La vida de Edén iniciaba a penas a los dos años y medio, cuando por cuestiones del destino había terminado de consolidar los fuertes lazos con su nueva familia. Aquella sonrisa inocente con la que recibía el último abrazo de sus nuevos padres y hermanos en el aeropuerto, se dibujaba en su rostro libre de las graves heridas de su breve pasado.
Tras ese emocionante acontecimiento, la pequeña había tenido que cruzar terribles momentos, insufribles para un niño que recién ha visto la luz del mundo.
Cuando fue recibida por el Ministerio de la Familia, Niñez y Adolescencia, su esperanza de vida era casi nula. Un desafortunado accidente familiar le había privado del habla, la vista y la movilidad.
Conocer la situación resultaba desgarrador, inclusive para el personal médico que intervino en su sanación.
La fortaleza de su espíritu, el apego innato a la vida y el cariño de quienes la recibieron en su tibio y afectuoso seno, le permitieron alcanzar el milagro que necesitaba.
Primeros pasos
María Elsa Guido, educadora del Centro de Protección Especial Rolando Carazo, fue una de las encargadas de brindarle atención, garantizar sus terapias y su cuido. Cuando la vio por primera vez, la infante no superaba los 7 meses de vida.
En su mente siempre guarda el recuerdo de verla sumamente delgada y vestida completamente de amarillo, con la necesidad de ser asistida hasta para darse vuelta en la cuna.
«De ese tiempo a esta parte (momentos previos a la entrega) ha avanzado mucho porque nosotros nos hemos dedicado a darle amor, cariño, con dedicación, cuando ella está sana, cuando ella está enferma, nosotros estamos siempre allí», afirma.
Las dificultades en el cuido se presentaban incluso al momento de darle de comer. «Nosotros le enseñamos a comer. Se pone de pie, ya da pasitos alrededor del rin y eso, pues, ha sido una bendición para nosotros», comenta antes de ser interrumpida por el llanto. «Nos duele que ella se va. Pero nos sentimos feliz porque encontró una familia», agrega luego con voz entrecortada.
La funcionaria se declara conmovida, porque en el caso especial de Edén, ve reflejado el trabajo con otros pequeños que custodiados, queridos y restituidos del derecho a ser parte de un hogar.
La voz muda de auxilio llegó hasta Mazatlán, donde la familia Keys, originaria del Estado de Indiana, Estados Unidos, prestaba el servicio misionero de su iglesia.
Al llegar al país llenos de sueños y el nerviosismo de conocer a su nueva hija, los Keys sentían que la fe que ha marcado sus vidas les había destinado a ellos ser los responsables de Allison en su condición, a pesar de haber ya procreado tres hermosos pequeños, dos niñas y un niño.
Para poder ser elegibles como padres adoptivos debieron atravesar un meticuloso proceso, al que se sometieron desde su actual domicilio en México. Allí fue donde sintieron el llamado.
Las exigencias tiene que ver con temas, legales, sociales; pero principalmente, con aquello que haga constar los motivos que los llevan a adoptar un menor. Así lo explica Johana Flores, Directora General Adopción del MIFAN.
«Eso es algo que el equipo interdisciplinario del Ministerio valora y conforme a esa valoración se hace un informe que es subido al conocimiento del consejo y ellos son los que evalúan y determinan si una familia es o no es idónea para una adopción», explica sobre parte de los requisitos.
No obstante, más allá de trámites que pueden lucir burocráticos, lo que hace valer al final la capacidad para adoptar son las calidades morales y humana. «Con Edén es un caso muy especial y muy emblemático para nosotros porque es una niña, que tiene una condición médica muy especial. O sea, muchas familias, dentro de nuestras listas de espera que tenemos, solicitan niños sanos, por lo general. Son pocas las familias que están abiertas a recibir en su seno familiar a niños con condiciones especiales. En este caso, esta familia, dentro de su solicitud, estaba abierta a las condiciones médicas que presentaba Edén», asegura.
Gracias a las políticas de buen gobierno, que se enfocan en la convivencia familiar, el índice de niños en adopción y desamparo se ha reducido en gran medida.
A pesar de que se prioriza siempre que los niños permanezcan en sus hogares biológicos, existen casos como el de Edén, para lo cual la legislación nacional establece el proceso de la adopción.
El encuentro
Sin embargo, a Kelly y a Grant, nada los habría podido preparar para ese primer encuentro cuando estallaron de emoción y derramaron sus lágrimas mientras se fundían en el primer gran abrazo familiar.
Este sería el inicio de un proceso de adaptación, para iniciar luego un posterior proceso judicial de adopción, que a pesar de haberse extendido por más de tres meses en Nicaragua, resultaba ser como el día a día de un núcleo familiar formado desde el inicio.
Los responsables de su evolución durante los tratamientos de equino terapia, comentan que el desarrollo de la pequeña Edén había sido rápido hasta entonces, pero no fue hasta el momento de haberse integrado a la familia Keys, cuando el salto se dio.
La entrada al Edén
Los Keys descubrieron en ese momento que no sería a la niña a la única que le cambiaría la vida. La selección de su nombre no fue al azar, sino más bien la alegoría de lo que sería en adelante su destino.
El Edén, el lugar lleno de paz y la justicia, el elemento que de ahora en adelante estará siempre presente, fue el conjunto seleccionado.
La despedida
El día de su partida, las palabras fluían con mayor facilidad. El padre se sintió más cómodo de contar cómo disfrutaron estos meses su tiempo en la tierra de lagos y volcanes.
Con Edén tuvieron la oportunidad también de enamorarse del país. No tenían ‘desafortunadamente’ muchas noticias de este que consideraron un paraíso en la región. Los volcanes, los lagos, lagunas y paisajes rústicos hicieron también su estancia mágica.
El cabello de Grant se volvió corto y su piel estaba dorada por el sol nicaragüense. La emoción de saber que regresaría a los Estados Unidos con una familia más grande en número y en amor, era clara en su rostro.
«Nos sentimos bien, es más trabajos con 4 niños, pero vale la pena y nuestros biológicos han ayudado mucho y han… están como hermanos y hermanas grandes para ella. Entonces nosotros estamos felices», dijo en un español ya más fluido, comparado al de los primeros días.
Antes de Edén en sus vidas, existía un vacío. Como si un espacio hubiera estado siempre a la espera de ella en sus corazones.
Uno de los mayores retos que ya ha podido superar Edén es el de caminar por su propia cuenta.Antes de subir al avión sus movimientos se mostraron con mayor pericia y su mirada se fijaba con curiosidad sobre los rostros de otros viajantes que cargaban sus maletas rumbo a destinos diversos.
Para Kelly lograr crear este nuevo vínculo no fue algo a lo que le llamaría trabajoso. «Cada persona se siente parte de la familia ahora, parece normal».
El concepto de familia, para ellos está completa sólo cuando en la ecuación se incluye un padre y una madre. «Ella no tenía Papá o Mamá, y no es como pasa, no es como debe pasar para una niña o un niño. Esta es la razón de que hay niños de que necesitan familia, Papá y Mamá».
En Nicaragua Edén se convirtió en el cuarto miembro del grupo familiar Keys, sin embargo sus nuevos abuelos y abuelas, tíos y primos la aguardan también con ansias para seguirle entregando el amor por el que demandó en silencio durante tanto tiempo.
Esta entrada fue modificada por última vez el 20 de septiembre de 2017 a las 12:02 PM