Por, Stanlin Vladímir.
Con la sabiduría que le caracterizaba al Comandante Fidel Castro (q.e.p.d.), tildó de cubanos gusanos a los contrarrevolucionarios. Ese calificativo para los enemigos del pueblo cubano y de la Revolución resulta denigrante; sin embargo, tiene cierta base científica. De todos es sabido que los gusanos se arrastran, y eso, precisamente, es lo que hace la mayoría de los llamados disidentes ante las «lapas verdes» que los financian, procedentes de grupos terroristas de Miami y de la propia administración estadounidense.
Este año, Don Francisco entrevistó a Cristina Saralegui en su canal de YouTube. Una Cristina más vieja, con los párpados y los pellejos caídos, sin brillo y sin fama, fue preguntada por el presentador chileno cómo quería ser recordada cuando muriera, a lo cual Cristina respondió: «como una guerrillera del ejército de la luz que vino a este mundo para hacer el bien y que nunca le hizo daño a nadie».
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Se lee muy bonito, pero es tan falso como que los cantantes de Milli Vanilli no hacían playback en sus canciones. Cristina sí le hizo y sigue haciendo daño al pueblo cubano, donde ella dejó su ombligo pero que se fue después para abrazarse con el imperio, el verdugo de la Isla que ha impuesto un criminal bloqueo económico y financiero por más de 60 años contra ese valiente pueblo, lo que ha provocado hambre, miseria, desabastecimiento de alimentos, el colapso de la economía, la falta de acceso a medicinas y el derecho de esa nación de hacer negocios libremente con el país que se le plazca.
Desde su «show de Cristina», en Univisión, la periodista cubana montó una feroz campaña contra la Revolución; ya estando fuera de la cadena, respaldó en tiempos de la pandemia del Covid-19 que el imperio apretara las tuercas y prohibiera la llegada de material sanitario para combatir la enfermedad. De esa manera, el gobierno cubano no podía adquirir equipos de primera línea específicamente: tanques de oxígeno, aparatos para intubación, máquinas de respiración artificial, mascarillas, alcohol, entre otros. No solo eso, Cristina, aprovechándose de la proyección que le dieron todos los años que estuvo en Univisión, generó opiniones desde las redes sociales a favor del bloqueo, el que ya sabemos cumple un solo objetivo: asfixiar al pueblo cubano para provocar una revuelta y justificar una posterior intervención militar.
Pero el karma existe, sino pregúntenle a Cristina Saralegui, la cual fue echada como un perro de la cadena Univisión, medio de comunicación al cual la cubana le dio gran parte de su vida, pero cuando los ejecutivos vieron que Cristina ya estaba vieja y no levantaba el rating, decidieron correrla; es más, ella misma confiesa que se sintió «como una porquería».
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«Yo me sentí como una porquería de persona», se sinceró. «Le pregunté a la persona que me lo estaba haciendo saber, le dije: ‘¿tú me estás botando?’ Porque no lo podía creer. Me dijo: ‘no, no, no, tú vas a seguir haciendo especiales para la cadena’.
Le dije: ‘¿dice quién? Yo no voy a hacer ningún especial para esta cadena. Bye’. Y cogimos, nos montamos en el carro, mi esposo y yo, y nos fuimos a un bar, pedimos dos martinis y nos miramos en la cara y yo le dije: ‘¿y ahí qué pasó?, ¿qué fue eso?’ porque todavía en el bar no sabíamos qué había pasado porque no lo podíamos creer».
«Yo tenía 63 años, quiere decir que después de haberles dado mi vida me quedaban dos años solamente para retirarme con honores con una fiesta bonita, con mis empleados conmigo, que eran mi familia, y no esperaron ni esos dos años para hacer lo que hicieron, que fue muy feo», apuntó.
Esta entrada fue modificada por última vez el 5 de noviembre de 2024 a las 2:32 PM