Destensionado, desconcentrado y apático. En tres palabras podría resumirse el argumentario que explicaría el empate del Deportivo en el Camp Nou. Del 2-0 a los 62 minutos al 2-2 al cabo de 24, cuando Busquets, siempre firme e inmaculado, cometió un error fatal.
“Hay que hacer los deberes” advirtió Luis Enrique en la víspera. “Ojo con Lucas Pérez” avisó el entrenador. Y el Depor repitió el empate con que se salvó la pasada campaña para robarle el cuarto punto en el tercer empate consecutivo.
“Es como en Mestalla. Tenemos el partido controlado, bien llevado… Y se descontrola en un momento. Es un golpe duro, pero no más. Nos levantaremos” proclamó Gerard Piqué al acabar el duelo, consciente, de alguna manera, de la dificultad del momento.
“El Depor está haciendo una gran temporada” quiso poner en el plano el central azulgrana… Por mucho que al escenario lo que acude es que en el minuto 86 marcó Santi Mina en València y en el mismo minuto lo hizo Bergantiños en el Camp Nou. Dos goles, dos empates y el entorno revolucionado.
Después de enlazar siete victorias, diez en once partidos con el intrascendente 0-0 en Villanueva entre ellos, dio por pensarse que el tricampeón estaba lanzado.
Pero tras aplastar al Real Madrid en el Clásico, después de marcar 26 goles en 6 partidos, da la sensación de que el equipo de Luis Enrique alcanza el final de año con la reserva.
“Parece inexplicable” reconoció Iniesta apenas concluir el partido, más ocupado en trasladar un mensaje de calma porque “han sido momentos y situaciones puntuales” que en dejarse llevar por la preocupación de un entorno demasiado bien habituado, para el que solo sirve la palabra victoria y que recibe cada empate como una pequeña catástrofe, por bien que deba admitirse la importancia del patinazo en el momento menos oportuno.
Una victoria del Atlético de Madrid este domingo frente al Athletic de Bilbao le igualaría en el liderato y el capricho del calendario podría provocar que debido al retraso de su próxima jornada de Liga acabase este año 2015 en tercera posición, por detrás de los dos equipos madrileños.
“Es responsabilidad mía” cerró Luis Enrique para apartar de la crítica a sus jugadores, ya fueran pesos pesados o nóveles, consciente de que en el tropiezo todos tuvieron su cuota de culpa.
“No es la mejor manera de marchar a Japón” se escuchó en el Palco. Y esa es la realidad instalada en el Camp Nou. El Barça no hizo los deberes que le reclamó su entrenador en la víspera y de sopetón ha empezado a verle las orejas al lobo.
Esta entrada fue modificada por última vez el 12 de diciembre de 2015 a las 6:55 PM