Por: Stalin Vladimir Centeno
El 31 de mayo del año 2018, el sotanudo Obispo de Estelí, Abelardo Mata, amenazó de Magnicidio al Presidente de Nicaragua, el Comandante Daniel Ortega, a la Vicepresidenta Compañera Rosario y sus hijos, pues, según el Obispo, la amenaza podría concretarse si el Jefe de Estado no abandonaba el poder.
El ultimátum lo hizo vía telefónica en una entrevista concedida al también golpista diario La Prensa: «Por el bien de él, porque no queremos la muerte de él ni de su esposa, ni de sus hijos, mejor se retire a tiempo», vociferó el Obispo, convertido en un despiadado matón; sí, matón, eso dije.
Me pregunto cómo puede este supuesto «Pastor y servidor de Cristo» desear que la familia del Comandante y la Compañera hubiesen sido asesinados, si tal acto es penado por las leyes terrenales y, peor aún, un pecado divino, ya que Dios, en uno de sus 10 mandamientos, deja claro que «NO MATARÁS».
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El entonces Secretario de la Conferencia Episcopal, actuando como un verdadero traidor de todo un pueblo y, además, como un descarado vendepatria, más antes le había hecho llegar una misiva, casi implorando a Luis Almagro, engendro del imperio, que nos aplicara a los Nicaragüenses la tal «carta democrática» de la albañal OEA.
Pero ese comportamiento «matonesco» del sotanudo Obispo, quien en ese entonces también era el vocero de la CEN, no era nada nuevo, porque en el año 2013 había declarado que «habrá otra guerra en Nicaragua» y que «hay alzados en las montañas norteñas»; sin embargo, tan atrevidas afirmaciones del prelado, que más bien su comportamiento pareciera el de un «vocero paramilitar», fueron contundentemente desmentidas por los campesinos de la zona de Jinotega, quienes declararon que esos hombres no eran alzados, sino delincuentes que les robaban el ganado, les agredían, los amenazaban de muerte y secuestraban a sus habitantes.
Abelardo Mata, el susodicho del cual hoy estamos hablando, es el mismo que se desvivía para que se consumara el «matrimonio político» entre Arnoldo Alemán y Eduardo Montealegre en la fracasada unidad liberal, porque Mata quería que estos dos caudillos liberales se unieran en amor eterno, para que derrotaran al entonces candidato presidencial Daniel Ortega, que ya hacía ruido por el respaldo popular que el pueblo le venía manifestando ante la gestión desastrosa de los gobiernos neoliberales.
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Las reuniones en las que los liberales Alemán, Montealegre, otros dirigentes y el mismo Abelardo Mata participaban se efectuaban en las Colinas, en la casa de la ya fallecida liberal doña Cecilia Sánchez; las narices que en esa reunión metieron la iglesia Católica de Nicaragua, así como la Embajada Americana representada en nuestro país, de nada les sirvió porque la tan ansiada unidad liberal jamás pudo concretarse.
Abelardo Mata, que tenía a su cargo la Diócesis de Estelí, llegó a mandar en ella como si de un pequeño Estado se tratara, estando dentro del mismo Estado de Nicaragua.
El comportamiento de este Obispo y falso Pastor fue el de un verdadero diablo, y si era diablo y ya está retirado, entonces es un «Diablo Emérito» que, gracias a Dios, el pueblo de Nicaragua ya descansó de sus diabluras y fechorías.
Esta entrada fue modificada por última vez el 2 de noviembre de 2024 a las 7:36 PM