Este jueves 20 de mayo, a los 99 años, transitó a otro Plano de Vida el Hermano Miguel Soler Roca, insigne Educador de origen Catalán, radicado en Uruguay, experto en educación rural y de adultos.
Nació en Barcelona, España en 1922, a los 4 años migró con su Familia a Uruguay donde se formó como Maestro de educación pública rural.
Amigo de la Revolución Popular Sandinista a través de los Comités de Solidaridad en Catalunya; en 1980 participó como voluntario de la UNESCO en la Cruzada Nacional de Alfabetización (CNA), donde capturó en imágenes momentos históricos de esta Epopeya Educativa, las que plasmó en una colección personal de fotografías que donó al Pueblo de Nicaragua, en el marco de la conmemoración del 41 Aniversario de la CNA, y que se encuentran publicadas en portal web: (https://www.mined.gob.ni/album-fotografico-cna/)
Entre 1961 y 1993 desempeñó distintos cargos en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como:
– Especialista en educación rural en el Ministerio de asuntos Campesinos de Bolivia.
– Director del Centro Regional de Educación Fundamental para América Latina (CREFAL).
– Especialista en educación de Adultos en la Oficina Regional de la UNESCO en Santiago, Chile.
– Director de la División de Alfabetización en la sede de la UNESCO en París.
– Consultor de temas educativos de la UNESCO.
En julio de 2006, al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Montevideo, Uruguay, expresó:
“A quienes hoy están estudiando me permito decirles: no se conformen con aprobar sus personales exámenes ni con conquistar sus codiciados y merecidos títulos. No ahoguen sus dudas en cualquiera de las formas del éxito; movilícense en busca de respuestas, piensen en cómo poner los saberes adquiridos a disposición de un país que los necesita, desesperadamente, para brindar sus frutos a esa tercera parte de nuestra población a la que hemos dejado a mitad de camino. No se culpabilicen; pero eviten caer en las tentaciones de una sociedad planetaria que nos necesita enajenados, competitivos, egoístas, buenos consumidores y, sobre todo, distraídos”.
La Comunidad Educativa, transmite un abrazo a su Esposa Matilde Espino de Soler, y a su hija Mariana, con la certeza que su legado de amor a la niñez y juventud nicaragüense estará presente siempre, en la transformación evolutiva de la educación en nuestro país.