Trabajar más de ocho horas diarias desde la Casa Materna ‘Martha Angélica Quezada’, en el municipio de La Paz Centro, ha llevado a María José Altamirano (47 años) a reflexionar sobre la importancia de ser mujer, y los importantes espacios que estas han conquistado en estos Nuevos Tiempos.
Para esta abnegada compañera, trabajadora de esta Casa Materna, lo más importante que han recuperado las mujeres nicaragüenses, además de los espacios y roles, son los valores humanos y la solidaridad que se tienen, en un nuevo contexto, donde lo más importante es trabajar unidas por el bienestar de la familia.
«Realmente aquí practicamos los valores de la solidaridad. Nos vemos las mujeres unas con otras. Incluso cuando termino mi jornada laboral, y quedan ellas por la noche, nos reunimos para platicar, para conversar sobre nuestras vidas, sobre cómo podemos hacer para seguir adelante, esforzándonos por ser mejores», expresó.
Esta apasionada servidora pública, asegura que el Gobierno del Presidente Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo, ha sido bien valorado por estas mujeres que hoy se atienden en las diferentes Casas Maternas, cuyos espacios se han convertido en un refugio para muchas mujeres que van a dar a luz, muchas veces por primera vez.
«Aquí tenemos una convivencia importante. Yo nunca lo había experimentado. A lo largo de estos casi ocho años que tengo de trabajar en esta dirección, en la Casa Materna, he logrado compartir muchas cosas. Y ellas están agradecidas con este Gobierno, porque las acoge, las mima, les garantiza su medicina y su alimentación», sostuvo.
Altamirano asegura que durante todo este tiempo que tiene trabajando en esta Casa Materna, ha aprendido que ser madre es una bendición de Dios, porque al dar a luz, una mujer se fortalece y se entrega de corazón por su hijo, con toda la abnegación del mundo.
«Se forma ese vínculo de amistad y solidaridad como mujer; yo veo a las jóvenes que van a ser madres por primera vez, el entusiasmo por estar comenzando sus vidas y que van a enfrentar nuevos retos. Les demuestro mucho amor y mucho afecto; aquí compartimos con ellas», anotó.
Altamirano también es madre, y a lo largo de su vida, dice haber aprendido que ser mujer y ser madre, es un doble regalo de Dios. De aquí que se entregue con pasión y gran entusiasmo todos los días a su trabajo.
«El amor se siente a través de la convivencia. Porque hay mujeres que pasan aquí hasta 15 días, y fortalecen sus lazos de amor y solidaridad. Este trabajo implica mucha entrega y solidaridad. El ser mujer es lo que me permite y me lleva más allá para atenderlas con cuido y amor especial», valoró.
María destacó que sin estas Casas Maternas, muchas de estas mujeres embarazadas, principalmente de las zonas rurales de La Paz Centro, tendrían muchas complicaciones. Sin embargo, gracias al apoyo del Buen Gobierno, se les garantiza con amor, una atención especializada y gratuita.
Esta entrada fue modificada por última vez el 8 de marzo de 2016 a las 11:25 AM