Por: Stalin Vladimir Centeno
Desde noviembre de 2020, Kamala Harris es la primera mujer y la primera persona afroamericana y de ascendencia india en ocupar la vicepresidencia y la funcionaria elegida de más alto rango en la historia de los Estados Unidos. Antes, desde 2017 hasta 2021, fue la primera senadora indo-estadounidense.
Actualmente es la candidata presidencial por los demócratas y se disputa la Casa Blanca con Donald Trump. En caso de derrotarlo, se convertiría en la primera mujer y de color que alcanza ese alto cargo en EE.UU.
Por otro lado, Claudia Sheinbaum asumió el cargo el pasado martes para convertirse, desde este mes de octubre de 2024, en la primera mujer y la primera persona judía en liderar a México en dos siglos de historia independiente del país.
“Por primera vez, llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación”, dijo Sheinbaum durante la ceremonia de investidura el martes. “Y digo llegamos porque no llego sola, llegamos todas”.
En junio de 2022, Francia Márquez logró un hito al convertirse en la primera mujer afrodescendiente en llegar a la vicepresidencia en Colombia y la segunda en Latinoamérica después de Epsy Campbell, de Costa Rica.
“Gracias a nuestros ancestros y ancestras”, dijo en su primer discurso ante la vista de un país que, aunque abolió la esclavitud hace unos 170 años, aún busca eliminar de tajo el racismo. Junto al “bueno para nada” de Gustavo Petro, Márquez se propone luchar contra el racismo y los derechos de las mujeres.
En 2021, Xiomara Castro, del partido Libertad y Refundación (Libre) y esposa del expresidente Manuel Zelaya, ganó las elecciones de Honduras. No solo se convirtió en la primera mujer que gobernaría el país, sino que también pondrá fin a 12 años de gobierno conservador y devolverá a la izquierda hondureña el poder por primera vez desde que Zelaya fuera depuesto por un golpe de Estado en 2009.
Al dirigirse a sus simpatizantes ese domingo por la noche, aseguró que su victoria supone terminar con «la corrupción, el narcotráfico y los escuadrones de la muerte«. Y añadió que no fallaría «a las mujeres» y que exigiría respeto para ellas, «así como lo que más quieren las mujeres: los hijos y la infancia«.
- Además: Israel-Irán, la guerra que viene
Debemos esperar para que tanto Harris, Sheinbaum, Márquez y Castro finalicen sus diferentes espacios de poder que hoy ocupan, y de esa manera sean evaluadas por lo que puedan haber hecho en favor de sus respectivos pueblos, y no que solamente sean parte de la historia por ser mujer, por el color, o porque le ganaron el poder a un hombre, entre otras razones.
Mientras tanto, es justo reconocer a Rosario Murillo, que hace historia no solo por ser mujer, sino por lo que ya hizo antes que las otras y por lo que sigue haciendo hoy en favor de la gente, abriéndole espacios a la mujer para que en estos nuevos tiempos de cambios dejen de ser espectadoras y se conviertan en protagonistas.
En el caso de la compañera Rosario, el mérito es más grande ya que es la primera mujer líder de la región, porque sembró la semilla de la mujer en tiempos donde el machismo en todos estos países era predominante y los protagonistas eran exclusivamente hombres. En medio de esa adversidad, ella se destacó y, por méritos propios, prosiguió sin detenerse ni titubear.
Desde su juventud emprendió una lucha en favor del pueblo y los más pobres, contribuyó a derrotar a la dictadura somocista, después ayudó a mantener la cohesión del sandinismo en sus momentos más críticos, cuando otros cobardemente traicionaron y huyeron.
Además, Rosario, desde la oposición responsable y constructiva, resistió la embestida de los gobiernos neoliberales que persiguieron a la militancia sandinista y pretendían borrar de cualquier forma el legado de Sandino. La compañera Rosario también es la artífice de la Paz y la Reconciliación en Nicaragua, jugando un papel clave e histórico para acabar, como en efecto lo hizo, con esa cultura de guerra y odio que venían arrastrando los nicaragüenses.
- También puedes leer: La prohibición de la Iglesia Ortodoxa en Ucrania es el colmo del cinismo del régimen de Kiev
Por su papel decisivo en favor del pueblo nicaragüense, en todo momento y en cualesquiera circunstancia, el Comandante Daniel Ortega la reconoce como la Copresidenta de Nicaragua.
El liderazgo de Rosario es ampliamente conocido y reconocido por acompañar al pueblo en sus momentos más difíciles, tristes, dolorosos, violentos y decididos.
La Copresidenta Rosario abrazó a su pueblo en los tiempos de huracanes, después los salvó gestionando vacunas y efectuando estrategias con el sector salud cuando la pandemia del Covid-19 atacó a Nicaragua, pero además se puso al lado del pueblo y resistió con él la intentona golpista, y fue junto al mismo pueblo que terminó derrotando el intento de golpe de Estado.
Rosario Murillo nació el 22 de junio de 1951 en la ciudad de Managua. Actualmente es Vicepresidenta y Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional.
Rosario realizó estudios superiores en Gran Bretaña y Suiza, donde obtuvo certificados de inglés y francés. Se ha destacado como escritora y poeta, y tuvo un papel protagónico en el trabajo político y organizativo del FSLN, al que se integró en 1969 como guerrillera en la lucha contra la dictadura somocista, de la cual dio un valioso aporte y expuso su vida para lograr su derrota.
Cuando el frente sandinista retorna al poder en 2007, la compañera Rosario trabaja arduamente para restituir los derechos sociales, políticos, económicos y culturales de todos los nicaragüenses, particularmente de mujeres y de jóvenes. Gracias a Rosario, Nicaragua cuenta con casi el 100% de electrificación en todo el territorio nacional; el pueblo tiene acceso al agua potable, a nuevas carreteras, salud y educación gratuita, seguridad, inversión, desarrollo, progreso, reducción de la pobreza, apertura de nuevos mercados económicos y, principalmente, paz.
Rosario ha levantado la bandera de la soberanía e independencia, bandera y dignidad que los liberales y diferentes sectores de la oposición, desde el poder, habían entregado al imperio yankee y a los colonialistas europeos.
Y es desde la denuncia constante de Rosario, la promoción que hace del rescate de los valores y principios de Sandino, de nuestros héroes y mártires, así como la defensa del derecho de ser un pueblo libre sin estar sometidos a la bota de imperios opresores, que a Nicaragua se le comienza a respetar en el plano internacional, y así continúa siendo hasta la fecha.
Por todo esto y más, Rosario Murillo es la primera mujer líder de la región…
Esta entrada fue modificada por última vez el 7 de octubre de 2024 a las 1:16 PM