El «abuso sexual» dentro de la Iglesia Católica es una aberración que sus miembros no importa su jerarquía cometen con impunidad porque saben que cuentan con la protección del Vaticano y del papa que esté de turno. La «debilidad por la carne humana y si es de niño, mucho mejor, para estos depredadores con sotana», le quita la máscara a un Vaticano que trata de vender «santidad» cuando en realidad es un estado depravado y pedófilo.
La «mafia que mueve los hilos de poder a lo interno, la corrupción del banco del Vaticano, la lucha intestina entre los cardenales para suceder a Francisco, los enfrentamientos entre diferentes bandos políticos, sacuden al Vaticano», pero lo que sigue poniendo contra las cuerdas a este dizque «Estado religioso» son los escándalos de encubrimientos en la historia moderna.
Los abusos sexuales, la pedofilia y otros tantos más, dejan al desnudo y sin máscaras a una iglesia que se muestra cómplice con sus sotanudos e indolente con las víctimas, siguiendo un patrón de comportamiento que durante décadas se aplica con rigurosidad y cuya protección a sacerdotes abusadores se realiza mediante el traslado de estos clérigos, la destrucción de pruebas y la presión sobre las víctimas para que guarden silencio.
En 1922, la Santa Sede estableció el documento «Crimen Sollicitationis», que ordenaba mantener en secreto los casos de abuso. Fue reforzado en 1962 por el papa Juan XXIII y mantenido hasta 2001. En varios países, se han reportado casos de documentos quemados u ocultados por órdenes de obispos y cardenales. En 2019, el papa Francisco eliminó el “secreto pontificio” en estos casos, pero los archivos del Vaticano siguen siendo inaccesibles, en otras palabras, sobre estos hechos el Vaticano avanzó un paso para retroceder dos.
La impunidad para los abusadores inicia al no denunciarlos luego esos sacerdotes acusados son transferidos a otras parroquias o países. Un caso emblemático, sería aquel degenerado Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, quien abusó de menores durante décadas sin ser sancionado. Ah, pero resulta que la mafia vaticana, también hace pagos y compran los silencios de algunas víctimas, pero además castigaron a los sacerdotes honestos e igualmente a las monjitas que decidieron en el pasado, denunciar estos abusos, la expulsión inmediata les fue aplicada a ellos.
En 2002 la arquidiócesis de Boston, liderada por el cardenal Bernard Law, encubrió a cientos de sacerdotes pederastas. Law fue trasladado al Vaticano en lugar de ser juzgado y vivió allí hasta su muerte. Por otro lado, el Informe de Pensilvania en 2018 reveló que más de 1,000 niños fueron abusados por al menos 300 sacerdotes en un solo estado de EE.UU. El Vaticano no tomó medidas contra los responsables eclesiásticos. En Francia, el cardenal Philippe Barbarin encubrió a un sacerdote abusador y fue condenado en 2019.
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Los papas también han sido encubridores a lo largo de la historia de las aberraciones que al interior de las parroquias se cometen y a veces teniendo como únicos testigos las imágenes de los santos. Juan Pablo II quien gobernó la iglesia católica desde 1978-2005 hoy convertido en supuesto Santo. Ignoró denuncias contra Marcial Maciel y otros abusadores y mantuvo el secreto sobre los casos de abuso.
El papa Benedicto XVI que gobernó la iglesia católica 2005-2013 también se hizo de la vista gorda sobre denuncias de sacerdotes depredadores sexuales Actualmente el papa Francisco en el trono de San Pedro desde el 2013 Ha reconocido los abusos y eliminado el secreto pontificio, en 2019 convocó una cumbre sobre abusos sexuales, pero sin sanciones contundentes y al final se demostró que todo era una cortina de humo para tratar de calmar a una feligresía sedienta que exige justicia.
Pero la corrupción y los abusos sexuales se le quedan cortos a los crímenes cometidos por la iglesia católica en el pasado con lo que se conoció como la Inquisición y en la que se utilizaron métodos de ejecución y tortura extremadamente crueles para obtener confesiones y castigar a los acusados según ellos de cometer «herejía».
Algunas de las formas más brutales de ejecución era atando al condenado a un poste y se le quemaba vivo, a menudo en público. En algunos casos, se les estrangulaba antes para «suavizar» el castigo. En otro acto de crueldad el condenado era atado a una rueda de madera y se le rompían los huesos con una barra de hierro antes de ser dejado a morir lentamente y había uno que era menos peor un método utilizado especialmente en España. Consistía en asfixiar al reo con un collar de hierro ajustado por un tornillo, aunque la decapitación más rápida, era reservada para las personas de cierto estatus. La horca también se utilizó, aunque era menos común en los procesos inquisitoriales.
Además de las ejecuciones la Inquisición empleó torturas extremas como la garrucha (suspensión con las manos atadas a la espalda), el potro (para dislocar las articulaciones) y la tortura del agua (antecesora del «waterboarding»). Estos métodos no solo castigaban, sino que buscaban extraer confesiones, muchas veces falsas, debido al dolor insoportable
El Vaticano, también incumple el principio cristiano de preferencia por los pobres pues mientras en el mundo hay pobrezas, el papa y los cardenales siguen acumulando más riquezas.
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El Vaticano posee propiedades en Roma, Italia y en otros países. En 2021, su cartera inmobiliaria fue valorada en aproximadamente 5.100 millones de euros. El Banco Vaticano (IOR): El Instituto para las Obras de Religión (IOR) administra fondos y activos. En su último informe anual, este banco declaró unos 3.200 millones de euros en activos bajo gestión. Los tesoros artísticos del Vaticano, incluyendo obras de Miguel Ángel y Rafael, son invaluables, aunque no se consideran parte de su riqueza líquida.
El presupuesto anual del Vaticano ronda los 800-900 millones de euros, con un déficit recurrente en los últimos años, pero aún hay más porque el Óbolo de San Pedro, este fondo de donaciones, que financia obras de caridad del Papa, ha recaudado entre 40 y 50 millones de euros anuales en los últimos años, en total, las estimaciones del patrimonio neto del Vaticano varían, pero podrían situarse entre 10.000 y 15.000 millones de dólares, sin contar el valor incalculable de su patrimonio artístico, pero en realidad esta cifra podría quedarse corta con la inmensa fortuna que estos traficantes de la fe gozan y manejan en el nombre de Dios.
Esta entrada fue modificada por última vez el 11 de febrero de 2025 a las 1:28 PM