Rosario Murillo nació entre Poesía y Revolución

La Mujer que con constancia atiende a Nicaragua  con voz de hermana atenta y solidaria, arriba hoy a sus 65 años de vida

 

 

Es Rosario Murillo, mujer  que no claudica ante nada, pues se escuda en su amor ante DIOS y la Virgen, y toma de la mano al porvenir  y a la esperanza en buena fe para nuestra patria 

Hoy se cumplen 65 años que la vida  la parió con afán de servir  y de vivir adelante, siempre adelante, porque así es su designio de vida.  Guiar y avanzar junto al pueblo que ama, junto a las mujeres quienes la  sustentan como rocío fresco de derechos y virtudes  ante la igualdad de ser, estar y sentir.

La poetisa que  descubre en la magia de las letras  el arte de ver más allá de lo posible y saltar sin temor a sueños sostenidos por el abrazo en conjunto  de todos los soñadores.

Aquí algunos de sus poemas.

HOMBRE, DE QUÉ NOS SIRVEN LAS NOCHES

Hombre, de qué nos sirven las noches

si hemos abandonado el amor

solo a su propia suerte

mudo y arrinconado como una anciana guitarra

que dejó de cantar.

Para qué sirve la brisa, este amarillo que encendimos

los barquitos de papel sobre el estanque del parque

los chingorros brillantes que dejamos

sobre la misma pared donde claváramos, ilusionados,

los sueños.

De qué nos sirve este montón de esperanza entre las manos

a qué jugar con gotas de rocío que nos empapen el cuerpo

con tardes que nos enciendan el pelo

a qué, si hemos perdido la tierra

y la batalla.

YO LA MUJER DE BARRO

«Se estremecieron las espesuras y las sombras’ 

Yo la mujer de barro

hecha y guardada por los siglos y siglos

surgida del mismo tiempo

con una costilla de más, me dice Adán

y una semilla de nancite para Eva

yo la mujer de barro

con un grito de triunfo me persigno

por la señal de mis piernas

Por la santa cruz de mis caderas

Con el clamor de mi ombligo que se ahueca

y exclama araña tus ojos

Soy la furia del tiempo sin cabeza

Como una cara sin rostro

o un final de amores sin espejos.

Viva vivo y he vivido en el barro

a través de los ríos y las estaciones

y las capas geológicas y las erupciones

y los sinfines de culturas que no acaban

y las que apenas principian

en medio de todo el ruido

Yo, mujer, cargo la furia de amamantarte y amarte

hombre de barro, mi esclavo y mi señor

yo tu señora y tu esclava

mujer arcaica o clásica o moderna

siempre orgullosa de mi hoguera temblando

en el centro de Venus mi temblor.

Mujer de barro yo, descabezada

guardo y dibujo fertilidad de luceros

descabellada, quebrada y recocida

de mi amor inicial sembré los frutos

sigo sembrando y pariendo

y recogiendo y regando

en este comal de silencios

aquí volteada a la izquierda

con la piel siempre inmensa

sumergida en el canto de barro, carne y caminos

sólo me asusto de las cosas que no entiendo

como la cibernética

o el átomo envuelto

o mis hijos con la rodilla en el suelo

sólo y de nada me asusto

me persigno. 

LAS DIFICULTADES DE UN POETA QUE ENTRE ESCRITORIOS, MÁQUINAS Y OTRAS INCONTABLES COSAS 

GARABATEA POEMAS Y LOS VUELVE A GARABATEAR.

 

Quería escribirte un poema

de aquellos nuestros con palabras mezcladas

fresco como la grama del patio

repleto como la tinaja debajo del alero

quería escribirte este poema que te estoy diciendo

pero ya ves que no pude

tuve que agotar mis dedos interminablemente

hacer montones de sobres

doblar papeles cerrar los sobres sellarlos

tuve que alzar el teléfono y responder melodiosa

no, no está, no ha venido

sí, como nó, pase usted

tuve que hacerme sonrisa en cuatro dientes

contestar las preguntas

meterme y salirme de vos miles de veces

pero aunque así,

entrecortado apretujado malhumorado y todo

aún así te parí en esta tarde

con cuatrocientos cincuenta sobres con nombre y dirección

y una fila de incansable preguntones

sobándose la barriga complacidamente. 

 

@wliamcent

Esta entrada fue modificada por última vez el 22 de junio de 2016 a las 11:28 AM