La sombra del neoliberalismo otra vez sobre Argentina

Quienes vivieron los duros tiempos del neoliberalismo en Argentina palidecen ahora ante lo que puede significar el regreso hoy de la derecha corporativa a la Casa Rosada de Buenos Aires, en la persona del empresario Mauricio Macri.

Desde la presidencia de Carlos Menem (dos períodos consecutivos 1989-1999) hasta la de Eduardo Duhalde (2002-2003), pasando por la histórica crisis de inicios de siglo, la nación austral fue convertida en el ejemplo más vívido de las consecuencias reales de la práctica neoliberal en su máxima expresión.

La explosión social de diciembre de 2001 marcó el clímax de una crisis total en un país de enormes riquezas, pero saqueado también durante el gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001), quien antes de su elección era visto como un exponente de centro izquierda que podía cambiar el rumbo trazado por una década de administración menemista.

Se trataba de un personaje opaco, sin sangre en el cuerpo, que se entregó por completo al capital local y extranjero y terminó rescatado por un helicóptero desde la azotea de la Casa de Gobierno ante la ira de una población que ignoró el estado de sitio declarado horas antes por el propio presidente.

El despegue de ese aparato abrió una cadena de sucesivas figuras políticas que solo duraron días en el poder, sin conseguir controlar la crisis y el empuje popular por un cambio radical en el país.

Cuando anoche acabaron 12 años de gobiernos progresistas en Argentina resulta importante rememorar aquellos tiempos que terminaron en mayo de 2003 con la llegada a la presidencia del hasta entonces gobernador de la provincia de Santa Cruz, Néstor Kirchner.

«Vengo a proponerles un sueño. Reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación… la construcción de la verdad y la justicia», dijo «el hombre que vino del sur» al inaugurar su mandato y así lo cumplió.

«Formé parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada», sentenció el día inaugural de su mandato. Una declaración hecha ante una docena de presidentes extranjeros, entre ellos Fidel Castro (Cuba), Hugo Chávez (Venezuela) y Luiz Inacio Lula Da Silva (Brasil), quienes asistieron al histórico acontecimiento.

El fin de la impunidad de los dictadores militares y la justicia para sus víctimas, la ruptura con el Fondo monetario Internacional, el enfrentamiento a los poderosos círculos económicos y financieros y el rescate de recursos nacionales de todo tipo ocuparon el centro de las acciones emprendidas por las nuevas autoridades.

La línea política, económica y social de Kirchner mantuvo su total continuidad y ascenso al término de su gestión (2007) con la llegada de su esposa, Cristina Fernández, a la Casa Rosada, quien gobernó ocho años (dos mandatos sucesivos), período en el que sufrió el fallecimiento de su antecesor y cónyuge (2010).

Una mujer admirada por amplias capas sociales y en la escena internacional por su energía, defensa de sus convicciones y un trabajo que dio dignidad a un pueblo depauperado hasta 2003.

CFK, como la conocen popularmente, seguramente continuará su andar político, en tiempos que se avizoran más complejos derivados de la nueva administración que desde hoy gobierna Argentina y seguidora del neoliberalismo que hace solo 12 años hundió a ese país.

Esta entrada fue modificada por última vez el 10 de diciembre de 2015 a las 3:54 PM