Mikey García logró su cuarta corona, la de campeón súper ligero de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) en cuatro divisiones diferentes, en una pelea a la que fue como favorito, pero nadie le regaló esa victoria.
Tuvo que trabajarla de principio a fin. El ruso Sergey Lipinets fue un duro rival, que le dio respeto y mérito al triunfo del californiano.
El combate ya le dio un lugar en la historia del boxeo, aprendió mucho sobre el entusiasmo que despierta entre sus fanáticos, nos enseñó mucho sobre esta nueva etapa de su carrera, donde está rompiendo mitos pero también develó muchas incógnitas sobre sus futuras posibilidades ante rivales de nivel superior a Lipinets.
El ruso intentó temprano, pero le costó encontrar la distancia y el ritmo apropiado. García sustento su defensa en el jab, las salidas laterales y su clásico uno-dos para controlar la ofensiva desde un inicio. Lipinets le sintió la mano rápidamente, no puso la presión que requería su boxeo y le facilitó el boxeo a Mikey que obvió las precauciones y fue aumentando golpeo de poder, llegándole con buenos ganchos al cuerpo y al rostro en los primeros minutos.
El californiano, quien ha venido subiendo y ganando títulos desde las 126 libras, subió a enfrentar a un súper ligero natural y con un peso que a la hora del combate llegó a las 147 libras.
Mikey García tiene una empatía especial con la fanaticada y es sinónimo de éxito para cualquier cartelera. Enfrente a quien enfrente, su presentación provocará mucha expectativa.
Fuente: ESPN
Esta entrada fue modificada por última vez el 12 de marzo de 2018 a las 9:36 AM