El sábado por la mañana, 26 de octubre de 2024, el régimen sionista mostró un nuevo capítulo de su naturaleza belicosa y maligna, y una vez más dio un paso extremadamente peligroso en el camino de intensificar la tensión, inestabilidad y crisis en la región de Asia Occidental. Los aviones de combate hostiles del régimen israelí, en un claro acto de agresión y en contra de todas las leyes y normativas internacionales, violando gravemente la Carta de las Naciones Unidas, utilizaron el espacio aéreo proporcionado por el ejército estadounidense en un país vecino y, desde la distancia, lanzaron varios misiles de largo alcance y de lanzamiento aéreo hacia algunos objetivos militares de nuestro país en las provincias de Ilam, Juzestán y Teherán.
Gracias a la preparación y vigilancia ejercida por las fuerzas armadas de la República Islámica de Irán y a la oportuna actuación de la defensa aérea del país, solo se registraron daños limitados en algunas de las áreas afectadas, y se tomaron de inmediato las medidas necesarias para devolver el equipo dañado al circuito operativo. De hecho, dada la plena preparación de la defensa aérea del país, un número significativo de misiles hostiles fueron rastreados e interceptados, y se impidió que las aeronaves enemigas ingresaran a nuestro espacio aéreo. Lamentablemente, en estos ataques, 4 miembros del ejército de la República Islámica de Irán, así como un civil, fueron martirizados.
La República Islámica de Irán logró neutralizar la agresión aérea lanzada por el régimen sionista y frustró al régimen en el logro de sus ominosos objetivos operacionales, demostrando una vez más que es plenamente capaz de defender y proteger sus fronteras confiando en el poder y la capacidad nacional y propia. Sin embargo, el régimen sionista agresor y sus facilitadores no pueden eludir la responsabilidad política y legal de este claro acto de agresión y deben ser responsabilizados.
Esta incursión militar demostró una vez más que el régimen israelí es un régimen rebelde y maligno cuya supervivencia está directamente ligada a la creación de crisis, beligerancia y provocación de conflictos en la región. Como advertimos previamente de diversas maneras, la República Islámica de Irán, insistiendo en su derecho inherente a la autodefensa según el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ha reservado plenamente su derecho legal a responder de manera adecuada a una agresión tan clara, y el régimen israelí asumirá las consecuencias de sus cálculos erróneos respecto al poder, determinación y habilidad de la República Islámica de Irán. No obstante, al hacerlo, la República Islámica de Irán no actuará con prisa ni con vacilación.
Durante el último año, la República Islámica de Irán ha hecho todo lo posible para detener la ofensiva militar del régimen israelí contra la oprimida nación palestina y no ha escatimado ninguna oportunidad, iniciativa o esfuerzo en diversos campos.
Es motivo de satisfacción anunciar que se ha formado un entendimiento común entre todos los países de la región respecto al riesgo de propagación de la crisis y la necesidad de una acción inmediata y colectiva por parte de los países regionales y extrarregionales influyentes para establecer un alto el fuego en el Líbano y Gaza.
La República Islámica de Irán considera que la impunidad ilimitada del régimen israelí y su inmunidad frente a los crímenes generalizados en la Franja de Gaza, junto con el amplio y comprensivo apoyo político, militar y económico ofrecido generosamente por algunos de sus aliados occidentales, especialmente Estados Unidos, han intensificado el espíritu belicoso y expansionista del régimen sionista, alentándolo a ampliar el alcance de la guerra hacia Líbano, lo que ha puesto seriamente en peligro la paz y seguridad regional e internacional. Ignorando la orden provisional emitida por la Corte Internacional de Justicia y la insistencia de la Corte en detener los actos ilegales, el régimen israelí continúa sus acciones en Gaza y Líbano, que son claros ejemplos de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio.
Estamos firmemente convencidos de que la región no verá paz hasta que se detenga la agresión en la Franja de Gaza y el Líbano. Hemos proporcionado una solución lógica y operativa para una solución sostenible, justa e inclusiva en la región, que se basa en el reconocimiento de los derechos inherentes del pueblo palestino a la autodeterminación. En base a este enfoque, creemos que la solución duradera para la cuestión palestina es democrática, pues las tierras palestinas pertenecen al pueblo palestino y, por lo tanto, cualquier decisión sobre el futuro de Palestina debe ser tomada por sus habitantes originales, incluidos musulmanes, cristianos y judíos.
Sobre Líbano, creemos que las realidades en el terreno y la geografía del país deben ser cuidadosamente consideradas. Hezbollah y la resistencia libanesa están profundamente arraigados en el pueblo del país y no pueden ser destruidos. Todos los actores deben trabajar incansablemente para detener de inmediato la guerra en Líbano y Palestina y para lograr un resultado diplomático favorable que garantice los intereses y demandas legítimas de las naciones libanesa y palestina. Los planes que solo incorporen los intereses del régimen sionista están condenados al fracaso.
Sin duda, la continuación del genocidio en la Franja de Gaza y la agresión del régimen sionista contra Líbano y Siria, así como la repetición de las aventuras militares del régimen en otras partes, representan una seria amenaza para la paz y seguridad internacionales. El apoyo de Estados Unidos al régimen sionista en el Consejo de Seguridad es el principal obstáculo para que el Consejo actúe en relación con las acciones del régimen contra el derecho internacional, lo cual debe llegar a su fin.
Esta entrada fue modificada por última vez el 31 de octubre de 2024 a las 12:01 PM