El balance provisional del doble atentado de este sábado en Ankara contra una manifestación opositora por la paz subió a 86 muertos, anunció el ministro turco de Sanidad, Mehmet Müezzinoglu.
«Son 62 las personas que murieron en el acto y 24 fallecieron en el hospital», precisó Müezzinoglu en una conferencia de prensa en la capital turca, agregando que resultaron heridas otras 186.
En la manifestación se reunían delegaciones de sindicatos y partidos políticos de izquierda –entre ellos la principal formación prokurda del país, el HDP–, que vinieron de toda Turquía.
«Escuchamos una explosión fuerte y otra de menor intensidad. Hubo un gran movimiento de pánico, y luego vimos cadáveres en la explanada de la estación», declaró a la «AFP» Ahmet Onen, un jubilado de 52 años.
«Una manifestación que debía ser por la paz se ha convertido en una masacre. No entiendo lo que ha pasado», añadió con los ojos llenos de lágrimas.
Un fotógrafo de la AFP vio tras las explosiones cadáveres de activistas en el suelo, con las pancartas que habían traído para la manifestación.
Según un balance provisional del Ministerio del Interior, por lo menos 30 personas murieron y 126 resultaron heridas.
«Maldecimos y condenamos este ataque atroz contra la democracia y la paz de nuestro país», comunicó el ministerio.
Según una fuente gubernamental turca que pidió el anonimato, lo sucedido sería un ataque «terrorista».
«Sospechamos que hay un vínculo terrorista», declaró este responsable sin más precisiones.
Según la agencia de prensa progubernamental Anatolia, las autoridades presumen que la explosión fue obra de un suicida.
El ataque tiene lugar a tres semanas de las elecciones legislativas anticipadas, previstas para el 1 de noviembre. El clima político está caldeado por los enfrentamientos diarios y sangrientos entre las fuerzas turcas y los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), en el sureste de mayoría kurda.
En el lugar de los estallidos se vivieron escenas de caos. Las ambulancias buscaban a los heridos y la policía acordonó la zona, constató la «AFP».
Dos horas después del ataque, los agentes dispararon al aire para dispersar a los manifestantes, que gritaban «policías asesinos», encolerizados por la muerte de sus compañeros en las explosiones, comprobó la «AFP».
Una masacre terrible
«Estamos ante una masacre terrible. Se ha cometido un ataque bárbaro», dijo el copresidente del HDP (Partido Democrático de los Pueblos, prokurdo), Selahattin Demirtas.
La cadena de información «NTV» difundió imágenes de video de un amateur donde se ve a manifestantes cantando y bailando cogidos de las manos, y que de pronto caen al piso por la potencia del estallido.
«Vi a un hombre con la pierna arrancada, tumbado en el suelo. También vi una mano seccionada sobre el asfalto», dijo otro testigo, Sahin Bulut, miembro de la Asociación de Ingenieros de Estambul.
«Es como en Suruç», añadió.
El pasado 20 de julio, un atentado suicida atribuido al grupo Estado Islámico (EI) mató a 32 militantes de la causa kurda en la ciudad turca de Suruç, muy cerca de la frontera con Siria.
Tras el atentado de Suruç arreciaron los enfrentamientos entre el ejército turco y los rebeldes del PKK, que hicieron saltar por los aires un frágil alto el fuego vigente desde marzo del 2013.
Más de 150 policías o soldados han muerto desde entonces en atentados atribuidos al PKK. Las autoridades turcas afirman por su lado que han «eliminado» a más de 2,000 miembros del grupo rebelde en sus operaciones de represalia.
En las legislativas del 7 de junio pasado, el partido del presidente islamo-conservador Recep Tayyip Erdogan perdió la mayoría absoluta que tenía en el Parlamento desde hace 13 años, en parte gracias al buen resultado del HDP.
Tras fracasar las negociaciones para formar un gobierno de coalición, Erdogan convocó unas elecciones anticipadas para el 1 de noviembre, en las que espera recuperar la iniciativa política.
Esta entrada fue modificada por última vez el 10 de octubre de 2015 a las 4:50 PM