Por: Stephen Sefton, 6 de abril 2025
En todas las regiones del mundo existen diversas tensiones sobre los cambios que están ocurriendo en las relaciones internacionales. Las clases gobernantes norteamericanas y europeas saben que han perdido su acostumbrada influencia y control alrededor del mundo. Muchos países del mundo mayoritario apoyan el nuevo orden internacional promovido por China y Rusia y los demás países de la Organización de Cooperación de Shanghai y del BRICS+. Lo hacen porque el sistema internacional sometido al dominio occidental ha obstaculizado el desarrollo humano de sus pueblos.
Este contexto global indica las probables tensiones que van a figurar en la cumbre esta semana de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, así que vale la pena bosquejar su contexto internacional. En general, un número de países cada vez mayor actúan de manera soberana a favor de relaciones internacionales más democráticas y equitativas que les permiten mayor independencia y el verdadero desarrollo humano de sus pueblos. El fenómeno de BRICS+, de la OCS y muchas otras organizaciones regionales significa que las élites occidentales han fracasado en su objetivo de eliminar el poder de los Estados nacionales por medio de la globalización de la ideología del mercado libre.
Ahora, la guerra comercial declarada por el gobierno norteamericano contra todo el mundo, acelera el desarrollo de la nueva realidad en las relaciones internacionales. La administración del presidente Donald Trump sueña en crear de nuevo la economía norteamericana de los años del llamado Arancel McKinley de 1890, hace 135 años. Pero al enfocar solamente en el intercambio de bienes, ignora el intercambio de servicios lo cual es fundamental para las relaciones comerciales y financieras globales y los efectos imprevistos en la estabilidad financiera internacional. De todas maneras, en efecto, el gobierno norteamericano ha reconocido el fracaso de la competitividad de su economía nacional.
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Ciertamente, desde el colapso de 2008-2009, ha sido cada vez más claro que la economía de los Estados Unidos norteamericanos no puede competir con las economías de la República Popular China y sus países vecinos asiáticos. La economía de la Unión Europea tampoco es competitiva a nivel mundial, especialmente después de haber cometido el suicidio económico de boicotear la energía barata rusa que antes facilitaba su prosperidad económica. En cambio, la economía de la Federación Rusa se ha dinamizado en gran medida precisamente gracias al boicot comercial impuesto por los países norteamericanos y europeos de la OTAN. Esta nueva realidad económica mundial necesariamente implica una radical revisión por los gobiernos de los países afectados en el mundo mayoritario de sus relaciones internacionales.
Aun antes de la abierta declaración de una guerra comercial mundial por el presidente Trump, antiguos aliados del Occidente, como Egipto, Emiratos Árabes Unidos e Indonesia, se habían unido al grupo de países BRICS+. La semana pasada se completó un extraordinario acuerdo entre Corea del Sur y Japón, dos firmes aliados norteamericanos, con la República Popular China, objeto de la agresión norteamericana. El acuerdo busca consolidar las relaciones de los tres países dentro de la ya establecida Alianza Económica Regional Integral y en respuesta a las nuevas contraproducentes políticas comerciales norteamericanas. El Ministro de Comercio de Corea del Sur anunció que se «acelerará la creación de un acuerdo de libre comercio» entre los tres países, los cuales se reunieron por primera vez en cinco años para concretar el acuerdo.
Otro ejemplo de las nuevas relaciones comerciales internacionales en desarrollo, ha sido la reciente visita de seis días a la India por el presidente chileno Gabriel Boric. Durante la visita, el presidente Boric firmó un Acuerdo de Asociación Económica Integral entre ambas naciones y comentó “Chile no quiere depender de un solo país”. Este intercambio entre Chile, generalmente un fiel lacayo del gobierno norteamericano, y la India, país miembro de BRICS+ y la OCS, demuestra que en América Latina y el Caribe también existe una significativa tensión entre la atracción de un nuevo orden mundial más democrático y la nostalgia para la estabilidad neocolonial bajo la Doctrina Monroe.
En la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que tendrá lugar esta semana en Tegucigalpa, el gobierno de la presidenta Xiomara Castro entregará la presidencia pro tempore de la CELAC al presidente Gustavo Petro de Colombia. Hasta el momento se ha confirmado la participación de los jefes de gobierno y de Estado, de Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Guyana, Haití, México, San Vicente y las Granadinas y Uruguay. Los demás países de la región enviarán una representación de nivel menor. La cumbre ocurre en un momento cuando el gobierno norteamericano intensifica sus políticas para reforzar su control en América Latina y el Caribe ante una realidad geo-económica internacional progresivamente más adversa. Lógicamente, las políticas explotadoras norteamericanas se acompañan por el militarismo de siempre, como se ve claramente en la presencia de sus fuerzas armadas en toda nuestra región, desde el Caribe y América Central hasta el Cono Sur y Antártica.
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Al tope de la agenda de la cumbre de la CELAC estará el tema de la integración regional, la cual tendrá una urgencia adicional dado la amenaza a la región del agresivo hostigamiento comercial y financiero norteamericano. Entre las posibles secuelas de la guerra de aranceles desatada por el presidente Donald Trump son una notable caída de la actividad comercial internacional, junto con mayor inflación de precios la cual provocará tasas más altas del interés bancaria, todas secuelas muy negativas para América Latina y el Caribe y el mundo mayoritario en general. Al fondo del enfrentamiento entre las economías occidentales y las economías del mundo mayoritario es la lucha entre la extracción parasitaria y el endeudamiento condicionado protagonizada por las élites occidentales y el modelo de inversión productiva e innovación tecnológica y financiera de los grandes poderes del mundo mayoritario.
Los gobiernos de los países revolucionarias Cuba, Nicaragua y Venezuela activamente promueven una cultura de la inversión productiva enfocada en el desarrollo de la persona humana y las familias de sus pueblos. El gobierno de la cuarta transformación en México comparte esta visión. Es una cultura completamente opuesta a los sistemas de oligarquía que prevalecen en los demás de los principales países de la región. Aun en el caso de México, es evidente que los grandes avances para democratizar el país pueden ser revertidos en un futuro por alguna crisis parecida a la crisis del impago de la deuda en 1982. Aquella crisis inauguró el período de los todavía más corruptos gobiernos represivos que iban destruyendo la vida de las familias mexicanas antes de la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador y ahora Claudia Sheinbaum.
La falsedad y fragilidad de las oligarquías pseudo-democráticas que imperan en la mayor parte de América Latina son evidentes a partir de las experiencias en Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay. Para el momento el gobierno norteamericano aplica una modalidad de medidas coercitivas contra México mucho menos agresiva que su genocida bloqueo de Cuba, su guerra no declarada contra Venezuela y las punitivas medidas coercitivas aplicadas contra Nicaragua. Y para el momento México mantiene distancia de la iniciativa del grupo de países BRICS+. Pero las elites norteamericanas no van a perdonar al partido Morena y la presidenta Claudia Sheinbaum si su gobierno sigue mostrando firmeza en defensa de la independencia y soberanía de México.
En Tegucigalpa la cumbre de la CELAC, especialmente bajo la influencia de sus economías más grandes, las de México y Brasil, seguramente va a querer emitir una declaración consecuente sobre importantes temas, por ejemplo para afianzar la región como una zona de Paz, sobre la migración y el cambio climático, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza, los derechos de las mujeres, el comercio y la inversión, además de la seguridad y la defensa regional. Queda a ver si los países miembros de la CELAC serán capaces de dar mayor impulso hacia una integración regional en todos sus sentidos, o defender el derecho internacional con una condena del genocidio en Palestina o montar una defensa comercial unificada contra la agresión arancelaria yanqui o trabajar activamente en cómo terminar de ser principalmente una región que exporta las materias primas.
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En casi todos estos temas, habrán serios desacuerdos de diferentes niveles de intensidad entre el grupo de gobiernos peleles de Argentina, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Panamá, Paraguay, Perú, Republica Dominicana y Suriname contra los gobiernos con mayor dignidad nacional como Brasil, Colombia, Honduras, México y Uruguay junto con los países revolucionarios Cuba, Nicaragua y Venezuela. Los países del CARICOM tienden a tomar posiciones pragmáticas en relación al impacto sobre ellos del tema en discusión. El tema fundamental será hasta que punto las pseudo-democracias de la región serán capaces de abandonar su nostalgia para el abrazo neocolonial de las élites norteamericanas y europeas, y actuar de una manera soberana, independiente y solidaria con coraje e iniciativa, para afianzar el verdadero desarrollo humano de sus naciones y sus pueblos.
Nuestro Co Presidente Comandante Daniel preveía el desarrollo de la situación actual en el mundo desde hace mucho tiempo. Hace casi tres años, en el 43 aniversario de la fundación del Ministerio del Interior, el Comandante Daniel observó:
“El Imperio norteamericano junto con los europeos que no se dan cuenta, no quieren entender que la época de los Imperios ya quedó enterrada para siempre, y que más bien tienen que irse preparando para trabajar en lo que es un Mundo Multipolar. Sí, aquí en Centroamérica este es un, polito, Centroamérica, en la CELAC somos otro polo, en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños somos otro polo… en eso deberían de pensar los Estados Unidos y no estar dando este tipo de declaraciones, lo que hacen es más bien sembrar temor, inseguridad de todo tipo, afectar la economía de los mismos Estados Unidos, que se disparen los precios, que se dispare la Bolsa, que se caiga la Bolsa… ¡Todo eso provocan con estas declaraciones!… en los mismos Estados Unidos, en Europa están claros que China es algo que es una Potencia, 1,400 millones de habitantes, China, con una economía creciendo más rápido que la economía europea y más rápido que la economía de los Estados Unidos. Entonces se dan cuenta los yanquis y los europeos que la economía china se va a colocar ya, en el corto plazo, a la cabeza de la economía mundial y quieren impedirlo a toda costa.”
Esta entrada fue modificada por última vez el 6 de abril de 2025 a las 8:01 PM