VIRAL / ¿Le parece a veces que su hijo que es complicado para comer convierte cada comida y refrigerio en una épica batalla por el poder, y no está seguro de cómo proveer la nutrición que necesita? Si es así, no es el único.
Según el artículo que se publicó en una edición reciente de la revista Pediatrics, se puede describir a hasta un 50% de los niños como “quisquillosos para comer”. Y aunque no hay una definición que todo el mundo acepte de ser quisquilloso con la comida, en general, si su hijo pequeño o adolescente es peculiar respecto a lo que come en al menos algunas ocasiones, puede ser que usted tenga a un niño quisquilloso para comer en casa.
“Pienso que todos los padres han dicho en algún momento que su hijo es quisquilloso para comer”, comentó la psicóloga clínica Rachel Busman en un artículo reciente del Child Mind Institute. “Es muy normal que los niños pasen por un período en que son un poco más quisquillosos, sobre todo cuando intentan reafirmar su autonomía”.
Los expertos del instituto anotaron que tener un hijo que sea quisquilloso para comer es una de las “quejas más comunes” de los padres. Aquí, ellos y otros expertos ofrecen a los padres cinco consejos para sus hijos quisquillosos:
Hagan la compra y cocinen juntos
Implicar a su hijo quisquilloso para comer en la compra puede ayudar a ampliar la lista de alimentos que come e incorporar nuevos artículos, explicó Busman. Cuando se les muestra una amplia variedad de sabores y opciones de alimentos, esto puede enseñarles nuevos sabores y texturas de los que podrían disfrutar.
De manera similar, explorar juntos libros o sitios web de recetas y elegir un plato o postre nuevo para crearlo hace que comer distintos alimentos sea una aventura divertida, en lugar de una batalla.
Evite obligarlos a comer alimentos
Jennifer Hyland, una dietista registrada de la Clínica Cleveland, anota que comer alimentos que no les gustan puede hacer que duden de las señales de su propio cuerpo respecto al hambre, sobre todo en la niñez temprana.
“Obligar a comer puede hacer que su hijo desconfíe de su propio apetito, y llevarlo a creer que no puede regular sus propias pistas de hambre”, explicó en un artículo recogido por HealthDay News.
Más bien, permítales comer hasta que estén llenos, aunque esto signifique que algunas verduras se queden en el plato. Esto también ayuda a garantizar que comer no se asocie con el estrés y la ansiedad.
Coman en familia
Tanto Hyland como los pediatras de Healthychildren.org recomiendan comer en familia, para ayudar a crear una sensación positiva respecto a la comida. También sugieren cocinar la misma comida para todo el mundo que vaya a sentarse a la mesa, e incluir en cada comida al menos un alimento que le guste a su hijo quisquilloso, si es posible.
- También puedes leer: Descubren un fragmento ‘oculto’ de la Biblia de 1.750 años de antigüedad
“Haga todo lo posible por cocinar la misma comida para toda la familia. Quizá el niño no se lo coma todo, pero es importante que la presente, y que ponga el ejemplo de que usted mismo prueba estos alimentos”, explicó Hyland.
Tómese el rechazo de la comida con calma
Enseñar a su hijo que la comida que no quiere sigue siendo comida es importante, según el Child Mind Institute. Por ejemplo, quizá haya que enseñarle que el tomate que le da asco no está en realidad lleno de gérmenes malos solo porque no le gusta.
Una forma de demostrarlo es enseñar a su hijo a ofrecerle la comida que no quiere a los demás comensales. Cuando el niño quisquilloso ve a otros familiares disfrutar del alimento, es más probable que comprenda que comerlo es seguro.
Diviértase con la comida
Quizá piense que una presentación agradable de la comida es solo para los restaurantes formales, pero resulta que hacer que la comida tenga unas formas divertidas e incluir una variedad de colores en el plato puede hacer que resulte más atractiva para los niños.
Hyland recomienda ofrecer al niño quisquilloso algo que pueda echarle a la comida si no le apetece, para hacer que sea “más emocionante”. Añadidos como hierbas, aderezos o semillas puede convertir a un artículo que no quiere en un ganador.
“Espolvorear algo puede tener un gran efecto”, aseguró Hyland. “A veces es de verdad así de sencillo”.
La Clínica Cleveland también anota que un niño quizá tenga que probar un alimento de 10 a 20 veces, en promedio, antes de que le guste. Esto significa que su paciencia y persistencia al volver a ofrecer a su hijo quisquilloso los alimentos que ya había rechazado de verdad pueden tener resultados.
Hyland explicó que “lo más importante que un padre puede hacer con un niño que es quisquilloso para comer es ser constante y no rendirse”.
Esta entrada fue modificada por última vez el 13 de abril de 2023 a las 9:21 AM