Por, Stanlin Vladímir.
Antonio Lacayo, primero fue jefe de campaña de la Unión Nacional Opositora (UNO) y posteriormente, ya en el Gobierno, «Toño» mangoneaba a doña Violeta en los 90s. Toda Nicaragua sabe que Lacayo, además de ser su yerno y «Súper Ministro» de la Presidencia, era quien realmente tenía las riendas del país.
Lacayo Oyanguren era el poder tras el trono, y aunque nadie votó por él, fue quien gobernó al país a su gusto y antojo. Cansado de ser la sombra en el poder, Antonio Lacayo decidió en 1996 jugarse la presidencia y conformó su nuevo proyecto político, PRONAL. Se convirtió en precandidato presidencial, pero una resolución del CSE lo inhibió, acabando con las aspiraciones del otrora yerno “súper poderoso”.
Lacayo fue un oportunista, ya que no le bastó disfrutar de las mieles del poder cuando su suegra era la mandataria y él el que realmente daba la última palabra.
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Desde el gobierno de su suegra, Lacayo le hizo la vida imposible al Comandante Daniel, quien pasaba a la oposición. Pero ya en el 2001, cuando el líder rojinegro, encabezando al FSLN y el proyecto político de la primera CONVERGENCIA, le ofreció la cancillería en caso de lograr el triunfo electoral, Lacayo aceptó sin titubear. En su residencia, Lacayo Oyanguren recibió al Comandante Daniel, su fórmula Agustín Jarquín, Luis Humberto Guzmán, Omar Duarte y algunos candidatos a diputados por la CONVERGENCIA.
Entonces, Lacayo le dijo a los medios que una de sus prioridades sería aclararle a Estados Unidos las intenciones del futuro gobierno encabezado por el FSLN, porque “hay mucho nerviosismo de parte de algunos funcionarios que necesitan respuestas y yo con todo gusto se las puedo dar». Estas expresiones mostraban que Lacayo Oyanguren sabía capitalizar los tiempos porque, aunque en esta ocasión se mostraba consciente, no lo fue cuando gobernó en el período de doña Violeta, ya que fue complaciente con el denominado «Consenso de Washington», una idea global promovida por Ronald Reagan y Margaret Thatcher, que consistía en empobrecer a los pueblos mediante la aplicación de privatizaciones de servicios básicos como agua, luz, seguro social y telecomunicaciones.
Antonio Lacayo era un hombre jactancioso y presumido. En su libro «La difícil transición nicaragüense» se atrevió a afirmar que doña Violeta fue presidenta porque él la llevó hasta ese cargo: «Doña Violeta aprovechó para comprometerme, diciéndome que aceptaba ser candidata si yo le manejaba la campaña», y sin titubear, yo le dije que sí. No podía pedirle yo a ella que se metiera a una lucha tan dura como sería aquella por amor a Nicaragua y zafarle yo el hombro”, afirmó Lacayo.
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En abril de 2012, el ingeniero Antonio Lacayo anunció desde Miami y mediante un correo electrónico que padecía de cáncer y que se encontraba en ese país realizándose varias sesiones de quimioterapia para recuperarse de un linfoma que le habían diagnosticado en Nicaragua.
Posteriormente, ya retirado de la política, recuperado de su cáncer y dedicado a la empresa privada, la mañana del martes 17 de noviembre de 2015, el helicóptero Bell modelo 206 L-4 en el que viajaba se desplomó sobre las aguas del río San Juan. A las 07:55 del miércoles, 38 horas después, el cuerpo sin vida de Lacayo Oyanguren fue rescatado.
En el siniestrado helicóptero viajaban cuatro personas: dos empresarios de la Coca-Cola Company, el piloto y el exministro de la Presidencia, quien en ese momento trabajaba para el Grupo Pellas. Según las autoridades, todos los ocupantes murieron por el impacto de la caída sobre el río San Juan y no por sumersión.
Esta entrada fue modificada por última vez el 25 de octubre de 2024 a las 11:12 AM