Un toque de creatividad puede ser el factor determinante para tener un negocio exitoso. Es el caso de las familias dedicadas a transformar polines de madera en muebles rústicos de todo tipo.
Desde casitas para perros hasta mesas de pic-nic, la variedad no tiene límites para quienes buscan la prosperidad a través del arduo esfuerzo en el barrio El Recreo de Managua.
Yamileth Flores tiene 10 años en el negocio. De ellos ha dedicado 8 a la transformación de polines, aunque aún los vende en su estado original.
“Hacemos mesas, bancos, sillas, roperos, los arreglamos bien, los pulimos para venderlos reciclados”, explica.
Precisamente parte del negocio inicial implicaba la reparación de estos cajones de madera, lo que la motivó en una ocasión a transformarlos completamente y fabricar mesas.
“Primero solo trabajamos con polines y luego ya con las mesas, con los muebles, con sofás, con cajitas, con casas de perros y bien pintados, lijaditos, sellados y enmasillados, todas esas cosas finas que se hace”, recuerda.
Valor agregado
En ese momento supo que el proyecto de los polines era grande y que podía tener mejores ingresos, aplicando a cambio más esfuerzo e ingenio.
“Se necesita mucho el polín, lo ocupan bastante. Entonces quise que se hiciera más grande el proyecto del polín”, afirma.
Al respecto comenta que en cuanto a creatividad no tienen un límite y pone como ejemplo la gran cantidad de muebles que han fabricado.
“Nosotros nos acomodamos a los diferentes gustos que tenga la gente. Hacemos camas. De todas maneras se puede transformar el polín y a la gente le ha gustado, se ha hecho bastante popular lo que es el polín”, comenta.
Generadora de empleos
En sus inicios, el trabajo lo llevaban a cabo entre tres personas y hoy en día el número de trabajadores en el local no baja de 6. En la medida que la demanda aumenta, se contrata a más personas para agilizar el trabajo.
Incluso, ella misma ha venido adquiriendo conocimientos de carpintería y es capaz de armar varias de las piezas que se exhiben en la acera de la pista El Recreo, frente al Colegio Benjamín Zeledón.
“Yo puedo agarrar un polín, lo puedo componer, lo puedo lijar. Le puedo hacer varias cosas a un polín. Yo aprendí ahí mismo en los polines como iniciativa propia”, señala.
En su taller además reciben trabajos por encargos y los precios varían dependiendo el tamaño y la complejidad del trabajo final.
Fuente: El 19 Digital
Esta entrada fue modificada por última vez el 28 de septiembre de 2022 a las 1:25 PM