Las primeras palabras que expresó Víctor Rosales cuando se le preguntó qué lo motiva a llevar juguetes a miles de niños en el país, contestó: “Me motiva ayudar; la solidaridad la tenes en tu corazón”.
Este 2017, Rosales, mejor conocido como el Santa Claus Nica cumple 27 años de llevar alegría, felicidad y juguetes a los niños y niñas, muchos de ellos residen en comunidades alejadas, como las ubicadas en los municipios del Triángulo Minero y otras del Caribe Norte.
Este personaje nicaragüense ahora no solamente entrega juguetes en Navidad, también lo hemos visto entregando féretros a familias de escasos recursos que le buscan, porque saben que el Santa Claus Nica, les ayudará o los visitará para paliar el dolor de una niña diagnosticada con cáncer cerebral, la cual batalla por su vida.
“No importa si en ese momento no tengo, lo que me mueve es ayudar a esa persona, a ese niño que quiere un juguete, no importa si me enjarano; en las funerarias me dan fiado, después yo pago, me mueve el amor que le tengo al prójimo”, dice Víctor Rosales, cuando lo visitamos en su hogar, donde en su amplio porche tenía más de una docena de cajas grandes llenas de juguetes que iba a ir a entregar a comunidades de San Benito en Tipitapa.
Vivió la pobreza
Pero por qué al Santa Claus Nica, se le ocurrió un 24 de diciembre de 1990 regalar tres juguetes a unos niños que estaban sentados en un parqueo de un supermercado, pidiendo a los clientes del lugar.
“Esto nace de la pobreza que viví, mi madre era sola, yo vendía los periódicos, también cuidaba carros y vendía caramelos, chicles; me ponía en el semáforo, era muy pequeño, fui creciendo en la pobreza, pero mi madre siempre me enseñó a compartir y cuando llegaba la Navidad miraba a muchos niños jugar con sus juguetes, mi madre me decía que escogiera entre el estreno (ropita nueva) y los juguetes, yo le pedía el juguete, pero ella siempre me compraba la ropa, yo me quedaba con las ganas del juguete”, relata.
Y eso se repetía cada diciembre. El pequeño Víctor se quedaba esperando el juguete que no llegaba, y en medio de su pobreza así fue creciendo el Santa Claus Nica, quien luego de cuidar carros en los parqueos o vender periódico, trabajó como taxista por dos años.
“Yo mire a unos niños que veían a otros jugar y ellos no tenían juguetes, en ese momento recordé lo que yo había vivido de niño. Ya con 21 años, acaba de regresar del Servicio Militar, mire a esos niños tristes, me fuí al Mercado Oriental y compré unos juguetes pequeños, se los di a los niños y ya en ese momento cuando miré la sonrisa de los niños, yo ya estaba recibiendo el juguete que no tuve en mi infancia”, cuenta.
Los primeros 50 juguetes
Un año después en diciembre de 1991, Víctor logró reunir dinero para comprar 50 juguetes para regalarlos a los niños que deambulaban en los semáforos. En 1992 regaló 150, en 1993 compró 500, y así cada año la cantidad iba creciendo y ahora este hombre entrega 13 mil juguetes, una buena cantidad los compra con dinero que ahorra del trabajo de elaborar placas y rótulos. Otra cantidad le llegan de parte de amigos e instituciones privadas que también son movidas por el sentimiento solidario que embarga al Santa Claus Nica.
“Yo ya no soy el Santa Claus de la Navidad, soy el Santa Claus de todo el año, aquí en mi barrio si se muere alguien de una familia muy pobre, vienen a solicitarme un ataúd, o una silla de ruedas, medicamentos, entonces cuando tengo y puedo les doy”, asegura.
“Fío juguetes, me acaban de venir a entregar unas cajas, me las dieron fiadas y las voy a pagar en abonos, me dan plazo de seis meses. Ser solidario me motiva el amor por el prójimo, hay muchas personas que tienen dinero, pero no tienen amor hacia el prójimo, yo comparto lo poco que tengo y lo que Dios me da, a veces no tengo dinero, por ejemplo ahorita le debo a funeraria el Alba 30 ataúdes”.
Una casa modesta pero con mucho amor al prójimo
Víctor Rosales vive en una casa modesta en el barrio La Fuente, no es lujosa, pero eso sí, en ella hay mucho amor, hasta el punto que ahí le da posada a una familia miskita originaria del Caribe norte.
“Me motiva ayudar, la solidaridad la tenés en tu corazón, cuando veo a una persona con necesidad, con dolor, es como estar viendo a mi madre que sufrió mucho con sus cinco hijos por la pobreza en que vivíamos. Yo todo lo que hago lo hago con amor, nadie está detrás de mí, lo hago con voluntad y dirigido por Dios”.
Para el Santa Claus Nica, los Diez Mandamientos se resumen en dos: “Amarás a Dios como a tú mismo y amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Fuente: El 19 Digital
Esta entrada fue modificada por última vez el 25 de diciembre de 2017 a las 7:57 AM