“No hay fuerza técnica ni humana que pueda detener esta revolución”, Pedro Aráuz Palacios.
Hablar de Diriomo es hablar de Pedro Aráuz Palacios, el pedazo de terruño que le vio nacer un 6 de septiembre de 1949, fue hijo de Augusto Aráuz y Miranda Palacios López.
Dentro de la jornada de Octubre Victorioso a 40 años de su paso a la inmortalidad, su recuerdo persiste y es sin duda, más dulce que las cajetas elaboradas por las manos laboriosas de su gente que le recuerda y siguen su legado de lucha por la Nicaragua libre y siempre bendita, que soñaron nuestros Héroes y Mártires.
El pueblo que lo vio nacer hace 68 años, honró su memoria con diversas actividades, entre estas una caminata encabezada por jóvenes portando la bandera roja y negra Sandinista, y la antorcha de la libertad, así mismo se celebró un acto conmemorativo con una ofrenda floral, la cual fue depositada en el cementerio donde descansan sus restos.
Así como su nombre, que significa «roca», la memoria de Pedro se mantiene intacta, al igual que su ejemplo y legado con el que fundó, junto a otros mártires, la Revolución Sandinista.
Su trabajo como militante del Sandinismo se destacó en León, con Juan José Quezada y Edgard Munguía en 1969. Fue altamente conspirativo y cuidadoso, llegó a ser el mejor cuadro organizativo de las regiones y miembro de la DN-FSLN, con Ricardo Morales Avilés y Oscar Turcios Chavarría.
Un 17 de octubre de 1977 cae en la carretera Tipitapa-Masaya, a partir de su muerte se desencadenó una persecución fuerte contra los combatientes históricos, quienes ofrendaron su vida por la Nicaragua libre y bendita que hoy gozamos.
Mariela Flores – Multinoticias
Esta entrada fue modificada por última vez el 17 de octubre de 2017 a las 7:43 PM