo. Vivíamos momentos difíciles ante el régimen somocista”, aseguró.
Niños, pero con una moral muy grande
Elin recordó que durante ese momento, al ser apresada por la Guardia Somocista, y llevada al centro médico de esta cárcel, vio a un niño que participó en esta misma lucha.
“Era un muy pequeño niño con una estatura moral muy grande, tenía en su mirada una luz, que decía muchas cosas. Pero luego fue asesinado”, sostuvo.
Destacó que la solidaridad se demostró por los frailes franciscanos, sobre todo en el sector Sur de Matagalpa, en el barrio Carlos Fonseca, El Progreso, Apante y Palo Alto.
“Ante la amenaza de los Push and Pull sobre nuestras cabezas, se demostró la organización del pueblo. Había mujeres en las calles llamando a la población, para participar en esta insurrección”, expuso.
Ese día, aseguró que el mismo pueblo, colaboró con estos niños pasándoles armas para luchar; en la iglesia la gente cocinaba, habían grupos que dieron apoyo a los niños, y médicos dando su aporte.
“Veníamos de ver la grandiosa Gesta de la Toma al Palacio, en Managua, y esta gesta imprimió en los corazones mayor convicción y decisión de lanzarse”, explicó Elin.
Se enfrentaron con mucho coraje y valentía
Mauricio José Flores, a quien llamaban Goyo en ese tiempo, también recordó que estando en el Parque Laborío, los estudiantes se enfrentaron a la Guardia, alzaron barricadas, y hasta destruyeron una pala mecánica que los esbirros somocistas habían llevado para derribar estas barricadas.
“En el momento en que nos reuníamos en el Parque Darío, nos rodeó la Guardia, y comenzó a tirarnos bombas lacrimógenas, y nos dispersó en ese momento. El Parque Laborío parecía una hoguera de puro humo, a punta de bombas lacrimógenas. Caían las mujeres desmayadas”, rememoró.
Luego de este primer ataque de la Guardia, explicó que los estudiantes se dispersaron hasta el barrio Palo Alto.
“Vinieron refuerzos de la EBBI de Managua, y otros refuerzos en la zona de Jinotega. Se logró con esta insurrección probar la fuerza de la Guardia. Y luego comenzamos a organizarnos en unidades de combate, y caímos en la insurrección final el 19 de julio”, destacó.
Este histórico combatiente, sostuvo que el sueño de aquellos niños matagalpinos era tener una patria libre, donde hubiera las oportunidades para poder alcanzar la felicidad, la paz y el progreso que hoy viene garantizando el Gobierno Sandinista, encabezado por el Presidente Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo.
Esta entrada fue modificada por última vez el 28 de agosto de 2015 a las 3:33 PM