Cataluña votaba masivamente este domingo en unas elecciones regionales «históricas» en las que sus ciudadanos podrían entregar el gobierno a una coalición independentista decidida a iniciar un proceso de secesión de España.
«Estoy emocionado y nervioso, hace mucho tiempo que se habla de cómo solucionar este tema y hoy al menos sabremos cuántos hay en cada lado», afirmaba Toni Valls, arquitecto de 28 años.
En un barrio de Barcelona, votaba por la coalición independentista Junts pel Sí (Juntos por el Sí, JxS).
Jonatan Sánchez, de 32 años, pintor en una gran empresa de construcción, lo ve muy diferente: «Votaré que no», decía en Badalona, suburbio obrero de la capital.
«Mi trabajo podría verse afectado, mi compañía está en Barcelona pero trabaja mucho en el resto de España y también en el extranjero y no tengo claro qué pasará después», explica.
Unos 5,5 millones de catalanes estaban llamados a las urnas. Y hacia media tarde, la participación era muy superior a los comicios anteriores.
Un 63,14% de electores había votado a las 17:00 (1o:00 de Ecuador), 6,8 puntos porcentuales más que a la misma hora en 2012, año que ya había batido récords de participación.
«Hoy en Cataluña hay una gran victoria de la democracia. El resultado lo sabremos esta noche, veremos quien gana, quien no gana. Pero la democracia ya ha ganado», afirmó el presidente catalán saliente, el independentista Artur Mas.
Tras más de dos años pidiendo un referéndum de autodeterminación como los celebrados en Quebec o Escocia, sistemáticamente denegado por el gobierno conservador español de Mariano Rajoy, Mas apostó finalmente por convocar estas elecciones anticipadas y dotarlas de un carácter plebiscitario.
A ellas se presenta junto a independentistas de izquierda y derecha y numerosas figuras de la sociedad civil, incluido el exentrenador del FC Barcelona y actual técnico del Bayern Múnich Pep Guardiola, en Junts pel Sí.
«Tengo el corazón dividido, en el fondo no quiero la independencia, no me convence el separatismo pero estoy harta de que no nos escuchen» en Madrid, afirma Conchi Machado, 61 años, trabajadora de un comedor escolar. «Por eso voto JxS, para ver si por fin nos escuchan y se dan cuenta que aquí pasa algo».
El voto antiindependentista queda disgregado entre el centrista Ciudadanos, el izquierdista Podemos, el Partido Socialista y el conservador Partido Popular (PP) de Rajoy, cuya campaña se centró en Barcelona y su área metropolitana, donde viven 3,2 millones de personas.
¿El objetivo? Movilizar a los votantes no secesionistas, mayoritarios según los sondeos, especialmente en esta zona, pero menos activos políticamente.
«Parece que vamos hacia una participación histórica y éste era el primer objetivo que nosotros nos habíamos marcado, que fuese a votar todo el mundo», se felicitó el candidato del PP, Xavier García Albiol.
Oficialmente destinados a renovar el parlamento y el gobierno regionales, estos comicios en el fondo van mucho más allá: apostar o no por un proyecto que lleve a la constitución en 2017 de una república independiente en esta región de 7,5 millones de habitantes.
Ello podría abrir un periodo de fuertes turbulencias en España, que en tres meses celebra unas elecciones legislativas donde el gobierno de Rajoy tiene mucho en juego.
Si, junto a la izquierda anticapitalista radical CUP, logran una mayoría absoluta de escaños en el parlamento regional (68 de un total de 135), como predicen los sondeos, Mas y sus aliados prometen iniciar su proceso secesionista.
Rajoy y sus ministros lanzaron mil advertencias contra la secesión: salida de la Unión Europea, fuga de empresas, corralito, caída de exportaciones…
En juego está la región más rica de la cuarta economía de la Eurozona justo cuando ésta deja atrás la crisis y crece a velocidad de crucero. Sin Cataluña perdería 25% de sus exportaciones, 19% de su PIB y 16% de su población.
Rajoy asegura que bloqueará legalmente cada paso hacia la separación, y su partido aprobó recientemente una reforma del Tribunal Constitucional que permitiría inhabilitar a Mas. Mientras, los independentistas amenazan con una declaración unilateral de secesión.
Para el historiador Carlos Gil Andrés, «éste es un momento especial», aunque si no hay una «mayoría aplastante», se «va a reproducir la situación actual» marcada por la falta de diálogo.
«Si hay diálogo se puede encontrar una solución», reclama Toni Medina, de 79 años. No desvela su voto, pero lo deposita con un solo deseo: «que se arreglen las cosas».
Los colegios electorales cierran a las 20:00 hora local y poco después se conocerán los primeros resultados parciales.
Esta entrada fue modificada por última vez el 27 de septiembre de 2015 a las 12:20 PM