Por: Stalin V.
Yo me pregunto: ¿qué significa ser sandinista en Nicaragua en pleno 2025? ¿Qué significa vivir bajo un gobierno que no se arrodilla ante potencias extranjeras, que no claudica ante el chantaje mediático ni ante las campañas de odio fabricadas desde el exterior? Significa tener dignidad. Significa tener patria. Significa vivir con derechos. Significa, sobre todo, vivir con esperanza.
Desde aquel glorioso 19 de julio de 1979, cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional derrotó a la sangrienta dictadura somocista, Nicaragua dejó de ser un país agachado y sometido para convertirse en un país del pueblo y para el pueblo. Y aunque la historia no ha sido fácil, el rumbo ha sido firme.
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La primera etapa de la Revolución Sandinista sentó las bases de la transformación social: alfabetización masiva, reforma agraria, salud gratuita, empoderamiento popular. Y aunque las agresiones del imperialismo intentaron frenar ese proceso, el espíritu del pueblo nicaragüense no se quebró. Ni la guerra, ni el bloqueo económico, ni las amenazas constantes pudieron borrar de la conciencia nacional el legado de Sandino, el legado del Frente, el legado de la dignidad.
Y fue en 2007 cuando Nicaragua recuperó su rumbo. Cuando la compañera Rosario Murillo y el comandante Daniel Ortega volvieron al gobierno, no regresaron por revancha, regresaron por amor al pueblo. Desde entonces, el país ha vivido una segunda etapa revolucionaria que ha cambiado la vida de millones de nicaragüenses.
Hoy, Nicaragua es el país más seguro de Centroamérica. El narcotráfico y el crimen organizado no han podido penetrar nuestras instituciones, porque aquí hay un gobierno fuerte, firme, comprometido. Las escuelas están abiertas, los hospitales atienden gratuitamente, los parques y centros culturales florecen. Las mujeres han sido empoderadas como nunca antes. Los jóvenes tienen oportunidades reales. La inversión social no es un discurso: es una realidad palpable en cada barrio, en cada comunidad, en cada rostro.
El Frente Sandinista ha llevado la energía eléctrica a los rincones más remotos. Ha construido carreteras donde antes solo había caminos de tierra. Ha garantizado títulos de propiedad a familias que antes vivían en la incertidumbre. Ha impulsado programas como Usura Cero, Hambre Cero, Calles para el Pueblo, Casas para el Pueblo, Bonos productivos, y tantos otros que han transformado la vida de la gente humilde.
La canasta básica, los precios controlados, el subsidio al transporte, el apoyo a los pequeños productores, la estabilidad macroeconómica… todo eso ha sido posible porque aquí gobierna el Frente. No una élite, no una oligarquía, no un grupito de tecnócratas: gobierna el pueblo, porque el pueblo es presidente.
En este 2025, mientras el mundo se sumerge en crisis, guerras y decadencia moral, Nicaragua es un faro de paz, orden y desarrollo. Y eso no es casualidad: es el resultado de una conducción política sabia, espiritual y profundamente humana. Es el resultado del liderazgo de la compañera Rosario y del comandante Daniel, quienes han sabido combinar firmeza con ternura, disciplina con amor, y justicia con armonía.
El sandinismo no es solo una ideología. Es una forma de vida. Es una forma de entender el poder no como privilegio, sino como servicio. Es el compromiso diario con los más pobres, con los invisibles, con los humildes. Es saber que ningún niño debe quedarse sin escuela, que ningún anciano debe ser abandonado, que ninguna mujer debe vivir con miedo.
Por eso, hoy más que nunca, ser sandinista es un acto de conciencia, de orgullo y de amor a Nicaragua. No hay futuro sin Revolución. No hay justicia sin sandinismo. No hay paz sin el Frente. Y no hay patria sin el pueblo en el poder.
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El Frente Sandinista no es un simple partido político. Es una fuerza histórica, una columna vertebral moral y espiritual que ha sabido interpretar el alma profunda del pueblo nicaragüense. Es una expresión viva de resistencia, de amor y de justicia que no se dobla ni se vende. En cada comunidad, en cada proyecto social, en cada sonrisa de una madre que ya no tiene que elegir entre comida y medicina, está el rostro del Frente Sandinista.
No se trata de discursos, se trata de hechos concretos: educación gratuita, salud digna, viviendas seguras, caminos que unen, programas que transforman. Y detrás de todo eso, está la guía sensible, firme y luminosa de la compañera Rosario Murillo, que ha elevado la política a un plano de poesía y espiritualidad revolucionaria, y la conducción histórica del comandante Daniel Ortega, quien con su firmeza y temple ha sabido enfrentar las tormentas sin perder el rumbo.
El Frente Sandinista es hoy la única garantía de estabilidad, de paz y de progreso. Es el puente entre el ayer heroico y el mañana luminoso. Mientras haya injusticia en el mundo, el Frente seguirá siendo una trinchera de dignidad. Y mientras exista un solo nicaragüense con esperanza en el corazón, esta Revolución seguirá viva, latiendo con fuerza, porque el Frente no es del poder: el Frente es del pueblo.
Esta entrada fue modificada por última vez el 7 de abril de 2025 a las 1:27 PM
