Wilfredo Navarro
10/Febrero/2021
El Coronel Santos López
En diciembre del año 1914 nace un Héroe Nacional, quien es de una gran proyección patriótica y anti-imperialista, para los nicaragüenses. Me refiero al Coronel José Santos López.
Nacido en el municipio de Yalagüina, departamento de Madriz, en la comarca Esquipulas, una zona pobre, abandonada y desarraigada del país.
Fue un hombre de total origen campesino, pero que su legado y su lucha se plasma desde muy niño a la par de otro prohombre de Nicaragua, el General Augusto C. Sandino. Toda su vida la consagró a la lucha revolucionaria, por lograr la libertad y la justicia de su gente: los obreros y campesinos. Santos López fue un hombre ejemplar y digno.
Humilde por su propia naturaleza, fue su mayor proeza y consagración en la vida: la dedicación por entero a la defensa de los valores y la libertad de su patria, olvidándose totalmente de su propio bienestar y su beneficio.
Trabajó desde los 8 años. Cuenta en sus memorias que ganaba 20 centavos al día y que con frecuencia era maltratado corporalmente por los finqueros.
Físicamente, el Coronel Santos López era un hombre delgado, de facciones finas, casi indígenas, pero con una gran fortaleza y carácter fuerte, que aun sin estudios ni preparación escolar, ante su persona se sentía la presencia de un ser de temple humano y el don de un alguien superior.
Esa es la descripción que una vez hicieron del General Santos López y que no está alejada de la verdad. Además de ser sencillo de trato humilde y sobrio, era recto y enérgico en el mando militar y por sobre todo, incansable combatiente.
Era orgulloso de su origen campesino, él decía: “La autoridad de nuestra vida, llena de escasez, el martirologio de los campesinos nos daba más conciencia de la importancia de nuestras vidas. Los campesinos no conocemos ni siquiera una mesa pero sabemos combatir y subsistir. La fuerza siguen siendo los campesinos, con el apoyo de los que saben más”. Esto último lo decía refiriéndose a los de la ciudad.
A la edad de doce años, en uno de sus viajes acompañando a su madre al mineral de San Albino, cerca del pueblo de El jícaro, se encontraron con el ejército de Sandino y a esa corta edad, se integró a la tropa al ver que habían otros cipotes como él, e impresionado por la solidaridad que tenían al compartir todo entre ellos.
Algo muy importante que recordaba el general Santos López, era la gran hermandad que Sandino inculcó a toda su tropa y de la que se hizo un diario vivir. Desde entonces formó parte del llamado “Coro de Ángeles” del ejército de Sandino, que eran niños y huérfanos de doce y trece años, cuya misión eran meter ruido y bulla en los combates y emboscadas para dar a creer una mayor cantidad de soldados, debiendo recuperar en la lucha su arma para combatir.
Además se les encargaba de cuidar el campamento, desinfectar la ropa de la tropa, llevar la correspondencia, salir a poner las emboscadas, cargar las municiones y llevar el agua a las trincheras, por esos algunos les decían “agualeros”.
Los niños soldados del coro de ángeles se forjaron en la lucha guerrillera, por lo que eran muchachos fieros, valientes y aguerridos. De este grupo de jóvenes Sandino sacaba la mayoría de sus oficiales y combatientes más experimentados.
Con ellos, Santos López se hizo hombre en la lucha antimperialista y desde niño se distingue en los combates y es seleccionado por Sandino para las más arriesgadas misiones. Participó en múltiples combates, entre los cuales podemos mencionar el de Yucapuca, Bulcan, El Jícaro, Ocotal, el Zapotillal, Plan Grande, Santa Clara, El Malacate, Murra, Las Cruces, Yalí, Apalí, Telpaneca, Jinotega, Saraguasca, Las Trincheras, Palacaguina, El Sauce, Chichigalpa.
A los 18 años es ascendido a Coronel. El 21 de febrero de 1934 formaba parte de la comitiva que acompañaba al General Sandino en las conversaciones de paz con el Gobierno de Juan bautista Sacasa que culminaron con la muerte de Sandino y sus dos generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor.
El Coronel Santos López estaba esa noche en casa de Sofonías Salvatierra, junto con el hermano de Sandino, Coronel Sócrates Sandino. La casa fue asaltada por tropas de la guardia nacional, hubo un fuerte tiroteo donde muere el hermano de Sandino.
El Coronel Santos López resulta herido en una pierna, pero logró abrirse paso a balazos escapando por los tejados vecinos. Como no conocía Managua, se guío por los rieles del ferrocarril hacia León, llegando cerca del Cosigüina donde se ocultó y fue curado y luego pasó a Honduras.
Sobrevivió ocultándose en el día, pasando hambre y sed. Como él diría después: dormía igual que en la montaña, vestido y con las botas puestas y el arma al alcance de la mano. Su preparación guerrillera fue la que le permitió salvarse. Pues al asalto, comenzó a disparar de inmediato y buscó su escapatoria. Vivió mucho tiempo semi-clandestino en Honduras.
Se entrega en 1961 al naciente Frente de Liberación Nacional que dos años después se le agrega la S de Sandino, que combate a la dictadura de Somoza y participa en la Jornada guerrillera de Raití-Bocay. Siendo fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Hay algo que lo marcó en su vida y lo hacía aparecer a veces como taciturno y lo entristecía. Él tuvo una hija con una campesina de nombre Manuela García. A la mujer la denunciaron como la compañera de Santos López. Un marino sanguinario norteamericano de nombre William Lee, tomó a la niña y la lanzo hacia arriba y en el aire, la ensartó con una bayoneta. Esa era una de las tantas barbaries que les hacían los yanques a los nicaragüenses.
Al respecto, en una parte de sus memorias, Santos López destaca el desprecio que sentían los yanques por los nicaragüenses y en varias partes detalló los vejámenes, torturas y crímenes que cometían con hombres y mujeres y niños campesinos inocentes, al igual que lo hicieron con su pequeña hija. Pero lo más revelador del desprecio yanque, lo narra en sus memorias cuando describe el trato que daban los gringos a los cadáveres de los guardias nacionales que los acompañaban en la guerra, el narra: “Los cadáveres de los invasores extranjeros eran recogidos y transportados por los aviones, pero los de los guardias los dejaban en el terreno, para que fueran devorados por los zopilotes. Siempre sucedió así en todo el trascurso de la lucha”.
A medida que arreciaba la guerra, se aprendieron y desarrollaron técnicas guerrilleras más efectivas. Es en el chipote en donde Sandino da inicio al entrenamiento en tácticas militares.
Ahí comienza una verdadera organización y preparación para la lucha. Escuchemos a Santos López narrar la estrategia guerrillera. “Cuando se rompen los fuegos por diferentes sitios, desde Jinotega hasta el jícaro. Ocotal era un verdadero volcán en erupción, no eran ataques de resistencia sino golpes al enemigo, sorpresivos, en donde se les caía con fuego eficaz y rápido. Los gringos comenzaron a saber lo que era combatir de cerca y no sólo matar sino a ver caer también a los suyos”.
El Coronel Santos López, el niño soldado de Yalagüina, muere el 10 de febrero de 1965 en La Habana, Cuba; después de 4 meses de hospitalización y una larga vida de heroísmo y lucha guerrillera.
En su sepelio recibió muchos honores, siendo enterrado con los reconocimientos de un héroe de la revolución cubana. De él se dijo en uno de los discursos en su funeral: “El ejemplo antiimperialista de hombres como Bolívar, Sandino y el Coronel Santos López no puede morir”. Aquí no se cierra una tumba aquí se siembra una semilla y se abre un capítulo en la historia de América.
El Coronel Santos López fue toda su vida un fiel cumplidor de las palabras de Sandino pues ni siquiera exigió un palmo de tierra para su sepultura. Fue enterrado en un lote de tierra en Cuba, que no era suyo, cumpliendo hasta el final con su sacrificio y moral revolucionaria. El 3 de marzo de 1984, sus restos fueron inhumados y trasladados a Nicaragua para ser sepultados en la Plaza de la Revolución.
Su vida y sacrificio representa el encuentro de las viejas y nuevas generaciones que lucharon y luchan por mantener el pensamiento de Sandino y su firme e inalterable posición antiimperialista ejemplo del indeclinable amor por la patria.
Recordar y destacar la obra, la lucha del Coronel Santos López, es necesaria para que nuestras generaciones aprendan y tomen el ejemplo de su heroísmo y sacrificio que le forjó una vida consagrada a su amada Nicaragua, a su libertad y autodeterminación.
Honor y eterna recordación a los héroes de Nicaragua. Honor al destacado combatiente del Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional. Al miembro del Coro de Ángeles de Sandino. Al guerrillero permanente. Al niño Soldado de Yalagüina. Al coronel Santos López.
Siempre más allá,
Articulo de Opinión: Wilfredo Navarro
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Licenciado en Comunicación Social, egresado de la UNAN-León con especialización en Comunicación Digital Estratégica.