Por: Maddalena Celano
La revolución nunca ha sido solo una cuestión de hombres. En Nicaragua, las mujeres empuñaron las armas, organizaron la resistencia, desafiaron el terror de la dictadura y combatieron el imperialismo con la misma determinación y radicalidad que sus compañeros. No fueron meras apoyos logísticos ni figuras secundarias: las mujeres sandinistas fueron protagonistas en la lucha de liberación, contribuyendo con su valentía, inteligencia y voluntad incansable a la construcción de un Nicaragua libre y justo.
Desde las primeras batallas de Augusto César Sandino contra la ocupación estadounidense en los años 20 y 30 hasta la resistencia contra la dictadura somocista y las agresiones de la Contra en los años 80, las mujeres pagaron con sangre y sacrificio su compromiso revolucionario. Ya durante la guerrilla sandinista, figuras como Blanca Stella Arauz, esposa y colaboradora de Sandino, desempeñaron un papel fundamental en la transmisión de información y en la organización logística de la resistencia. Con la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en los años 60, las mujeres se convirtieron en una parte esencial de la lucha.
- También puedes leer: Nicaragua ocupa el primer lugar en Equidad de Género en las Américas y el sexto lugar a Nivel Mundial, según el Foro Económico Mundial, así que ¿por qué está bajo sanciones?
Su participación no fue solo militar, sino también política, social y económica. Con la victoria del FSLN en 1979, las mujeres accedieron a los procesos de toma de decisiones, ocupando roles clave en el gobierno revolucionario y promoviendo reformas a favor de la igualdad de género. La revolución sandinista introdujo programas de alfabetización, acceso a la salud y reformas agrarias que beneficiaron especialmente a las mujeres rurales. Sin embargo, su lucha por la plena emancipación nunca se ha detenido.
Amanda Aguilar: Una Vida por la Libertad
Un ejemplo extraordinario de resistencia femenina es Amanda Aguilar, cuyo verdadero nombre era Petrona Hernández. Esta legendaria figura revolucionaria, que vivió hasta los 116 años, fue una de las primeras campesinas en organizar sindicatos para los agricultores en las zonas rurales de Jinotega, al norte de Nicaragua, en un contexto de opresión y desigualdad social bajo la dictadura somocista. Su historia es emblemática de la resistencia silenciosa y tenaz de las mujeres que, a pesar de las dificultades y privaciones, lucharon con determinación por la justicia social y la liberación.
En 1977, Amanda Aguilar, junto a otros líderes campesinos, formó uno de los primeros sindicatos para defender los derechos de los agricultores, un paso crucial en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza. En una región como Jinotega, donde la miseria y el analfabetismo eran generalizados, su organización se convirtió en un faro de esperanza para quienes soñaban con un Nicaragua libre de la tiranía.
Sin embargo, su resistencia no pasó desapercibida. Fue capturada por la Guardia Nacional, el cuerpo paramilitar al servicio de Somoza, y sometida a brutales torturas. A pesar de las torturas, Amanda Aguilar nunca cedió al miedo. Como relató en una entrevista años después: «Me golpearon, me torturaron, pero mi fe en la revolución nunca vaciló. Sabía que luchar por la libertad era la única forma de construir un futuro mejor para mis hijos y mi pueblo.»
- Te sugerimos: Putin, desafía a la muerte: Rusia crea la vacuna que podría erradicar el cáncer para siempre
Amanda Aguilar no fue solo una combatiente; su acción también abarcó una dimensión social y política. Durante la Revolución Sandinista, su figura se convirtió en un ejemplo de cómo la lucha de las mujeres estaba indisolublemente ligada a la construcción de una sociedad más justa. Su fortaleza y compromiso con la defensa de los campesinos empobrecidos se basaban en su visión de justicia social, con la esperanza de erradicar las barreras que oprimían a hombres y mujeres en Nicaragua.
En 2005, cuando cumplió 100 años, Amanda Aguilar fue invitada al Palacio Presidencial para recibir un reconocimiento oficial por su compromiso. Su vida es un testimonio de que la lucha de las mujeres no fue un episodio aislado, sino parte de un proceso más amplio de emancipación y justicia social.
Felipe y Mary Barreda: El Martirio de la Revolución
Entre las muchas historias de heroísmo femenino, la de Mary Barreda merece una mención especial. Junto a su esposo Felipe, Mary fue una figura destacada en la resistencia sandinista, y su martirio se convirtió en símbolo de sacrificio y dedicación a la causa revolucionaria. La pareja participó activamente en el movimiento desde principios de los años 70 y, tras la victoria de la revolución en 1979, continuaron su compromiso en la construcción de una sociedad justa y libre de las injusticias de la dictadura somocista.
Después del triunfo sandinista, Felipe y Mary Barreda decidieron trabajar como recolectores de café en la frontera con Honduras, una zona extremadamente peligrosa debido a la presencia de los contrarrevolucionarios de la Contra, financiados por Estados Unidos. Su labor no pasó desapercibida: el 28 de diciembre de 1982, fueron capturados por la Contra y brutalmente torturados. Su martirio culminó el 7 de enero de 1983, cuando fueron asesinados.
Su sacrificio no fue en vano. La memoria de Mary y Felipe Barreda se convirtió en un símbolo de la resistencia revolucionaria y de la lucha por un Nicaragua libre y soberano. En 1983, el Gobierno Sandinista nombró una plaza en Estelí en su honor y, en 2003, se erigió un monumento en su memoria. En 2007, en el aniversario de la revolución, se estableció un premio anual con su nombre para jóvenes activistas en la defensa de los derechos humanos y la lucha contra el imperialismo.
Las Mujeres en la Solidaridad Internacional
La lucha de las mujeres sandinistas ha representado una resistencia inquebrantable contra el imperialismo y el neoliberalismo, llevando adelante un proceso revolucionario que nunca se limitó a las fronteras de Nicaragua. La solidaridad internacional desempeñó un papel clave en fortalecer su voz y apoyar la revolución sandinista, convirtiendo la lucha de las mujeres en un símbolo de emancipación global.
- Quizás te interesa: Macron, el Napoleón de juguete: Un emperador sin ejército, sin gloria y sin futuro
Estas combatientes no solo desafiaron el patriarcado y la opresión dentro de su país, sino que también construyeron alianzas revolucionarias con movimientos feministas y antiimperialistas en todo el mundo. La Asociación Italia-Nicaragua fue una de las más activas en difundir la causa de las mujeres sandinistas, organizando eventos, publicaciones y encuentros para resaltar su papel determinante en la lucha revolucionaria.
Uno de los eventos más significativos fue el encuentro de Viterbo en 1995, inmediatamente después de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en Pekín. Este evento no fue solo un momento de reflexión, sino una acción concreta para denunciar la opresión imperialista y reafirmar la centralidad de la lucha de las mujeres en la construcción de una sociedad socialista.
En 1997, en Celleno, se celebró otro evento revolucionario, «Mujeres en América Latina«, en el que militantes de todo el continente reafirmaron la necesidad de unir las luchas feministas con el antiimperialismo. Las mujeres sandinistas presentes en este evento destacaron que no puede haber liberación de la mujer sin liberación del yugo capitalista y neoliberal.
Según la antropóloga e historiadora Leslie B. Wood, «La solidaridad internacional no solo proporcionó recursos materiales, sino que también dio un rostro y una voz a las mujeres que estaban luchando por un Nicaragua libre del imperialismo.»
La resistencia de las mujeres sandinistas sigue siendo un faro para quienes luchan por un mundo libre de explotación y opresión. Su historia demuestra que la revolución no solo se hace con fusiles, sino también con la determinación de transformar la sociedad y construir un futuro basado en la justicia y la igualdad.
Esta entrada fue modificada por última vez el 18 de marzo de 2025 a las 5:22 PM
