Estamos cumpliendo este 11 de julio, 129 años del Triunfo de la Revolución Liberal que sacó a Nicaragua del oscurantismo y la ignorancia. Transformó desde sus raíces la sociedad política de la época e hizo a los individuos, artífices de su propio destino.
La Revolución de Zelaya de 1893, fue una verdadera revolución. Una revolución que transformó, como las verdaderas revoluciones, las estructuras del país. Fue un cambio total y radical en todos los sentidos: en lo social, en lo político, en lo económico, en lo ambiental, en el progreso, en la esencia y cambio de las instituciones. Porque son las instituciones las que cambian la estructura de un país, dándole un nuevo rostro, un nuevo comienzo, una nueva visión, una nueva dimensión. Después de la Revolución Liberal Nicaragua no fue igual. Se logró la democracia, la libertad, la igualdad, la mejoría de todos, con la construcción de un nuevo modelo de vida.
Pasamos de ser un país casi medieval a un país lanzado en los rieles del progreso y del desarrollo. No fue un simple cambio de personas, de líder o de dirigentes. No fue un cambio cosmético. No fue un accionar de cambiarlo todo para no cambiar nada, para volver a ser lo mismo. Fue un cambio brusco y sin contemplaciones hacia lo nuevo, lo trascendental, hacia la modernidad.
Con la Revolución Liberal Nicaragua cambió totalmente su organización, su dimensión, su economía y su marco jurídico. El pensamiento liberal iluminó todas las instituciones y trajo transformaciones legales, políticas y el país dejó de estar en el atraso, incultura, las tinieblas, la ignorancia y el analfabetismo.
Por eso es que la Revolución Liberal de Zelaya, ha marcado la historia del país porque Nicaragua dejó de ser lo que era, una sociedad atrasada donde una minoría explotaba a los otros y donde se decía, por ejemplo, que a los campesinos y a los humildes no había que enseñarles a leer porque eso significaba que pasarían del campo a la ciudad y no habría quien cultivara la tierra. Era una sociedad casi esclava.
Todas esas mentalidades oscurantistas y retrogradas fueron eliminadas de Nicaragua y predominó la igualdad. Todos iguales, la cultura, la educación. Vinieron profesores de Europa, se abrieron escuelas por todos lados, se abrieron hospitales, se trajo la luz eléctrica, se trajo el agua potable. Se cambió todo el equilibrio de poder en lo político y el derecho. Se les dio acceso a las grandes mayorías. Trastocó las raíces de la sociedad para cambiarla. Pero un cambio para mejorar, para desarrollar para progresar en beneficio y el despertar del país.
Estas transformaciones se dieron porque el liberalismo se define como una recta trazada al infinito que trasciende en el tiempo y en el espacio. Ha hecho que las sociedades y los pueblos del mundo prosperen, progresen y se transformen en beneficio de las grandes mayorías.
Hoy por hoy el liberalismo sigue presente y generando cambios en el mundo. Es la ideología de la libertad. Y por tanto abierta a la democracia, a la justicia y a la paz. Y como decíamos en el pasado, si hay liberalismo, se logra el orden y el progreso y todo lo bueno para las sociedades, al lograrse el ejercicio de todos los derechos humanos y la plenitud del bienestar social.
En Nicaragua el liberalismo por las diferencias y las ambiciones personales de los pseudo líderes del Partido Liberal, después de ganar en 1996 las elecciones, se dividió la institucionalidad partidaria y se permitió que se perdiera el ejercicio del poder. Tenemos que reconocer que los gobernantes que se decían liberales, sólo gobernaron para una cúpula, para enriquecerse y transformar al estado y al erario público en un botín, descuidando el bienestar del pueblo. Pero esos no eran liberales y no era liberalismo. El verdadero liberalismo es el que acompaña a su pueblo y lo lleva a hacia las transformaciones necesarias para una vida mejor. El verdadero liberalismo es el que construye progreso, paz, libertad, que hace que las grandes mayorías desposeídas avancen en su desarrollo y logren las reivindicaciones sociales, que los transforman en ciudadanos dignos, con educación, salud, etc., para una vida mejor.
Hoy los liberales estamos en alianza con el FSLN para llevar a Nicaragua hacia esos objetivos y transformaciones. Hoy por hoy los liberales y junto al FSLN estamos impulsando y defendiendo la democracia, la justicia y la libertad en el país. En ningún gobierno del pasado se habían logrado las transformaciones que se han logrado en salud, en educación, en carreteras, en infraestructura, medio ambiente, en energía eléctrica, agua potable, etc. Como liberales, nos sentimos satisfechos en acompañar a nuestros aliados en el gobierno, para darle a los nicaragüenses ese programa y ese proyecto, esos beneficios que los liberales compartimos y deseamos para los ciudadanos.
Estamos aliados con el FSLN porque está realizando el ideario y el pensamiento liberal. Nosotros los liberales estamos apoyando y apoyaremos a aquellos que quieran lo mejor para la patria. Que quieran que Nicaragua tenga soberanía plena. Que Nicaragua esté defendida ante el injerencismo extranjero y que la economía y el desarrollo social se aumenten y prosperen para el logro de los pobres.
Ahora se ha realizado el eterno sueño liberal, unir por carreteras al Caribe con el Pacífico integrando dos regiones que prácticamente eran dos pueblos sin comunicación y con diferencias ancestrales. Hoy tenemos, además, la carretera a San Carlos que une al pacifico con el Río San Juan. Tenemos la carretera a Bluefields y tenemos por terminar la carretera hacia Bilwi. . Estos son ejemplos de un buen gobierno que está realizando las obras que tenía en proyección el liberalismo y que los gobernantes liberales no pudieron realizar por su mala fe y afán de beneficios personales. Por eso hacemos nuestras todas estas obras, todo este progreso, todo este desarrollo porque como liberales pensamos en Nicaragua y creemos que el beneficio debe ser para todos y no para unos pocos. Estamos restituyendo los derechos del pueblo y fortaleciendo las instituciones del estado para gobernar con equidad y justicia. Compartimos la voluntad de nuestro gobierno, que sintetiza el ideario liberal, “caminando en la ruta del desarrollo, progreso y bienestar, enfrentando la pobreza, defendiendo los derechos fundamentales de los nicaragüenses. Garantizando los fundamentos de la nación, su independencia, soberanía, para crear un nuevo orden en el país, justo, solidario y en paz.
Estamos, este año, nuevamente ante Zelaya, ante Zeledón ante Sandino, reiterando nuestro compromiso por continuar en ese esfuerzo de construir una sociedad mejor. Sandino, Zeledón, Zelaya, todos liberales, son bases fundamentales y prohombres de Nicaragua que nos dieron el ejemplo para que continuemos en el esfuerzo, de que todos los nicaragüenses vivamos en paz y en felicidad. El liberalismo es una filosofía que está más allá de los oportunismos, las traiciones y de las intenciones nefastas. El liberalismo está más allá de los pensamientos que limitan la voluntad. Se dice que el liberalismo es voluntad, fortaleza, sacrificio, solidaridad y por sobre todas las cosas, amor a la humanidad. Es una continua evolución y transformación. Es cambio, mejoría, avance, desarrollo, modernidad, prosperidad e igualdad. Por eso es que estamos comprometidos en el proceso de la construcción de una Nicaragua libre, nacionalista, patriótica y con un futuro en libertad y con visión de progreso y desarrollo.
Por eso hoy más que nunca le decimos a los nicaragüenses que los liberales estamos presentes y luchando por construir una sociedad en libertad, igualdad y fraternidad, que son los pilares fundamentales del liberalismo.
Siempre más allá.