Nicaragua: «Paz, Paz, Paz» ante la partida del Papa Francisco

Por, Stalin Vladímir Centeno.

En un momento de recogimiento para la comunidad católica mundial, el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de Nicaragua ha elevado una voz clara y solemne ante el fallecimiento del Papa Francisco. Un mensaje oficial firmado por la Copresidenta Compañera Rosario Murillo y el Copresidente Comandante Daniel Ortega ha sido dirigido al Vaticano y a la Iglesia nicaragüense, expresando no solo condolencias profundas, sino también una lectura sincera y valiente de una etapa compleja en las relaciones entre el Estado nicaragüense y la jerarquía eclesial vaticana.

El mensaje inicia reconociendo al Papa Francisco como el primer Pontífice de Nuestra América-Caribeña. Con un tono de respeto, se destaca su procedencia continental y su admiración por San Francisco de Asís, figura esencial del cristianismo, símbolo de humildad, entrega y amor por los pobres. Nicaragua, profundamente creyente y arraigada en los valores del Cristo revolucionario, reconoce la dimensión espiritual del Papa Francisco como un hombre que luchó desde su púlpito por la paz y la solidaridad en un mundo convulsionado.

A diferencia de otras naciones que han preferido emitir comunicados fríos o impersonales, Nicaragua ha hecho algo poco común en diplomacia: hablar con el corazón. El Gobierno Sandinista reconoció que las relaciones con el Vaticano fueron difíciles, «accidentadas», como lo expresa el mensaje, influenciadas por voces altisonantes, manipulaciones y circunstancias dolorosas que entorpecieron el diálogo y sembraron la confusión.

Lejos de maquillar la historia, el mensaje asume con honestidad que hubo distancia, pero también deja ver la altura ética del Gobierno nicaragüense al no renunciar nunca a la fe ni al deseo de reconciliación. La esperanza se mantuvo viva. Nicaragua supo leer con sabiduría las causas del conflicto y resistió las provocaciones con dignidad.

El texto oficial, cargado de espiritualidad y compromiso cristiano, lanza un mensaje que trasciende el momento funerario: Nicaragua confía en que la Iglesia Católica, desde su esencia más auténtica, sabrá retomar el camino del Evangelio. Se expresa el anhelo por una Iglesia que predique con hechos la Paz, la Comprensión, la Armonía y la Cooperación, en consonancia con las enseñanzas de Cristo Jesús.

Ese llamado es también una esperanza dirigida hacia adentro: hacia una parte del clero en Nicaragua que, bajo influencias foráneas, ha promovido la división y ha instrumentalizado la religión con fines políticos. El Gobierno, en cambio, se planta desde la firmeza cristiana y desde la voluntad de paz, en nombre de un pueblo creyente, trabajador y digno.

El Gobierno Sandinista no solo honra al Papa como líder eclesial, sino también como símbolo de un esfuerzo global por promover la paz. Y lo hace invocando la fraternidad, la solidaridad y el sueño de un mundo mejor. Enviando oraciones por el eterno descanso de Jorge Mario Bergoglio, Nicaragua no se queda en la nostalgia, sino que renueva su esperanza en el porvenir.

El mensaje se cierra con una expresión poderosa: “Paz, Paz, Paz!”, repetida como un mantra, como una declaración de principios y como una brújula moral que marca el rumbo de un país que ha resistido, que ha vencido y que sigue creyendo.

El mensaje de condolencias no es un simple protocolo. Es una radiografía del alma política y espiritual del Gobierno Sandinista: transparente en sus principios, coherente en su fe, y esperanzado en el papel que la verdadera Iglesia debe asumir en los tiempos venideros. No hay rencor. Hay claridad. No hay sumisión. Hay dignidad. No hay doble discurso. Hay un llamado verdadero a la paz con justicia, respeto y soberanía.

Nicaragua, desde su corazón cristiano y revolucionario, ha hablado con nobleza ante la partida del Papa. Y su mensaje queda grabado como testimonio de un Estado que, aun en el desacuerdo, no pierde la fe en el diálogo, en la verdad y en la esperanza.

Esta entrada fue modificada por última vez el 21 de abril de 2025 a las 6:08 PM