Víctor Manuel Ramos
El Parlamento de la Unión Europea ha aprobado una declaración sobre Nicaragua para señalar que el hermano país centroamericano viola los derechos humanos, no cumple con las leyes nacionales ni las internacionales, que persigue a la prensa, al mismo tiempo le advierte de que no debe aprobar ciertas leyes y termina casi ordenando a Daniel Ortega, Presidente nicaragüense, que deje las Organizaciones de la Sociedad Civil, títeres de intereses extranjeros y que reciben fondos externos, trabajar en paz.
Nicaragua, junto con los demás países centroamericanos, hace 200 años, proclamó la independencia de España; esa independencia fue de mentirillas porque, de inmediato la oligarquía centroamericana anexó el Antiguo Reino de Guatemala al Imperio Mexicano, en contra de la voluntad del pueblo. Cuando el emperador mexicano es destronado, los centroamericanos declaran la independencia absoluta de España y, de cualquier potencia europea y americana el 1º. De julio de 1823 y advierten de que cualquiera que intente vender o poner en peligro la soberanía será considerado traidor y tratado como tal. La verdad es que Nicaragua no ejerció su independencia verdadera hasta que los Sandinistas tomaron el poder, tras derrocar la tiranía sanguinaria, sostenida por los norteamericanos, que presidía la familia Somoza. Hubo luego un paréntesis en el que el Frente Sandinista dejó el gobierno y lo ocuparon los mismos de siempre para retornar al país a la miseria y el abandono del pueblo a su suerte, hasta que nuevamente, esta vez por las urnas, Daniel y el Frente volvieron al poder.
En el mes de noviembre se celebrarán las elecciones para presidente y el Frente Sandinista cuenta con el respaldo mayoritario de la población nicaragüense, en respuesta a las grandes obras físicas y sociales que ha emprendido y efectuado el gobierno popular revolucionario, de tal manera que los sandinistas no tienen realmente una fuerza poderosa que les haga sombra en las elecciones.
Frente a esta situación de orfandad de la oposición y sabedora de que mediante las elecciones libres y limpias no podrá lograr el poder, en 2018, intentaron desestabilizar la vida nacional para intentar un golpe de Estado que tenía todo el respaldo de potencias extranjeras: Los Estados Unidos y la Unión Europea. Resulta que el firme respaldo que el pueblo dio a su revolución hizo que el intento no fuera más que un cohete quemado. Durante ese intento, los opositores a la Revolución y mequetrefes de los yankees, hicieron destrozos, asesinaron militantes sandinistas, con el respaldo de Los Estados Unidos, de la Unión Europea y de un sector de la Iglesia Católica. Daniel no sacó ni a la policía ni al ejército hasta que la situación se volvió demasiado peligrosa y era preciso brindar seguridad a los ciudadanos, muchos de quienes fueron amenazados, secuestrados, torturados, y asesinados. Toda esta actividad destinada a derrocar al gobierno constitucional por la fuerza era respaldada por las ONGs financiadas por los norteamericanos y la Unión Europea.
La Unión Europea puso el grito en el cielo en defensa de quienes fueron apresados y juzgados, de conformidad con las leyes de Nicaragua, por los delitos cometidos. El gobierno de Nicaragua emitió una amnistía en favor de los presos, los que estaban prófugos y otros llamados a presentarse ante la justicia. Eso si se les advertía de que no deberían volver a las mismas andadas.
Ahora, a pocos meses de las elecciones, frente a la perspectiva de que van a perder, los opositores quieren volver a escenificar la misma teatralidad de que el gobierno de Nicaragua persigue, encarcela, mata y hace fraude en las elecciones. En medio de ese acto teatral hacen vehementes llamados a la intervención extranjera, repitiendo el guion que escenificaron cuando llamaron a William Walker que llegó a Nicaragua a apoderarse del país y a sembrar el terror y la muerte.
La Unión Europea se sustenta en el informe que rindió Bachelet, condenando, según ella, la represión al derecho a la libre manifestación, a pesar de que cuando ejerció la presidencia de Chile mandó a los carabineros a reprimir las protestas de los estudiantes de secundaria que reclamaban cambios y reformas sin que fueran oídos. En ese entonces, para Bachelet la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la libertad de protestas eran papel mojado. La señora Bachelet, ahora en un cargo de las Naciones Unidas, como Comisionada para los Derechos Humanos ve lo que no existe en violaciones en Venezuela, Cuba, y Nicaragua, pero cierra sus ojos frente a la crueldad con que reprimen en Colombia, ni llama a tomar medidas en contra de Duque; también ignora lo que ha ocurrido en Chile, las muertes de jóvenes y la crueldad con que los carabineros –asesinos consuetudinarios entrenados por Pinochet- dispararon en contra de los ojos de los manifestantes y dejaron ciegos a centenares y encarcelados otro tanto. Ejercía el poder en Chile, la señora Bachelet, muy a gusto con la Constitución heredada del tirano Pinochet y no se le vio la intención de cambiarla a pesar de los reclamos del pueblo chileno que ahora ha conseguido esa aspiración gracias a la lucha en las calles.
Se queja la Unión Europea de que Nicaragua aprobó una Ley que controla a las ONGs, regula y fiscaliza sus fondos y sus actividades y les obliga a inscribirse en un registro. Eso es atentatorio para la Unión Europea pero no dice nada de Honduras en donde existe una ley similar y sigue colaborando muy complaciente con la dictadura hondureña dirigida por un grupo de narcotraficantes.
Se queja la Unión Europea de que en Nicaragua se persigue a la prensa, cosa que no es así. Pero la UE no quiere enterarse de que la prensa nicaragüense es mentirosa y que tergiversa la verdad. Cuando empezó la epidemia, por ejemplo, publicaron fotos de muertos en las calles por Covid que eran escenas que ocurrieron en Ecuador; esa misma prensa habla de represión, de persecución, de asesinatos, de torturas, pero la Unión Europea toleró el encarcelamiento ilegal de Assange por una causa que terminó desestimada y que sigue prisionero, ilegalmente, porque publicó información periodística que aclaró los crímenes horrendos ejecutados por las tropas yanquis. ¿No les parece que hay en eso una doble moral? En Francia Macron reprimió salvajemente a los chalecos amarillos, en España hay un partido fascista (VOX) que va cobrando muchos adeptos y es el país responsable de innumerables crímenes horrendos cometidos en contra de los indígenas americanos durante la conquista y se niegan a pedir perdón a nuestros pueblos; Bélgica es responsable de actuaciones horripilantes en El Congo y tampoco este país ha dado señales de arrepentimiento y de deseos de reparar los males que causaron a los congoleños; los angolanos tuvieron que ir a la guerra para expulsar a los portugueses, que tampoco han expresado arrepentimiento por sus fechorías; varios Estados de la Unión Europea están en manos de grupos cuasi fascistas; el embajador de la Santa Sede partió hacia Italia con un enorme cargamento de objetos de las culturas precolombina de Honduras, estos tesoros no se han regresado al pueblo de Honduras que es el legítimo dueño. Así que La Unión Europea no tiene la moral suficiente para acusar a los demás de lo mismo que ha hecho a través de sus miembros, pero que ahora, además, esas acusaciones se basan en la mentira fabricada para desestabilizar a Nicaragua para que ese país vuelva a redil de neoliberalismo y se convierta en un paraíso de inversores extraños que solo están interesados en la explotación y el avasallamiento de los nicas.
La Unión Europea, olvidadiza a propósito, no recuerda que Nicaragua es un país libre, soberano e independiente desde que ocurrió la Revolución Sandinista. Lo del 15 de setiembre fue solo un sainete. Por eso ordena a Nicaragua no aprobar determinadas leyes y les dicta la forma en cómo debe estar redactada la Ley electoral y otras disposiciones que realmente se ajustan a las recomendaciones de los organismos especializados de la ONU –organización que por cierto es un fracaso total- y exige no condenar a quienes han violado las leyes. En otras palabras, la Unión Europea no olvida su papel colonial en América y cree que puede seguir ejerciendo el control sobre países que recobraron su auténtica independencia: por eso se atreven a ordenar a Venezuela, a Cuba, a Bolivia (están involucrados en el golpe de Estado en contra de Evo) y a Nicaragua. No toleran que esos países se hayan encaminado por la senda de la libertad y la autodeterminación, quieren que sean nuevamente perritos falderos en la alfombra del Presidente de Los Estados Unidos de América, papel, que en cierta medida, también ejerce La Unión Europea porque cede fácilmente a los chantajes norteamericanos.
Pues no, señores señorías europeos: Nicaragua ya no es colonia, ya no es títere norteamericano ni ha pedido a La Unión Europea tutelaje alguno para dirigir su vida política. Ustedes, señores europeos se irán a sus países, con historias llenas de sangre mediante la represión de otros pueblos y culturas, de regreso con sus ayuditas condicionadas, porque los pueblos de América Latina ya despertaron y no pretenden volver a vivir de limosnas, imposiciones y el asalto de nuestras riquezas. Ahora los europeos deberán saber que en Nicaragua no se tolerará más desestabilización, más financiamiento de los enemigos de la independencia y la soberanía, más periodistas vomitando mentiras, más falsos aspirantes a presidente sin partido político que los respalde conspirando en contra del orden revolucionario. Europa debe comprender esto y su obligación hoy es guardarse sus amenazas, sus sanciones, su prepotencia. Nicaragua no se ha aparecido, en ninguna ocasión, exigiendo en Francia, Bélgica, España, Italia u otro país de la Unión exigiendo lo que deben o no deben hacer. Respeten el principio universal de la libre autodeterminación de los pueblos y el postulado de Benito Juárez de que el respeto al derecho ajeno es la paz. Hoy los fuegos artificiales han iluminado los cielos de Nicaragua, en un aniversario más del triunfo sandinista, como advertencia a Europas y Yanquilandias de que se acabó el sometimiento y que ahora Nicaragua es libre, soberana e independiente.
Tegucigalpa, 19 de julio de 2021