Por, Stanlin Vladímir Centeno.
El compañero Serguéi Lavrov nació en 1950 y es diplomático de carrera, así mismo, desde hace 20 años, una figura clave en el gabinete del líder ruso, el también compañero Vladímir Putin, además de ser esencial a la hora de analizar los movimientos de Rusia en sus relaciones con el mundo. Lavrov es el negociador ruso por excelencia y conoce muy bien los Estados Unidos por haber vivido ahí mucho tiempo.
Experto en Relaciones Exteriores, fue el representante de su país en las Naciones Unidas durante diez años. Está casado, es padre de una hija que se recibió de politóloga en la Universidad de Columbia y es abuelo de dos nietos.
Nacido en Moscú en 1950, Lavrov es un hombre alto, elegante, seco pero de buenos modales; le gusta vestir trajes finos y corbatas de seda. Solo pierde la paciencia puertas adentro; hacia afuera, su aspecto es siempre impecable, aunque recién haya bajado de un avión. Además de ruso, habla inglés, francés y cingalés, la lengua de Sri Lanka, su primer destino cuando terminó los estudios en el Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú.
Por su lugar en el gabinete, es el rostro de Rusia en el mundo y el gran enviado del Kremlin. Contrario a otros cancilleres que les encanta faltar el respeto a la independencia y soberanía de otros países, el compañero Lavrov se distingue por ser un diplomático respetuoso, humilde y que gusta de escuchar para lograr el consenso debido.
En términos pragmáticos, Lavrov es un negociador sofisticado y conoce todos los secretos de su oficio, a la vez que desconfía de las trampas diplomáticas. No es famoso por proponer, sino por ir desarmando las estrategias de sus adversarios, especialmente aquellos que promueven la destrucción de los pueblos que no se someten al imperio yankee. Es por esa capacidad de derribar los argumentos del otro que se lo conoce en el ambiente de la diplomacia.
El Compañero Lavrov es una figura clave al momento de llevar el mensaje de paz y de un nuevo orden mundial de parte del líder ruso Vladímir Putin, al mismo tiempo que desmiente la campaña de desprestigio que occidente y sus medios mercenarios propagan por el mundo contra Rusia y sus aliados.
Lavrov llegó a su función como embajador en la ONU durante el gobierno de Boris Yeltsin, cuando Putin era primer ministro. Antes de aceptar acompañar a Putin como canciller en 2004, puso una sola condición: poder liberarse de los guardaespaldas una vez a la semana para ir a hacer rafting con sus amigos. Putin aceptó.
El compañero canciller Lavrov comparte con el Presidente Putin la pasión por los deportes, aunque no practican los mismos. Mientras que Putin es fanático de las artes marciales y las cabalgatas, su ministro es hombre del fútbol, del esquí y de la pesca submarina.
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Serguéi Lavrov es un hombre muy culto, amable y educado. En sus tiempos libres, gusta de fumar un poco, pero también escribe poemas y toca la guitarra. Sus colaboradores confirman que siempre es de los que llega primero a la oficina del séptimo piso del edificio del boulevard Smolenski.
En los rascacielos que combinan estilos gótico, barroco ruso y neoclásico, con detalles del arte realista soviético y evidente influencia de los edificios de la época de Stalin, construidos en 1947 con motivo del octavo centenario de la fundación de la ciudad.
El canciller, además, es siempre uno de los últimos en irse de su oficina, a veces cuando ya ha anochecido. Quienes lo conocen saben de sus obsesiones: no soporta tener papeles en su escritorio, ni siquiera una computadora. Toda su vida pasa por una tablet.
Recientemente, Nicaragua celebró 80 años de amistad con Rusia, antes conocida como la Unión Soviética. Cabe destacar que nuestro buen Gobierno, liderado por el Comandante Daniel y la Compañera Rosario, considera a Rusia como el principal pilar para promover el multilateralismo y la cooperación mutua beneficiosa en el contexto de un nuevo orden mundial.
Esta entrada fue modificada por última vez el 29 de septiembre de 2024 a las 4:07 PM