Este domingo venidero, 7 de noviembre de 2021, los nicaragüenses acudirán a las urnas para elegir a su presidente para el próximo período. El presidente Ortega es el favorito y es seguro que la votación mayoritaria le favorecerá y permitirá la continuación de los avances de la revolución sandinista que ha puesto, en primer lugar, los intereses de las grandes mayorías desposeídas y olvidadas por los gobiernos de la burguesía, leales a los intereses extranjeros.
El Gobierno Sandinista ha estado en la mira permanente del imperialismo norteamericano. Les es incómodo por su posición antimperialista y por la postura de solidaridad internacional con los pueblos que luchan por la liberación definitiva. Por eso ha montado una campaña llena de embustes sobre el gobierno sandinista y sobre las elecciones.
Sostienen que Ortega tiene encarcelados a los candidatos de la oposición. Pero esto es falso. A la elección se presentan varios candidatos de la oposición, que por cierto no tienen ninguna esperanza de ganar la contienda. Los que dice el imperialismo y la oposición antipatria no son ni fueron nunca candidatos: no tenían partido, no fueron inscritos por ninguna organización y nunca plantearon sus aspiraciones. Eso sí, son lo que en 1918 organizaron una asonada destinada a impulsar un golpe de Estado en contra del Sandinismo, golpe que era patrocinado económicamente por Los Estados Unidos a través de las ONG que dirigían estos señores que hoy responden ante la justicia nicaragüense.
El gobierno sandinista ha llevado a cabo innumerables obras destinadas a favorecer al pueblo: Hospitales en todas las cabeceras departamentales, carreteras pavimentadas a la mayor parte de las regiones atlánticas que fueron siempre olvidadas, escuelas para todos y, sobre todo, tranquilidad y seguridad en las calles, trabajo para la mayoría y respaldo para aquellos que en el campo producen la riqueza agrícola para asegurar la alimentación del pueblo.
Es por esa razón que los votantes habrán de favorecer con su voto la continuidad de la Revolución al mando del Comandante Daniel Ortega, que se ha convertido en un estorbo para los intereses transnacionales y del imperialismo norteamericano, porque Nicaragua logró la paz, la soberanía y la independencia verdadera en el concierto de naciones.
En Honduras, algunos que dicen ser revolucionarios, han montado una serie de andanadas ofensivas en contra de Ortega porque quieren que Ortega se enemiste con los demás mandatarios centroamericanos, sobre todo con JOH. Pero en las circunstancias en que vive Nicaragua, el gobierno sandinista tiene que practicar la coexistencia pacífica para que, en ausencia de guerra, como ocurrió cuando la contra se instaló en Hondura y la CIA patrocinaba sus actos hostiles a la Revolución, cuando gobernaba Suazo Córdoba y Álvarez Martínez, este último tenía en sus planes invadir Nicaragua.
Ortega debe profesar el lema que rige la política mexicana y que es ley universal ahora: el respeto al derecho ajeno es la paz; los pueblos tienen derecho a su autodeterminación, a la independencia, a la soberanía y a la no intervención extranjera en sus asuntos internos.
Desde Tegucigalpa, envío mis mejores deseos para el pueblo de Nicaragua que, seguro estoy, sabrá elegir para que la Revolución Sandinista continúe, como pueblo en lucha, en el engrandecimiento de Nicaragua y sus habitantes, sin discriminación alguna. 2 de noviembre de 2021.
Víctor Manuel Ramos
Licenciado en Comunicación Social, egresado de la UNAN-León con especialización en Comunicación Digital Estratégica.