Los sesudos “periodistas”
Nuestra profesión se ha venido mancillando a pasos agigantados y nosotros los periodistas, somos culpables por permitir que unos cuantos delincuentes políticos, usurpen el título de periodista que jamás obtuvieron, desde dueños de periódicos, camaleones del gremio y activistas políticos.
Éstos sesudos “hombres de prensa”, desde sus desprestigiados medios de comunicación para los que trabajan, se han encargado de asignar el título de esta noble profesión a un criminal que en los años noventa asaltó la embajada de Nicaragua en San José, Costa Rica y secuestró al personal diplomático, de cuya acción terrorista obtuvo medio millón de dólares provenientes de los impuestos de nuestro pueblo.
La mentira, el engaño, calumnia, manipulación y difamación de los medios de comunicación de la extrema derecha, se han convertido en el nervio de la labor periodística de los que se autodenominan “independientes”, pero que en realidad son dependientes del financiamiento del gobierno de Estados Unidos, canalizados a través de la suciedad civil para destruir nuestra amada Nicaragua.
Usurpadores de la profesión
En años anteriores, algunos directivos de las organizaciones periodísticas, abusando de su mandato, desvirtuaron la naturaleza de estructura periodística, al afiliar como integrantes de las mismas a reconocidos dirigentes políticos, entre ellos, a un contralor en funciones en ese momento.
El colmo del manoseo al periodismo es que, en la actualidad ex reos, publicistas, oportunistas y camaleones gremiales, ostentan cargos directivos en una que otra “organización periodística”.
Es precisamente por toda esa porquería en la que se encuentra sumergida nuestra profesión que estamos obligados a refundar y dignificar el ejercicio profesional de los hombres y mujeres de prensa, que nos permita enaltecerla y rescatarla, a fin de que se ponga al servicio de nuestro pueblo y los propios periodistas.
Basta de traficantes
Ese proceso tendría que contemplar además del rescate de nuestros valores y principios, mayor capacitación de los periodistas en el estudio de nuevas tecnologías, cursos de actualización y superación gremial; así como la eliminación del estigma de que los periodistas no podemos pertenecer al partido político de nuestra preferencia.
Buena parte de los periodistas “independientes” gritan a los cuatro vientos que son liberales, conservadores o de cualquier otra agrupación política y nadie los tacha de parcializados en el ejercicio del periodismo.
No obstante, cuando se trata de los periodistas sandinistas, se nos niega ese derecho, consignado en la Constitución Política de Nicaragua.
Es momento de que acabemos con nuestra actitud tolerante y hasta cómplice con los traficantes de la información, independientemente de la casta a la que pertenezcan.
Con unidad, perseverancia y dedicación, lograremos impedir que advenedizos continúen adueñándose de los espacios gremiales del periodismo nacional.