El gigante asiático China ha empezado a aumentar el uso de lluvia artificial para combatir la sequía que se ha convertido en un problema y afecta a zonas del centro del país en los últimos días, han informado esta semana diversos medios locales.
El empleo de la técnica de ‘siembra de nubes’ para provocar lluvia artificial no es algo nuevo para China, uno de los que más está usando este sistema. Sin embargo, la excepcional sequía, junto algunos resultados positivos obtenidos en años anteriores, parecen estar impulsando la lluvia artificial.
Distintos departamentos meteorológicos de las provincias de Hubei (centro) y Hunan (centro) están utilizando a sus “cazadores de nubes” (aviones específicos para ello) para provocar lluvia con unos cohetes que vierten en las nubes sustancias condensadoras, como el yoduro de plata, lo que acelera las precipitaciones.
Al menos en algunos casos la experiencia para haber dado resultado. En la tarde del 17 de agosto, una abundante y oportuna lluvia en una ciudad de Hubei alivió de manera efectiva las altas temperaturas y la sequía que asolaban la zona desde mediados del verano.
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Cómo logran hacer llover
Para estas precipitaciones, los «cazadores de nubes» en el distrito de Xian’an transportaron cohetes cargados con estos productos químicos durante más de 500 kilómetros.
«No es tan fácil aumentar artificialmente la lluvia, ya que hemos estado listos desde el 19 de julio para ‘disparar el cañón’ cuando llegara el momento», afirmó Yu Xiaoyao, jefe de la oficina meteorológica del condado de Taoyuan en declaraciones recogidas por el diario Hunan Daily.
«La mejor lluvia artificial requiere nubes adecuadas en el cielo, con unas capas que tengan un grosor de 2 a 3 kilómetros”, añadió Yu. De ahí que hubiera que esperar el momento adecuado.
El Ministerio de Recursos Hídricos informó en un comunicado el miércoles que la sequía en toda la cuenca del río Yangtze estaba «afectando negativamente la seguridad del agua potable de la población rural y el ganado, y el crecimiento de los cultivos».
Esta insólita sequía en algunas zonas del centro de China, acompañada de una ola de calor igualmente inaudita, ha provocado la suspensión de la actividad en numerosas fábricas por el aumento de la demanda de energía y una producción incapaz de asumirla, con amenazas de cortes en zonas residenciales.
La actuación de China en materia de lluvia artificial durante este verano no es algo aislado, sino que forma parte de un plan de largo alcance.
Un proyecto muy ambicioso ejecutándose
El gigante asiático anunció hace ahora dos años un ambicioso programa para manipular la climatología en un área de nada menos que 5,5 millones de kilómetros cuadrados para 2025. Fundamentalmente, el método es el de rociar las nubes con yoduro de plata.
Se trata no solo de conseguir lluvia, sino de evitar el granizo, perjudicial para la agricultura. El objetivo del plan es lograr para ese año que “el área protegida por las operaciones de prevención de granizo llegue a más de 580.000 kilómetros cuadrados”, informó el gobierno chino.
El programa quiere servir para actuar en la prevención de catástrofes, la producción agrícola, la respuesta ante incendios forestales y de pastizales, así como en la gestión de altas temperaturas inusuales o sequías.
Siembra de nubes una necesidad evidente
China, en realidad ya ha utilizado el sistema de siembra de nubes para limpiar la atmósfera ante la celebración de grandes eventos como los cónclaves del Partido Comunista en Pekín, el último de ellos hace dos veranos. De este modo se logra reducir la contaminación de la ciudad.
Además, alrededor de 50.000 municipios ejercen la siembra de nubes de forma habitual para evitar daños en sus campos de cultivo, lo que pretenden es sacar la lluvia antes de que se produzcan las temidas tormentas de granizo.
Esta entrada fue modificada por última vez el 26 de agosto de 2022 a las 10:27 AM