Querida yo del pasado: todos tus esfuerzos valieron la pena

Querida yo del pasado:

¡Hola! Puede que te resulte un tanto extraño recibir una carta de tu yo del futuro, pero te prometo que una vez que venzas el shock, vas a disfrutar de cada palabra.

Recuerdo cómo te frustraba tu situación en el trabajo, el miedo que tenías a decir lo que pensabas, lo mucho que te molestaban esas preguntas que te hacía tu abuela y la razón por la que nunca usabas vestidos. En ese entonces, ¿quién iba a pensar que todo el trabajo duro y las luchas que compartiste con tus amigos, tus padres, y el que en aquel entonces era tu novio (y hoy es tu esposo) iban a generar un cambio tan profundo?

Todo lo que atravesaste en esos años valió la pena: lo mucho que te inspiraste en Madonna para seguir adelante, cuánto aprendiste de la frustración cuando Hillary Clinton perdió contra Donald Trump (que en paz descanse) y la satisfacción que sentiste cuando votaste a tu primera líder femenina.

Si no hubiera sido por la cantidad de veces que te dijeron que no podías ganar lo mismo que un hombre (todavía no logras borrar de tu mente a aquel político polaco de la Unión Europea que dijo que merecían ganar menos, que en paz descanse, también) tal vez no serías la mujer fuerte y poderosa que eres hoy. Debes saberlo: por tu lucha junto a miles de hombres y mujeres más, lograste que ahora las mujeres disfrutemos del mismo salario que los hombres en el mismo puesto de trabajo.

Si tu abuela no te hubiera preguntado una y otra vez cuándo le darías su primer bisnieto, tal vez nunca te hubieras dado cuenta de que en realidad eres una mujer completa sin tener hijos. Hoy nadie te cuestiona por qué no eres madre.

dearyo1

Las mujeres hoy podemos encontrar nuestra felicidad por distintos caminos -y no somos discriminadas por ello-. Imagina si en aquel entonces alguien hubiera aceptado una vida como la que lleva tu amiga María, que decidió tener un hijo siendo soltera y se convirtió en la mujer más feliz y realizada del mundo.

Y ¿quién hubiera confiado en tus capacidades para llevar adelante la compañía de informática que diriges hoy? Probablemente la mitad de las personas que ahora.

Por fin se acabó ese miedo a caminar de pollera o de vestido por la calle. «¿Piropos de mal gusto? ¿Qué era eso?», te preguntan tus sobrinas de 12 y 14 años que gracias a ti y miles de millones de personas más, hoy gozan de muchos privilegios que parecían inimaginables y no saben exactamente que es eso de la desigualdad de género de la que sus libros de historia tanto hablan.

Sí, mucho cambió desde que tenías 20 hasta ahora, no fue un camino fácil, pero por suerte comprendimos que lo importante era luchar entre todos y a favor de todos: allí residía la clave para el cambio.

Podría seguir acordándome de todo aquello que logramos, pero hoy miércoles, es mi (tu) turno de cocinar. Ayer tu esposo cocinó una increíble pizza a la parrilla y, hoy que te toca a ti, no quieres decepcionarlo.

No quiero despedirme sin antes escribirte estas últimas oraciones: fue complejo, parecía inalcanzable, pero, a fin de cuentas, «todo parece imposible hasta que se hace» (no importa cuántos años hayan pasado, Nelson Mandela sigue siendo una referencia).

Así que gracias: gracias por no bajar los brazos y por mantener la convicción de que en equipo y con voluntad todo puede lograrse.

Vix

Esta entrada fue modificada por última vez el 9 de marzo de 2017 a las 10:24 AM