La terrible historia detrás de la bomba nuclear en Nagasaki, Japón

El 9 de agosto de 1945 se dio el impacto del dispositivo nuclear Fat Man, compuesto de plutonio y mucho más potente que la bomba de Hiroshima, que cobró la vida de más de 40 mil personas.

Estados Unidos y Japón llevaban 4 años enfrentándose en la Guerra del Pacífico, uno de los mayores escenarios de la Segunda Guerra Mundial en 1945 donde Japón poco a poco empezó a perder.

El presidente de EEUU, Harry Truman, lanzó un ultimátum contra los japoneses el 26 de julio de ese año, exigiendo su rendición incondicional, de lo contrario «les esperaba una destrucción rápida y absoluta».

«Tan pronto supieron que la bomba nuclear funcionaría, se asumió que la usarían», explica a BBC Mundo Michael Gordin, historiador especializado en ciencias físicas en la Universidad de Princeton y coeditor del libro «La era de Hiroshima».

Segunda y última población atacada con un arma nuclear

Después del lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima, el gobierno japonés seguía sin aceptar la rendición ante Estados Unidos, por lo que Estados Unidos amenaza con más atentados si Japón no se rinde y 3 días después lanzan otra bomba atómica, sobre la ciudad de Nagasaki.

La segunda bomba estaba formada por plutonio y no por uranio, como la primera. Fat Man tenía un sistema mucho más complejo que Little Boy y se cargó con seis kilos de plutonio que fueron capaces de liberar una energía equivalente a 21.000 toneladas de TNT, cifra superior a las 15.000 toneladas de la otra bomba.

Nagasaki no era el primer blanco

Ese día, se esperaba que el explosivo cayera sobre la ciudad portuaria de Kokura, un centro industrial muy importante, como también lo era Hiroshima y con un relieve plano que facilitaría la expansión de la onda provocada por la bomba. Pero por razones climatológicas, Nagasaki se convirtió en un blanco militar solo por descarte.

La explosión se produjo a 500 metros sobre el suelo con una cifra inferior a la de Hiroshima, debido a que la ciudad se extiende por varios valles y las montañas protegieron a más del 50% de la ciudad.

A las 11 de la mañana, Nagasaki se convirtió en un infierno donde miles de sus habitantes perecieron ante la radiación y las quemaduras provocadas por semejante detonación. Este nivel de destrucción forzó a Japón a plantear su rendición incondicional después de años de guerra.

Debido a las radiaciones nocivas que causaron las bombas, como la lluvia negra, se duplicaron el número de víctimas en los meses posteriores a las explosiones. Las bombas dejaron más de 200.000 muertos debido a la radiación y, en décadas posteriores, sumaron 400.000 decesos más por problemas de salud relacionados con las bombas, según los datos de la ONU.

Esta entrada fue modificada por última vez el 9 de agosto de 2022 a las 1:33 PM