Por: Stalin Vladimir Centeno
La Chica Ramírez mide 1 metro con 50 centímetros y su número de calzado es 5. Se ve «rechoncha como una chancha» y es más mala que el mismísimo Diablo. En 2018, en una entrevista en un programa de 100% Mentiras, sin asco y sin el menor escrúpulo, dijo en vivo que su plan era trancar toda Managua, para luego dirigirse al Reparto El Carmen, donde despachan el presidente Daniel y la compañera Rosario.
Esta Chica Ramírez es la misma campesina que se peleaba con el otro campesino, Medardo Mairena, y no es para menos, pues ambos querían dirigir el llamado Movimiento Anticanal, que no era más que un «hueso carnudo» desde el cual seguirían recibiendo jugosos financiamientos de los gringos y los europeos para promover la derogación de la Ley 840 y, de esa manera, oponerse a la construcción de un mega proyecto que sacaría de la pobreza al pueblo nicaragüense.
Francisca Ramírez es una vieja campesina que habitaba en la comarca La Fonseca, allá por Nueva Guinea. Tenía de vecina a su mamá y vivía con su esposo y sus cuatro hijos. Supuestamente, tenía tres fincas donde cultivaba tubérculos y granos para comercializarlos en los mercados de Managua. Además, según ella misma contaba, tenía un camión y una camioneta para transportar, dos veces por semana, productos desde Nueva Guinea hacia el Mercado Mayoreo de Managua, donde llevaban entre 200 y 300 quintales de queso, yuca, jengibre, quequisque, entre otros productos.
Todo estaba bien, pero su pecado fue haberse juntado en reuniones clandestinas con los tóxicos del MRS, quienes la sonsacaron, y obviamente con todo el gusto de ella, porque campesina dunda no es. Le dijeron que por venir a Managua a protestar contra los diputados de la Asamblea Nacional, así como crear caos en todo el país, su vida cambiaría como por arte de magia, porque los «cheles» estaban desesperados por soltar la millonada de dólares, ya que le temían a los chinos asentados en la región. Por lo tanto, los yanquis estaban dispuestos a regalar a su propia madre si era necesario, pero era urgente sabotear la construcción del Gran Canal.
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Los medios mercenarios de la derecha la ensalzaban llamándola «la lideresa anticanal», y ella se envalentonaba y gritaba más improperios contra nuestro buen gobierno sandinista. Esta campesina, que personifica el odio y la maldad, era la misma que desde afuera se oponía a que se levantaran los tranques, aduciendo que era una presión para provocar la renuncia del presidente Ortega. Mientras el pueblo nicaragüense moría, uno tras otro, en los tranques de la muerte, esta vieja se echaba los reales al delantal, porque era la cabecilla de los tranques. Por tanto, se daba el lujo de cobrar peaje para que la gente o los transportistas pudieran pasar sin ser asaltados o asesinados.
Pero no solo eso: esta «chancha tranquera» tenía varios camiones de su propiedad que pasaban con toda libertad por y entre los tranques, con todo tipo de productos que ella comercializaba a diestra y siniestra, mientras el pueblo pasaba hambre porque los alimentos no podían llegar a abastecer los mercados de la capital. El colmo de los colmos es que entre esos camiones había uno que transportaba queso, y entre los quesos iba incluso un muerto de ipegüe.
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El 25 de septiembre de 2018, Francisca Ramírez huía con el rabo entre las patas, y lo hacía por puntos ciegos, donde logró entrar ilegalmente a territorio costarricense. La golpista Chica Ramírez se fue derrotada, como todos los demás golpistas. La supuesta líder anticanal se fue y hasta el tufo se llevó…
Esta entrada fue modificada por última vez el 4 de noviembre de 2024 a las 11:44 AM