VIRAL / El primer capítulo de Dragon Ball Z se estrenó el 26 de abril de 1989, y no terminaría sino hasta siete años más tarde, en enero de 1996. Marcó las vidas de miles de adolescentes y niños de todo el mundo, y hoy en día, casi cuatro décadas después, sigue teniendo un rincón innegable en los corazones de muchos.
Dragon Ball Z cambió el sentido y la perspectiva de su predecesora. Gokú ya ha dejado la juventud, ya es un padre de familia, algo que parecía impensable, y ha vivido momentos de paz junto a su esposa, Milk, y a su hijo, Gohan. Su estabilidad se acaba cuando la tierra se ve amenazada por un hombre intimidante, que se presenta como Raditz, y que, al igual que Gokú y Gohan, tiene una cola de mono.
Las cosas nunca volverán a ser las mismas cuando el recién llegado revela que es hermano de Gokú, que ni siquiera es humano, y que pertenecen a una raza de mercenarios espaciales llamados saiyajin, que con la luz de la luna llena se convierten en monos gigantescos y salvajes.
Así inicia Dragon Ball Z; Gokú se adentra en sus orígenes, y se ve obligado a enfrentarse a su pasado, pues además ser un extraterrestre perteneciente a una raza guerrera, en primer lugar fue enviado a la Tierra para conquistarla. Gokú y sus amigos terminarán por enfrentarse a muchos de sus rivales más grandes, el príncipe Vegeta, y el tirano Freezer, ante quien Vegeta es un subordinado.
En sus siete años, los personajes de Dragon Ball crecieron, cambiaron, maduraron. El elenco se expandió con héroes y villanos que llegaron para quedarse: Trunks, Cell, Majin Boo, Número 18, Mr. Satan. Los personajes viajaron al espacio, murieron, resucitaron, se enfrentaron a androides de épocas futuras, a monstruos antiguos capaces de destruir el universo entero. Algunos de los villanos más odiados de la saga se convirtieron en los personajes más queridos de los fanáticos, los vimos llorar y sufrir; vimos cómo se establecían en la Tierra, cómo tenían a sus familias.
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Lo que los jóvenes de entonces veían en Dragon Ball era valentía, orgullo, coraje, y jamás rendirse aunque las circunstancias fueran las más adversas. Pues todos los niños querían ser como Gokú, con su corazón inmenso, su bondad sin límites, y capaz de sonreír aunque el destino del universo entero estuviera en sus manos.
Esta entrada fue modificada por última vez el 26 de abril de 2023 a las 10:21 AM