Obispo Herrera: Otro más del taller golpista

Foto Cortesía / Obispo Carlos Enrique Herrera, golpista.

OPINIÓN / Obispo Herrera: Otro más del taller golpista, escrito por Stalin Vladimir Centeno.

El Obispo Carlos Enrique Herrera Presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, es otro sotanudo amocepado que con su cara de campesino bueno, pretende venderse como el humilde pastor que encarna a una iglesia católica que sigue siendo la opción preferencial por los pobres, cuando en la realidad sabemos que tanto la iglesia católica universal así como la de Nicaragua, abandonaron los caminos de Dios para entregarse en cuerpo y alma al mismísimo diablo.

Este Obispo Herrera, participó en el diálogo nacional de 2018 en el cual sus hermanos en el pecado y la maldad le echaron la vaca a la delegación del Gobierno, junto a las alianza cínica, un demonio creado por los mismos obispos. Herrera se hizo el vivo, pues en las consultas que los sotanudos ahí mismo realizaban con sus asesores, él era uno de los que metía cizaña para que le «apretaran las tuercas al Gobierno» y le botaran todas las propuestas que el ejecutivo hacía en favor del pueblo, entre las que sobresalían, no destruir la economía, levantar los tranques y detener la violencia que perpetraban los golpistas. Ya en el plenario del diálogo este sotanudo Carlos Herrera aparecía sentado al lado del sargento Báez y guardaba silencio para que se quemaran los otros, pero él a lo interno ya había como alacrán, introducido su aguijón venenoso.

El 17 de noviembre de 2021 el también obispo de la diócesis de Jinotega, fue nombrado como el nuevo Presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) para el período 2021-2024. Desde esa fecha hasta hoy, Herrera ha sido incapaz de pedirle perdón al pueblo de Nicaragua por la sangre de inocentes que se derramó en 2018 por culpa del fallido golpe de Estado que fue orquestado por la Iglesia de la cual él es dirigente.

INTENTO GOLPISTA CRIMINAL

Herrera, no ha condenado al cura prófugo Harving Padilla que ordenó tirar a una letrina el cuerpo del teniente Gabriel Vado, torturado, asesinado y quemado antes en los tranques. El Obispo Herrera tampoco ha pedido perdón por la amenaza de muerte que el Obispo Abelardo Mata hizo de forma pública contra el Presidente Ortega, la Vicepresidenta Rosario Murillo y su familia, tampoco sigue sin pedir perdón a los Nicaragüenses por la confesión grabada de Slvio Báez quien se atribuyó ser el cerebro del intento golpista criminal, este Obispo Carlos Herrera culpable por omisión, calla y no pide perdón por el daño cometido por Rolando Álvarez quien conspiró contra la Patria y solicitó sanciones para perjudicar a nuestro pueblo.

Carlos Enrique Herrera debe pedir perdón a los familiares de las víctimas en Diriamba Carazo, durante los tres meses de la intentona golpista. Mujeres violadas, hombres torturados, desaparecidos y asesinados dentro de la basílica menor de San Sebastián, estos asesinos fueron descubiertos por la población y no rindieron cuentas ante la justicia porque la Conferencia Episcopal los protegió, los escondió dentro de la basílica y los disfrazó de monaguillos y monjas.

¡Obispo Carlos Herrera!, pídale perdón a la feligresía sandinista a la que la Conferencia Episcopal que usted preside y con la venia del Cardenal Brenes, expulsaron de la Catedral negándole la palabra de Dios y el derecho a la oración dentro del templo, les cerraron las puertas y únicamente recibieron a los violentos opositores demostrando que ustedes, también son otro partido político opositor en Nicaragua.

De una vez por todas es importante aclarar que en Nicaragua no hay persecución religiosa. Porque la persecución religiosa se define como los ataques sociales o institucionales a personas específicamente por sus creencias religiosas. Lo que hemos visto en los últimos años en Nicaragua, es la investigación y la detención de personas que han infringido la ley, independientemente de sus creencias religiosas.

Esto no es persecución religiosa, no solo no hay persecución religiosa, sino que hay un ambiente de paz, de alegría, porque la iglesia no es una cúpula de sotanudos pecadores de carne y hueso, la iglesia somos todas las personas que hemos abierto las puertas de nuestro corazón a Dios, el Dios que ama, que no odia, el Dios que es vida y no muerte.

Esta entrada fue modificada por última vez el 19 de noviembre de 2024 a las 11:25 AM