Los sandinistas obtuvieron una victoria arrolladora

Foto Jairo Cajina / Militantes sandinistas celebran en la Plaza de las Victorias el triunfo en las elecciones 2021

Los Sandinistas obtuvieron una victoria arrolladora, no por fraude sino porque levantaron a los pobres de Nicaragua y derrotaron los intentos de intervención incluyendo el fallido golpe de estado de 2018 apoyado por Estados Unidos.

Por Yader Lanuza – Noviembre 30,2021

La clase trabajadora explica ... y refuta las descaradas mentiras

Como predijeron múltiples encuestas, los sandinistas, liderados por Daniel Ortega, obtuvieron una contundente victoria en las elecciones del 7 de noviembre en Nicaragua. Las elecciones fueron un referendo sobre el rumbo que ha tomado el gobierno sandinista en el país, que se fundamenta en grandes inversiones en programas sociales beneficiando a la población, especialmente a los más pobres, en todos los rincones del territorio nacional.

El apoyo a la reelección del gobierno sandinista fue asombroso. Del total en el Padrón Electoral (votantes elegibles), alrededor del 65% salió a votar y, de éstos, alrededor del 75,9% votó por la boleta de la Alianza del FLSN (Frente Sandinista de Liberación Nacional).

La victoria de los sandinistas generó los esperados ataques que buscan deslegitimar al gobierno recién electo en Nicaragua. Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, la OEA y sus lacayos, que afirman cínicamente estar actuando en nombre del “pueblo nicaragüense”, buscan subvertir y paralizar la capacidad del gobierno sandinista para atender las necesidades de su población. Las elecciones del 7 de noviembre reflejan la voluntad del pueblo nicaragüense; pero debido a que esta voluntad no es del agrado y preferencia de Estados Unidos, las elecciones se describen como «ilegítimas», una «farsa» y «autoritarias».

Algunos miembros de la izquierda imperial de occidente, incluidos académicos y periodistas, al igual que otras contrapartes de izquierda en América Latina, se han unido al Departamento de Estado de Estados Unidos para intentar deslegitimar la voluntad del electorado nicaragüense y satanizar al gobierno sandinista.

Estos individuos legitiman el ataque económico y político contra Nicaragua. La carga será más pesada para la clase trabajadora. Es importante destacar que los principales medios corporativos y la izquierda imperial no se hicieron presentes para hablar con los agricultores, sindicalistas, comunidades indígenas o nicaragüenses de bajos ingresos sobre el proceso electoral, sus preferencias y las razones de esas preferencias. Peor aún, ignoraron los múltiples medios alternativos que sí estuvieron presentes para escuchar a la población.

Ninguno de estos individuos que repitió la propaganda imperial condenó la injusta detención de Steve Sweeny, periodista y editor del Morning Star Daily, el único periódico socialista de Gran Bretaña, a quien México le impidió cubrir las elecciones nicaragüenses.

En cambio, estos taquígrafos condenaron el proceso electoral desde lejos, retratando un mundo distópico dentro de Nicaragua, a pesar de no proporcionar una pizca de evidencia sobre el terreno. Un medio que se describe a sí mismo como de “izquierda”, por ejemplo, preferían hablar con payasos que repiten la línea de la derecha imperialista en Costa Rica y no con la gente de la clase trabajadora en Nicaragua, cuya opinión han ignorado y suprimido en su cobertura.

A diferencia de estos propagandistas, hablé con trabajadores de fábricas, trabajadores domésticos, amas de casa, camioneros, agricultores y líderes comunitarios nicaragüenses en las afueras de la ciudad de Estelí, donde los acompañantes electorales internacionales observaron una elección libre y justa. Busqué la opinión de los sandinistas y de quienes no se identifican como tales para entender los resultados electorales.

A continuación, documento las razones por las que el gobierno sandinista cuenta con el apoyo de la mayoría del electorado, así como los agravios que algunos sectores de la población desearían que el gobierno atendiera. Las mentiras y propaganda intervencionista de los medios corporativos, la izquierda imperial y los gobiernos intervencionistas que no buscan para nada proporcionar una imagen precisa de Nicaragua, su cultura o su voluntad popular, ni explicar la contundente victoria electoral sandinista.

Abstenciones: el caso de Esteban

Hablé con Esteban (todos los nombres son seudónimos) en vísperas de las elecciones. Esteban no es sandinista, ni mucho menos. Es una especie de obrero “hacelotodo” que no apoya al gobierno sandinista. El principal agravio de Esteban es que los nicaragüenses pagan demasiados impuestos. Esta preocupación me sorprendió, porque él no paga al sistema de IR, un impuesto sobre la renta de 15%.

Sugiere que los impuestos sobre la renta deberían tener un tope del 7%. Cuando le pregunté sobre los proyectos gubernamentales que los impuestos ayudan a financiar, los reconoció. También reconoció que estos proyectos son beneficiosos para la población, pero a la vez sugiere que las personas que no utilizan los servicios públicos, como los hospitales, no deberían pagar por ellos.


No argumenta que los nicaragüenses no deberían tener hospitales públicos. De hecho, me sorprendió su defensa del sistema público. Sostiene se debería tener un sistema público, pero es injusto pagarlo para quienes no lo usan. Recientemente tuvo un accidente y se sometió a una cirugía mayor sin costo en un hospital público. Su perspectiva me recordó la opinión que tienen muchos sectores de la derecha en Estados Unidos de que “todo gobierno es malo”. Es importante destacar que Esteban no votó.

¿Qué podemos aprender de Esteban? Mitos y realidad sobre las abstenciones

Empiezo por Esteban porque uno de los ataques a la legitimidad del triunfo electoral sandinista es que hubo una masiva abstención por represión política. Esto es demostrablemente falso. Esteban no me dijo que temía la represión política por sus puntos de vista, que articuló en voz alta y con orgullo; la represión política no figuraba en su decisión de no votar.

Su abstención se derivó de su cosmovisión sobre los gobiernos en general, especialmente un gobierno cuya política prioriza inversiones en el sector público para lo cual se requiere sacrificios comunales compartidos.

Además, la abstención en este ciclo electoral no fue generalizada, como había esperado y pedido la oposición respaldada por Estados Unidos. En la siguiente figura, trazo el historial de participación electoral en Nicaragua desde 1984, incluyendo el porcentaje de quienes terminaron votando (% de participación) y de los que participaron, el porcentaje que votó por el FSLN. La participación de los votantes es bastante estable desde que el FSLN regresó al poder en 2006, entre un mínimo del 61% (en 2006) y un máximo del 73% (en 2011), luego de una disminución constante de la participación durante el período neoliberal (1990-2006).

En este ciclo electoral, el porcentaje de participación fue del 65%. El gráfico también muestra que el porcentaje de apoyo al FSLN ha ido en aumento desde su regreso al poder.

La tasa de abstención del 80% que están repitiendo algunos en los principales medios corporativos y la izquierda imperial es una mentira carente de fundamento. Ben Norton examinó la organización Urnas Abiertas que ha propagado la estadística de abstención del “80%. Norton documenta a fondo su falta de seriedad, pero, lo que es más importante, sus vínculos con la oposición financiada por Estados Unidos, parte de un intento mayor de cambio de régimen contra el FSLN.

Por ejemplo, señala que las únicas dos personas identificadas públicamente con esta organización son «ambos activistas partidistas de derecha que trabajan en el complejo industrial de las ONG´s, financiados por gobiernos de occidente y sin ningún conocimiento técnico o experiencia en monitoreo de elecciones». Organizaciones como Urnas Abiertas aparecen para dar un barniz de independencia y credibilidad a sus operaciones de cambio de régimen.

Apoyo “suave” al gobierno sandinista

Carlos es un conductor de oficio. Yuniel y Joel son trabajadores de una fábrica. Antes de mi conversación con ellos sobre las elecciones, rara vez los había escuchado hablar de política. Las pocas cosas que había escuchado eran críticas. Tenía muchas ganas de entender su perspectiva porque pensé que estarían a favor de la oposición.

Me equivoqué.

Yuniel se ocupa principalmente de los impuestos. Me informa que su salario no es suficiente por lo que está molesto porque tiene que pagar impuestos sobre la renta. Considera injusto tener que pagar más impuestos si gana más (en términos absolutos, porque la tasa es fija). Me pareció que Yuniel no tenía claro para qué se utilizan los impuestos, lo que posiblemente explica parte de su frustración. Carlos dice que procura guardar sus opiniones porque trabaja con diferentes tipos de personas con diferentes puntos de vista políticos. Carlos es un subcontratista de un proyecto de infraestructura financiado por el gobierno. Afirmó que el gobierno sandinista ha hecho cosas buenas, así como cosas con las que no está de acuerdo.

Describe su trabajo y su salario como buenos, consecuencia de las inversiones en infraestructura del gobierno. Teme que un nuevo presidente (de la oposición) no invierta tanto en infraestructura, lo que reduciría los puestos de trabajo y otras actividades económicas. Joel, finalmente, no dice mucho. En vísperas de las elecciones, Joel dijo que el presidente había hecho cosas buenas. Lo dijo como diciendo, tenemos que admitirlo. Al igual que Carlos, también dijo que, si otra persona gana la presidencia, este nuevo presidente invertirá menos.

Yuniel, Carlos y Joel, a pesar de los desacuerdos con el gobierno sandinista, apoyan la reelección de Daniel Ortega porque cualquier otra persona —de un partido de oposición— no invertirá tanto en el país.

Apoyo “suave” al sandinismo y su dinámica en Nicaragua

Yuniel, Carlos y Joel ejemplifican lo que algunos caracterizan como “apoyo blando” para el FSLN. La oposición (dentro y fuera del país) espera sacar a Ortega para decapitar y neutralizar al sandinismo. Para hacerlo, satanizan a Daniel Ortega — y a su familia.

Esta estrategia no ha tenido éxito. Yuniel, Carlos y Joel reconocen que el gobierno sandinista ha invertido en programas sociales e infraestructura pública de gran alcance. El presidente Ortega, dicen, ha logrado «cosas buenas», mientras un nuevo presidente robará sin invertir en el país. Los proyectos gubernamentales no se realizarán con una administración liderada por la oposición. El apoyo a la salud pública, en particular, es palpable. Le pregunté a Carlos qué pasaría si algún gobierno intentara privatizar el sistema hospitalario. Inmediatamente, respondió: No sucederá; Los nicaragüenses se levantarían en contra, desafiando tal medida. En definitiva, a pesar de ligeras críticas, los tres apoyaron la reelección de Daniel Ortega y el gobierno sandinista.

Aunque tuve la impresión de que Yuniel era el que tenía menos probabilidad de votar por la continuación del gobierno sandinista (si es que votaba), el día de las elecciones reveló que votó por la boleta de la Alianza del FSLN.

Un mayor “apoyo blando” explica en parte por qué el FSLN logró un notable apoyo del 75,9% entre los votantes nicaragüenses. El periodista William Grigsby señala que hubo municipios en donde Daniel Ortega recibió más votos que sandinistas registrados. Esta dinámica ocurrió, por ejemplo, en seis de los ocho municipios del Caribe Sur, incluidos Paiwas, La Desembocadura de Río Grande, Corn Island y Pearl Lagoon. Incluso los no sandinistas, según muestra Grigsby, votaron por Daniel Ortega en todo el país.

Uno de mis entrevistados, Fanor (ver más abajo), se refirió a este fenómeno como voto progreso, un voto que reconoce el progreso social que el gobierno sandinista ha logrado para Nicaragua y señala el deseo de que continúe.

El voto ideológico, en cambio, es un voto para el FSLN que no sólo tiene sus raíces en el apoyo a las políticas de orientación socialista del gobierno sandinista, sino que reconoce la importancia del FSLN como proyecto revolucionario contra el imperialismo, cuya trascendencia dentro y fuera de Nicaragua está basada en el hecho de que plantea una alternativa al capitalismo “salvaje” que Estados Unidos quiere imponer al país y al mundo. En la última encuesta creíble antes de las elecciones, el esperado “voto suave” constituía un apoyo del 17,4% para el FSLN.

Además del voto blando, el apoyo de quienes “tienden a votar” (4.5%) por el FSLN y quienes apoyan fuertemente al FSLN (voto duro, 53.4%) suman el esperado apoyo de más del 70% para el FSLN en las elecciones. El FSLN eventualmente obtuvo el 75,9% de los votos el 7 de noviembre.

Yuniel, Carlos y Joel son parte del apoyo “suave” que se materializó para el FSLN. Incluso quienes tienen desacuerdos con el gobierno, no pueden negar, y de hecho defienden, las políticas socialistas que han beneficiado a toda la sociedad nicaragüense.

Yuniel, Carlos y Joel ejemplifican lo que algunos caracterizan como “apoyo blando” para el FSLN. La oposición (dentro y fuera del país) espera sacar a Ortega para decapitar y neutralizar al sandinismo. Para hacerlo, satanizan a Daniel Ortega — y a su familia.

Esta estrategia no ha tenido éxito. Yuniel, Carlos y Joel reconocen que el gobierno sandinista ha invertido en programas sociales e infraestructura pública de gran alcance. El presidente Ortega, dicen, ha logrado «cosas buenas», mientras un nuevo presidente robará sin invertir en el país. Los proyectos gubernamentales no se realizarán con una administración liderada por la oposición. El apoyo a la salud pública, en particular, es palpable. Le pregunté a Carlos qué pasaría si algún gobierno intentara privatizar el sistema hospitalario. Inmediatamente, respondió: No sucederá; Los nicaragüenses se levantarían en contra, desafiando tal medida. En definitiva, a pesar de ligeras críticas, los tres apoyaron la reelección de Daniel Ortega y el gobierno sandinista.

Aunque tuve la impresión de que Yuniel era el que tenía menos probabilidad de votar por la continuación del gobierno sandinista (si es que votaba), el día de las elecciones reveló que votó por la boleta de la Alianza del FSLN.

Un mayor “apoyo blando” explica en parte por qué el FSLN logró un notable apoyo del 75,9% entre los votantes nicaragüenses. El periodista William Grigsby señala que hubo municipios en donde Daniel Ortega recibió más votos que sandinistas registrados. Esta dinámica ocurrió, por ejemplo, en seis de los ocho municipios del Caribe Sur, incluidos Paiwas, La Desembocadura de Río Grande, Corn Island y Pearl Lagoon. Incluso los no sandinistas, según muestra Grigsby, votaron por Daniel Ortega en todo el país.

Uno de mis entrevistados, Fanor (ver más abajo), se refirió a este fenómeno como voto progreso, un voto que reconoce el progreso social que el gobierno sandinista ha logrado para Nicaragua y señala el deseo de que continúe.

El voto ideológico, en cambio, es un voto para el FSLN que no sólo tiene sus raíces en el apoyo a las políticas de orientación socialista del gobierno sandinista, sino que reconoce la importancia del FSLN como proyecto revolucionario contra el imperialismo, cuya trascendencia dentro y fuera de Nicaragua está basada en el hecho de que plantea una alternativa al capitalismo “salvaje” que Estados Unidos quiere imponer al país y al mundo. En la última encuesta creíble antes de las elecciones, el esperado “voto suave” constituía un apoyo del 17,4% para el FSLN.

Además del voto blando, el apoyo de quienes “tienden a votar” (4.5%) por el FSLN y quienes apoyan fuertemente al FSLN (voto duro, 53.4%) suman el esperado apoyo de más del 70% para el FSLN en las elecciones. El FSLN eventualmente obtuvo el 75,9% de los votos el 7 de noviembre.

Yuniel, Carlos y Joel son parte del apoyo “suave” que se materializó para el FSLN. Incluso quienes tienen desacuerdos con el gobierno, no pueden negar, y de hecho defienden, las políticas socialistas que han beneficiado a toda la sociedad nicaragüense.

Yuniel, Carlos y Joel ejemplifican lo que algunos caracterizan como “apoyo blando” para el FSLN. La oposición (dentro y fuera del país) espera sacar a Ortega para decapitar y neutralizar al sandinismo. Para hacerlo, satanizan a Daniel Ortega — y a su familia.

Esta estrategia no ha tenido éxito. Yuniel, Carlos y Joel reconocen que el gobierno sandinista ha invertido en programas sociales e infraestructura pública de gran alcance. El presidente Ortega, dicen, ha logrado «cosas buenas», mientras un nuevo presidente robará sin invertir en el país. Los proyectos gubernamentales no se realizarán con una administración liderada por la oposición. El apoyo a la salud pública, en particular, es palpable. Le pregunté a Carlos qué pasaría si algún gobierno intentara privatizar el sistema hospitalario. Inmediatamente, respondió: No sucederá; Los nicaragüenses se levantarían en contra, desafiando tal medida. En definitiva, a pesar de ligeras críticas, los tres apoyaron la reelección de Daniel Ortega y el gobierno sandinista.

Aunque tuve la impresión de que Yuniel era el que tenía menos probabilidad de votar por la continuación del gobierno sandinista (si es que votaba), el día de las elecciones reveló que votó por la boleta de la Alianza del FSLN.

Un mayor “apoyo blando” explica en parte por qué el FSLN logró un notable apoyo del 75,9% entre los votantes nicaragüenses. El periodista William Grigsby señala que hubo municipios en donde Daniel Ortega recibió más votos que sandinistas registrados. Esta dinámica ocurrió, por ejemplo, en seis de los ocho municipios del Caribe Sur, incluidos Paiwas, La Desembocadura de Río Grande, Corn Island y Pearl Lagoon. Incluso los no sandinistas, según muestra Grigsby, votaron por Daniel Ortega en todo el país.

Uno de mis entrevistados, Fanor (ver más abajo), se refirió a este fenómeno como voto progreso, un voto que reconoce el progreso social que el gobierno sandinista ha logrado para Nicaragua y señala el deseo de que continúe.

El voto ideológico, en cambio, es un voto para el FSLN que no sólo tiene sus raíces en el apoyo a las políticas de orientación socialista del gobierno sandinista, sino que reconoce la importancia del FSLN como proyecto revolucionario contra el imperialismo, cuya trascendencia dentro y fuera de Nicaragua está basada en el hecho de que plantea una alternativa al capitalismo “salvaje” que Estados Unidos quiere imponer al país y al mundo. En la última encuesta creíble antes de las elecciones, el esperado “voto suave” constituía un apoyo del 17,4% para el FSLN.

Además del voto blando, el apoyo de quienes “tienden a votar” (4.5%) por el FSLN y quienes apoyan fuertemente al FSLN (voto duro, 53.4%) suman el esperado apoyo de más del 70% para el FSLN en las elecciones. El FSLN eventualmente obtuvo el 75,9% de los votos el 7 de noviembre.

Yuniel, Carlos y Joel son parte del apoyo “suave” que se materializó para el FSLN. Incluso quienes tienen desacuerdos con el gobierno, no pueden negar, y de hecho defienden, las políticas socialistas que han beneficiado a toda la sociedad nicaragüense.

Falsedades de la oposición respaldada
por Estados Unidos

Para proporcionar munición a quienes buscan deslegitimar al gobierno sandinista, el CID-Gallup (que no forma parte de la internacionalmente conocida Gallup) realizó una encuesta contratada por la oposición que presentó predicciones sumamente inexactas. A diferencia de M&R Consultores, que había realizado una serie de encuestas en Nicaragua en los meses previos a las elecciones, esta única encuesta de CID-Gallup indicó que sólo el 19% de la población apoyaba a Daniel Ortega.

Esta encuesta ignora a más de 2 millones de militantes sandinistas en el país y los votos de personas como Yuniel, Carlos y Joel. La inverosímil encuesta CID-Gallup, que ha sido criticada por su metodología, no capta con precisión el apoyo «duro» e ignora totalmente el apoyo «suave».

Ninguna de las personas con las que hablé expresó apoyo para los miembros de la oposición financiados por Estados Unidos actualmente detenidos. La oposición financiada por Estados Unidos es alabada por Occidente fuera de Nicaragua. Dentro del país, son ignorados en gran medida.

Incluso si la oposición financiada por Estados Unidos hubiera participado en las elecciones, no habría marcado ninguna diferencia en el resultado; esta facción de la oposición no tiene mucho apoyo en el país, quizás sólo entre la (muy pequeña) clase alta.

Los reporteros han documentado su irrelevancia política. Ninguno de mis entrevistados, ni siquiera Esteban, me dijo que hubiera votado por cualquiera de las personas que actualmente se encuentran en la cárcel, a quienes los principales medios corporativos y los izquierdistas imperiales, desligados de la realidad, llaman «candidatos pre-presidenciales», «aspirantes a la presidencia», o más recientemente «candidatos presidenciales». No importa las veces que se refute esta mentira, reaparece como un zombi del cambio de régimen.

¿Por qué la oposición respaldada
por Estados Unidos tiene tan poco apoyo?

Para entender por qué la oposición financiada por Estados Unidos tiene tan poco apoyo, debemos recordar al menos dos cosas. Primero, la oposición financiada por Estados Unidos nunca se unió en torno a un solo candidato.

El hambre de poder provocó luchas internas e impidió una coalición de oposición viable. Solo comparten el odio hacia el sandinismo y dependencia del financiamiento de Estados Unidos.

Frustrado, Estados Unidos (incluida su embajada en Nicaragua) estaba trabajando para que todos respaldaran a Cristiana Chamorro (para disgusto de otros en la oposición). La estaban preparando para ser la Guaidó nicaragüense. El video de una reunión con funcionarios estadounidenses y sus lacayos demuestra cuán aturdidos estaban los cambiadores de régimen sobre la designación de Chamorro (¡no elección!), llamándola en el video repetidamente «Presidenta Chamorro».

El gobierno sandinista desmanteló este plan, que se desbarató al descubrirse la corrupción de Chamorro y posteriormente fue puesta bajo arresto domiciliario.

El segundo tema es aún más importante. La oposición financiada por Estados Unidos que se encuentra en la cárcel (y en el extranjero) está íntimamente asociada con los tranques mortales de 2018 y los posteriores estragos que causaron en el país. Por esta razón, incluso aquellos que no están de acuerdo con algunos aspectos del gobierno sandinista, no están recurriendo a la oposición financiada por Estados Unidos y no les importa que se encuentren en la cárcel.

El intento de golpe de Estado respaldado por Estados Unidos en 2018 fue perjudicial para la mayoría de las personas en el país. No existe apoyo para otro choque violento, ya que infligió devastación económica, psicológica y social a la mayor parte de la sociedad, especialmente a los más desfavorecidos.

Por ejemplo, en total, las pérdidas económicas estimadas por el golpe son de unos $ 24.000 millones de dólares, que incluyen daños por valor de $ 206,5 millones de dólares a instituciones gubernamentales locales y nacionales, el colapso de 8.708 pequeñas empresas y la pérdida de 119,000 puestos de trabajo.

Lo último que desean los nicaragüenses es violencia en sus comunidades, después de haber sufrido tranques en 2018 que destruyeron la economía familiar de la mayoría de los nicaragüenses, independientemente de sus inclinaciones políticas. Yo estaba en Nicaragua en ese momento. Solo quienes lo vivieron pueden comprender el horror del golpe.

Según Danto, un campesino que trabaja la tierra para ganarse la vida, sólo la clase alta, especialmente los miembros del COSEP (la poderosa Cámara de Comercio de Nicaragua), quieren otra revuelta (choque violento), porque pueden capear la tormenta económica que genera y eventualmente recuperar las pérdidas (en caso de que sufran alguna). El COSEP apoyó fuertemente el intento de golpe de estado de 2018.

Si hubiera tenido éxito, los miembros del COSEP habrían ejercido más poder político y económico, acaparando aún más la riqueza del pueblo nicaragüense. [En un periódico de la oposición en Nicaragua, que es la voz de la oposición de la clase alta, hay renovados llamados a otro intento de golpe de Estado].

El rechazo a la violencia fue fuerte y claro en todo el país el día de las elecciones. Al momento de escribir este artículo, no se ha documentado ni un solo incidente violento en los centros de votación en lo que resultó ser un día de elecciones pacíficas. Por lo tanto, no es cierto que Daniel Ortega ganó la reelección porque algunos miembros de la oposición respaldada por Estados Unidos actualmente detenidos, no participaron. Los nicaragüenses no quieren lo que la oposición está ofreciendo.

Una última lección de los partidarios
«blandos» del gobierno sandinista

Yuniel, Carlos, Joel y Esteban destacan algo más: la atención médica es un derecho fundamental y debe ofrecerse de forma gratuita. Esta idea está ahora arraigada en la sociedad nicaragüense, luego de catorce años de la segunda fase de la revolución sandinista.

Los nicaragüenses esperan acceso público y gratuito a la atención médica. También prevalece el apoyo a la idea de que la educación es un derecho fundamental. Si alguien intenta privatizar estos servicios, encontrará una resistencia considerable. Los intentos de privatización, especialmente de los servicios públicos, enfrentarán una fuerte resistencia, incluso entre los no sandinistas. Esto se debe a que el acceso público a estos servicios beneficia a la mayor parte de la sociedad.

Los nicaragüenses no gastan en atención médica como se hace en Estados Unidos. Incluso algunos nicaragüenses de derecha que han obtenido tarjetas de residencia o se han naturalizado en Estados Unidos y les va bien económicamente, atienden sus necesidades médicas en hospitales públicos y gratuitos en Nicaragua, dado lo costoso que son en Estados Unidos (aun cuando critican al gobierno sandinista que los provee).

El "voto duro" y una estrategia ganadora

Virna, Juliana y Fanor son parte del “voto duro” y el corazón de la victoria de la revolución sandinista en las urnas. Los tres son miembros activos del FSLN.

Virna, trabajadora doméstica con niños, proviene de una familia sandinista. Ella ve su militancia como un legado familiar que debe perdurar. Apoya a Daniel Ortega y su gobierno porque, sobre todo, cuida de los pobres. Todos los que entrevisté y que se identificaron como sandinistas (estando o no directamente involucrados en política) dijeron esto una y otra vez. El gobierno sandinista, repitieron, se preocupa por los más desfavorecidos.

Virna me explicó que el FSLN se había estado organizando y estaba preparado para ganar esta elección. Como líder, parte de sus responsabilidades incluía encontrar personas para ayudar en las urnas; también se aseguró que tuvieran lo que necesitaban (incluido café!) y de que estuvieran a salvo, pero no trabajó en las urnas (porque es una líder local del FSLN y eso va en contra de las reglas).

Ella y sus colegas organizaron el transporte para las personas mayores y discapacitadas que querían votar pero que no tenían medios para llegar a Centros de Votación. A Virna no le preocupaba que el FSLN perdiera las elecciones porque, como ella argumenta, ha habido tantos beneficios para la población, incluida la atención de salud pública gratuita, que era inconcebible que la mayoría de la población quisiera perder esos servicios. Fanor estuvo de acuerdo.

Fanor, un líder local más joven, me dijo que la estrategia ganadora del FSLN era simple: acompañamiento a las familias para ayudar a atender sus necesidades. Desde hace algún tiempo, el FSLN trabaja para que, como él dice, el gobierno sandinista tenga una presencia fuerte y constante dentro de los hogares, no sólo durante la época electoral.

Fanor enumeró una variedad de servicios y programas que el gobierno sandinista ha ofrecido, incluyendo ayuda a los ancianos con sillas de ruedas, proporcionar alimentos a los necesitados, Plan Techo (dar material para techos a hogares desfavorecidos), limpieza comunitaria, mantenimiento del cementerio, sufragar los costos de servicios funerarios, difusión de información sobre vacunación, construcción de viviendas comunales, acceso a agua potable, Bono Productivo (en el que se les da a las mujeres cerdos, gallinas y vacas para estimular la soberanía alimentaria y la subsistencia económica del hogar), entre otros.

Estas actividades locales, argumenta, constituyen un tipo de ayuda que el FSLN brinda a las familias. El FSLN, dice, está trabajando en una variedad de proyectos para estimular el crecimiento económico y fortalecer la soberanía alimentaria. Señala que el FSLN no depende de las grandes empresas para impulsar el crecimiento económico. Están trabajando en la autosuficiencia económica, dando prioridad a las pequeñas y medianas empresas. Sus comentarios están respaldados por los datos.

Los incentivos del gobierno sandinista para una «economía popular», que se basa principalmente en la producción de familias, comunidades, cooperativas y asociaciones (pequeñas y medianas empresas / productores), han crecido dramáticamente desde el fallido golpe de estado de 2018. Aunque el gobierno sandinista había estado apoyando la economía popular antes del intento de golpe, la dependencia de la clase capitalista para la generación de riqueza era mayor antes de 2018, que en la actualidad.

Fanor también me explicó que las visitas domiciliarias son clave para su estrategia, porque los miembros de la comunidad a menudo no expresan todas sus quejas en foros públicos. Pero en la privacidad de sus hogares, son más comunicativos acerca de los problemas que les gustaría se abordaran en sus comunidades.

En esa función, él y otras personas sirven como conducto entre los miembros de la comunidad —de todos los colores políticos— y los gobiernos locales del FSLN. Es importante destacar que los servicios que Fanor y sus colegas ayudan a brindar se distribuyen equitativamente, a todos, independientemente de su afiliación política. Juliana, una ama de casa y líder comunitaria del FSLN, resaltó este punto.

Juliana, quien cuida a un miembro de la familia, me dijo que, como líder comunitaria del FSLN, ve su trabajo como proveedora para su comunidad, ofreciendo asistencia del gobierno a todos los que la necesitan, independientemente de sus inclinaciones políticas. Comenzó a trabajar con el FSLN luego de inspirarse en el triunfo sandinista en 1979.

Su madre también tiene una larga historia de apoyo a los sandinistas. Juliana alcanzó su posición de liderazgo gracias a los esfuerzos en la promoción de igualdad de género reconocidos internacionalmente. En 2021 Nicaragua se ubicó en el puesto #1 en Las Américas. Señala que antes de que el FSLN regresara al poder, había pocos beneficios del gobierno, si es que había alguno.

Desde 2007, ha trabajado para ayudar a entregar una variedad de proyectos a su comunidad. Recientemente, ayudó a dirigir un proyecto de electricidad para su ciudad. Sandinistas y no sandinistas se beneficiaron de este y otros proyectos en los que ha estado involucrada, incluido el Plan Techo. Ella señala que incluso los liberales — un término que se usa para las personas que apoyan a alguna facción de la oposición — pueden ver lo que el gobierno ha logrado por ellos. Incluso señala que algunos sandinistas se molestan porque a los liberales se les dan puestos en instituciones gubernamentales y los usan para criticar y socavar el proyecto revolucionario sandinista.

Los tres esperaban que el FSLN ganara, describiendo elecciones libres y justas en paz en sus respectivas comunidades. Juliana me dijo que la mayoría de la gente de su comunidad salía a votar por la tarde después de la misa y servicios religiosos. Me informó que debido a que una facción de la oposición había llamado a la abstención, al menos una empresa de autobuses que apoyaba a la oposición no ofreció sus servicios ese domingo. Esto tuvo un impacto insignificante en la participación porque los lugares de votación estaban ampliamente disponibles. La gente conducía, caminaba o idearon diversas formas de transporte para llegar al centro de votación.

Militantes sandinistas

También hablé con Helena, Danto y Tamo. Estos individuos apoyan a los sandinistas y Helena y Danto se identifican como tales. No le pregunté a Tamo si lo hacía también, aunque sería sorprendente que no se identificara como sandinista. Los tres destacaron la importancia de votar.

Danto recordó que, durante la dictadura de Somoza, en su pueblo, el voto se compraba y se pagaba con 5 córdobas, un nacatamal (plato local) y un trago (alcohol). Los sandinistas cambiaron todo eso, dijo. Los sandinistas apoyaron a los sectores más vulnerables con campañas de alfabetización, derechos sociales, una autoridad legal legítima y reducción de la corrupción en el gobierno.

Señaló, con confianza, que debido a que el sandinismo aboga por los pobres y están bien organizados, será difícil derrocar al gobierno sandinista. Helena, en comentarios similares, sostiene que el gobierno sandinista ha construido hospitales, escuelas, viviendas, así como beneficios de seguridad social para los nicaragüenses. En los años neoliberales, dijo, no consiguieron nada de eso.

Un miembro de su familia recibió el Bono Productivo y ha sido capacitado para trabajar la tierra para apoyar la independencia económica y la soberanía alimentaria de su hogar. Me dijo que los sandinistas estarán en el poder mientras tengan el apoyo popular. Ana, una anciana, me dijo que los sandinistas son personas de buena conciencia. Daniel Ortega, en particular, es un buen hombre, dice, que ayuda a los más necesitados. La reverenciapor El Comandante (Ortega) se ha documentado en otros lugares. Durante la dictadura de Somoza, ella no votó, pero ha votado sandinista desde el triunfo de la revolución.

De todas las personas con las que hablé, deduje que Tamo tenía la menor cantidad de recursos materiales. Trabaja como cuidador, o alguien que es contratado para vivir en la tierra de otra persona para trabajarla y protegerla para que la cosecha no le sea robada al dueño. Tamo es tímido, pero accedió a hablar conmigo sobre las próximas elecciones. Nunca antes lo habían entrevistado (como en la televisión, dijo).

Mencionó los nuevos hospitales, pero dedicó más tiempo a hablar de las carreteras que el gobierno sandinista ha construido y reparado durante los últimos 14 años en el pueblo de donde es oriundo, lejos de donde trabaja. Las carreteras, dice, han marcado una gran diferencia para la gente de su ciudad, que ahora pueden trasladar sus «productos básicos» con facilidad y venderlos en otro lugar.

Había planeado regresar a su ciudad natal para votar, pero, debido a su trabajo, no pudo votar. Además de Danto, los sandinistas que se fueron a Estados Unidos no pudieron votar durante este ciclo electoral. Como señala Juliana, el apoyo a la reelección de Daniel Ortega y al gobierno sandinista habría sido mayor si todas esas personas hubieran podido votar.

El intento de golpe de estado respaldado por
Estados Unidos en 2018: su papel en la victoria
electoral de la Alianza del FSLN

Virna, Juliana y Fanor coinciden en que el FSLN está más organizado ahora que antes del intento de golpe de estado respaldado por Estados Unidos en 2018, que, para cada uno de ellos, fue bastante difícil de superar. Fanor señaló que fue atacado a través de las redes sociales.

Aunque Fanor se sintió decepcionado por algunos jóvenes de su generación que inicialmente creyeron la propaganda respaldada por Estados Unidos, él y otros trabajaron con las familias durante el intento de golpe para asegurarse de que sus familiares no se unieran a los tranques mortales para evitar una tragedia, que habría dividido a la comunidad. No mucha gente en su comunidad dice, se involucró en el golpe. Durante el intento de golpe y después, él y sus compañeros trabajaron para refutar las diversas mentiras de la oposición financiada por Estados Unidos.

Fanor me dice que él sabía que el golpe no iba a funcionar porque vio de primera mano cuánto sufrían las familias económicamente como consecuencia de la violencia, que les impedía ir y venir del trabajo, llegar a los hospitales o regresar y completar otras tareas necesarias. Miles de pequeñas empresas familiares colapsaron. Fanor vio lo enojados que estaban los miembros de la comunidad por la devastación.

Virna fue objeto de ataques e insultos de sus vecinos. Se sorprendió porque había estado trabajando en su comunidad brindando ayuda y pastoreando proyectos para todos, independientemente de su afiliación política. Hubo un momento en el apogeo de la violencia en el que pensó en renunciar a su cargo de líder comunitaria del FSLN, pero decidió mantenerse firme en su trabajo.

Compañeros la protegieron y cuidaron, porque es muy conocida en su comunidad. Temían que ella fuera el blanco de un ataque desatado contra los sandinistas en todo el país.

Los sandinistas fueron sometidos a insultos, golpizas, torturas, quemaduras y asesinatos; algunos sufrieron actos de vandalismo y destrucción. Virna habló de manera desgarradora sobre lo difícil que fue soportar el intento de golpe de 2018. Solía ​​llorar, dice, cada vez que mataban a alguien, incluido un joven de su comunidad al que mercenarios de la oposición le dispararon por la espalda. Su historia destaca la importancia de las mujeres en la resistencia al intento de golpe de estado del 2018.

Juliana transmitió temores similares durante el golpe debido a su liderazgo en la comunidad. No fue a la ciudad por miedo a los tranques. Juliana temía que la reconocieran como sandinista y la atacaran. Estaba petrificada de caminar a su trabajo porque los mercenarios de la oposición que manejaban los tranques a veces se acercaban a ella cuando caminaba al trabajo.

Trabajar duro para asegurar una victoria electoral del FSLN es una forma, sostienen Juliana y otros, de prevenir el surgimiento de un nuevo intento de golpe violento.

A pesar de una montaña de evidencias de que la violencia de 2018 fue consecuencia de un intento de golpe respaldado por Estados Unidos, los medios corporativos y la izquierda imperial se niegan a reconocerlo. Cuando lo mencionan, oscurecen, ignoran y borran el sufrimiento y los ataques contra los sandinistas, que fueron víctimas de la agresión estadounidense a través de sus lacayos locales. Cualquiera que se niegue a reconocer este hecho no comprende la capacidad organizativa del FSLN, sus prioridades y su eventual triunfo en las urnas.

Conclusión

Al hablar con el trabajador común y corriente en Nicaragua, encontré un compromiso abrumador con la segunda fase de la revolución sandinista, incluso entre aquellos que expresaron algunos desacuerdos con el gobierno y consumen constantemente propaganda antisandinista a través de los medios sociales y otros medios de oposición.

Tanto para los sandinistas como para los no sandinistas, no se puede negar los logros del gobierno sandinista desde que regresó al poder en 2007. Además, la segunda fase de la Revolución ha contribuido a cambiar la sociedad nicaragüense, de modo que personas de todo el espectro político piensan en sus servicios públicos como un derecho que no debe privatizarse, un derecho que están dispuestos a defender.

Esto es particularmente importante cuando se trata de atención médica. Las inversiones en salud, incluidas la infraestructura sanitaria y vial, así como la programación de servicios básicos, han obtenido mucho apoyo para el gobierno sandinista. Recientemente, el Ministerio de Salud comenzó a vacunar a las personas contra Covid-19 en el hogar que, por cualquier motivo, no pueden asistir a un centro de salud, pero desean vacunarse.

Los principales medios corporativos y los izquierdistas imperiales ignoran las voces y perspectivas de gente de la clase trabajadora como los que entrevisté, porque no se ajustan a las narrativas de Estados Unidos y sus lacayos locales. Es importante destacar que las opiniones de mis entrevistados no concuerdan con las narrativas que los miembros de la ahora desaparecida MRS propagan entre la izquierda imperial en Estados Unidos y Europa.

Cables del Departamento de Estado de Estados Unidos publicados por Wikileaks muestran que los líderes del MRS son informantes de Estados Unidos. Han cabildeado públicamente por una guerra económica contra su propio país. No obstante, estos individuos se presentan como de izquierda ante una audiencia internacional, ocultando su apoyo a la derecha nicaragüense y los objetivos del imperio estadounidense en Nicaragua.

Es preocupante que la izquierda imperial acepte el vitriolo de los miembros del MRS como la voz del pueblo nicaragüense e ignore las perspectivas de personas como las que destaco en este reportaje. Cuando los izquierdistas imperiales escriben y hablan en nombre del “pueblo nicaragüense”, quieren decir de “mis amigos del MRS y otros miembros de la clase alta nicaragüense”.

No se puede exagerar la importancia de la dimensión de clase social para entender la victoria sandinista en las urnas. El FSLN ganó porque tiene el apoyo de la clase trabajadora.

Aunque son la mayoría, su perspectiva es ignorada en gran medida por los principales medios corporativos y la izquierda imperial. Por el contrario, la perspectiva de la clase alta nicaragüense —especialmente sus élites que viven de los fondos estadounidenses que pagan en gran medida la propaganda antisandinista— se magnifica y prioriza en el mundo occidental. Es por eso que no hablé con miembros de la clase alta nicaragüense.

Nota sobre el término Izquierda Imperial

Utilizo el término «izquierda imperial» siguiendo la réplica de Vijay Prashad a David Harvey: ¡Vives del otro lado del imperialismo! Les digo lo mismo a los izquierdistas en el núcleo imperial, quienes, sean cuales sean sus intenciones, se niegan a reconocer la soberanía de Nicaragua y se han inclinado en un pretzel tratando de justificar su alineación con los intentos de cambio de régimen del Departamento de Estado de Estados Unidos. En lugar de escuchar a los nicaragüenses de la clase trabajadora como hice para este reportaje, ellos pontifican, presumiendo hablar en nombre de los nicaragüenses, juzgando lo que no saben, incluyendo cuán socialista es realmente el gobierno sandinista.

Este es un viejo hábito de la izquierda imperial. ¿Por qué no pueden entender que sólo los nicaragüenses deben decidir si el gobierno sandinista está comprometido con las aspiraciones revolucionarias, si es lo suficientemente socialista y si vale la pena apoyarlo? Es fácil señalar con el dedo a un país en desarrollo por su revolución imperfecta. Sería mucho más difícil oponerse al imperio y trabajar en la construcción de un proyecto de orientación socialista en Estados Unidos, escuchando y aprendiendo de los nicaragüenses de clase trabajadora que participan en la construcción de este proyecto político todos los días.

No crean cuando dicen que la izquierda está dividida. No hay división. La izquierda (antiimperialista) apoya la victoria sandinista en Nicaragua. El resto está confundido o aboga por un proyecto político imperialista.

Insto a la izquierda imperial a sumarse a los llamamientos que rechazan toda intervención de Estados Unidos en la sociedad nicaragüense, incluso si sus amigos nicaragüenses quieren lo contrario. La izquierda imperial no sufrirá las consecuencias de la agresión de Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA), que solo generará sufrimiento económico y conflicto político para y entre los nicaragüenses, especialmente los más vulnerables. Esteban, Carlos, Yuniel, Joel, Fanor, Danto, Juliana, Virna y Helena sufrirán la agresión estadounidense, no tú.

Las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos contra Nicaragua aumentarán el dolor económico de su población y obligarán a la migración de más personas a Estados Unidos en busca de sustento económico. La respuesta histriónica de Estados Unidos a la victoria electoral sandinista ha llevado a algunos nicaragüenses a creer que Estados Unidos aceptará a todos los migrantes nicaragüenses. La agresión política, junto con las dificultades económicas que surgen de las sanciones, aumentarán la migración de nicaragüenses a Estados Unidos. La migración es cosecha del imperio.

Los 232 compañeros internacionales de 27 países observaron elecciones pacíficas, justas y democráticas en Nicaragua. Las celebraciones estallaron en todo el país cuando se anunciaron los resultados.

El FSLN visitará a las comunidades para escuchar sus quejas, necesidades y deseos. Los miembros electos de la Asamblea Nacional participarán en este esfuerzo, que busca reforzar el audaz plan del FSLN para reducir la pobreza y aumentar el bienestar de todos los nicaragüenses. Como sostiene William Grigsby, en los próximos años Nicaragua comenzará a cosechar lo que el gobierno sandinista ha estado sembrando durante 14 años: se avecina un gran salto adelante.

Los sandinistas están lejos de terminar con su proyecto revolucionario.