PORTO VELHO – BRAZIL / Una joven recibe críticas en pleno siglo XXI por andar ‘tan arreglada’ para barrer las calles por parte de un mujer, pero esta le da lección de humildad.
A pesar de los avances y la búsqueda de igualdad, todavía nos encontramos con situaciones en las que las personas son juzgadas por su apariencia. Tal es el caso de Paulina Carvalho, una joven brasileña que desempeña la labor de barrendera en la ciudad de Porto Velho.
Paulina relató que una señora la observó detenidamente y le cuestionó, «¿Por qué estás tan arreglada para trabajar? Solo barrerás el piso y tendrás tu cara tan llena de suciedad que no podrás diferenciar ni siquiera el polvo en tu rostro».
Ante esta inesperada crítica, la respuesta de Paulina reflejó su humildad y su preocupación por cultivar tanto su apariencia física como su interior.
JUZAGADA POR SU APARIENCIA
Al igual que muchas personas en el mundo, ella disfruta del maquillaje y se preocupa por lucir bien y presentable. Sin embargo, para la mujer que la juzgó, esto parecía inapropiado, considerando a Paulina simplemente como una «simple barrendera».
No obstante, la desafortunada opinión solo logró resaltar la grandeza de Paulina, quien respondió con madurez, humildad y educación.
«El hecho de que trabaje con pendientes, maquillaje y que huela bien no afecta mi profesión. Lo importante para mí es ser justa en la vida y no ser una persona mala que se preocupa por la vida de los demás».
Paulina de 28 años enfatizó que la profesión no define el valor de una persona. Aunque algunas ocupaciones requieren un código de vestimenta específico, fuera del ámbito laboral es una elección personal.
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Además, añadió, «mi educación es humilde, viene de nacimiento. Podría haberla tratado de la misma manera, pero debido a su edad, la respeté. Ofrecemos lo que tenemos. Le ofrecí mi amabilidad».
Este incidente pone de manifiesto la importancia de no juzgar a las personas por su apariencia o profesión. La historia de Paulina Carvalho ha generado un amplio apoyo y admiración en las redes sociales, destacando su actitud positiva y su valiosa lección sobre humildad y respeto mutuo.
En un mundo donde la apariencia y los prejuicios aún están presentes, es esencial recordar que cada individuo merece respeto y reconocimiento, sin importar su ocupación o aspecto físico.
La historia de Paulina nos invita a reflexionar sobre nuestros propios juicios y a valorar a las personas por lo que realmente son, más allá de su apariencia externa o profesión.
Esta entrada fue modificada por última vez el 18 de mayo de 2023 a las 9:51 AM