Discurso de Clara Zetkin, noviembre de 1918.
Recuperamos este artículo de 1985 que pretende acabar con los mitos edulcorados sobre el origen del Día Internacional de la Mujer.
Introducción de Claire G. Moses, directora de Feminist Studies
Cada 8 de Marzo cuento en mis clases de Estudios Feministas la historia del Día Internacional de la Mujer. Es una historia que me han contado muchas veces, y que por ello conozco bien.
En 1857, una manifestación espontánea, llevada a cabo por las trabajadoras textiles de Nueva York que protestaban por los bajos salarios, la jornada laboral de doce horas y la creciente carga de trabajo, fue brutalmente dispersada por la policía.
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Muchas mujeres fueron arrestadas y algunas fueron pisoteadas por la multitud. Cincuenta años después, en el aniversario de esa movilización, se instituyó en su memoria el Día Internacional de la Mujer.
Mis estudiantes responden a esta historia con una emoción muy cercana a la gratitud. Usualmente el 8 de Marzo coincide con el momento del semestre en el que más sienten el peso de la opresión de la mujer: están hambrientas por el conocimiento de la resistencia de las mujeres.
Las trabajadoras textiles de Nueva York suplen esa necesidad de antecesoras heroicas.
Por eso, fue con cierta ambivalencia, interés académico mezclado con desconfianza política, que leí en la revista francesa feminista La Revue d’en face (12, 1982, pp 67-80) el artículo de Liliane Kandel y Francoise Picq, «Le Mythe des origines, A propos de la journée internationale des femmes.»
¿El mito de los orígenes? ¿Nunca había existido un evento como nuestra manifestación de 1857?
Efectivamente, según Kandel y Picq, la manifestación de las obreras textiles de Nueva York en 1857 es una leyenda nacida en 1955.
En su esclarecedor artículo ellas especulan sobre el origen de la «leyenda de 1857», sobre la probabilidad de que, en 1955, resultara muy oportuno «separar el Día Internacional de la Mujer de su historia soviética, para darle un origen más internacional, más antiguo que los bolcheviques, más espontáneo que la decisión de un Congreso, o la iniciativa de mujeres afiliadas al Partido, y que la fecha de 1857 haya sido elegida como tributo a Clara Zetkin, nacida ese año.»
Intrigadas por esta revisión de nuestro registro histórico, las editoras de Feminist Studies le pedimos a Temma Kaplan, de quien conocíamos sus estudios sobre rituales y días festivos socialistas, que nos proporcionara un registro más verdadero sobre el origen del Día Internacional de la Mujer.
El meticuloso análisis de Kaplan sobre el nacimiento del Día Internacional de la Mujer demuele un mito en el cual muchas de nosotras nos apoyábamos para interesar a nuestras estudiantes.
Ellas, que consideraban inspiradora la idea de una manifestación espontánea, seguramente extrañarán la leyenda de 1857.
Pero en los ’80, cuando mejor necesitamos entender la efectividad de la resistencia organizada ¿no corresponde acaso que nos inspiremos no sólo en las manifestaciones espontáneas, sino también en las mujeres que se embarcaron en luchas de largo aliento y que crearon rituales para sostener esa lucha frente a una oposición implacable?
Sobre los orígenes socialistas del Día Internacional de la Mujer
Temma Kaplan
Una de las formas en que los socialistas y los anarquistas del siglo XIX intentaron establecer tradiciones comunales y seculares fue a través de los días festivos. Incluso en España, los izquierdistas celebraban festivales el 14 de julio, aniversario de la Toma de la Bastilla, porque esa fue la fecha más revolucionaria del calendario europeo hasta la Revolución Rusa.
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Los socialistas eligieron esa fecha para reunirse en París en 1889 para organizar la Segunda Internacional, una asamblea de partidos socialistas, sindicatos y clubes políticos.
Con frecuencia, como ocurría con la conmemoración de la Comuna de París en cualquier día entre el 18 y el 28 de marzo, las fecha de los días festivos variaba.
En el fondo lo que realmente importaba no era tanto la fecha sino la solidificación de un sentimiento de comunidad.
El primer Día Internacional de la Mujer (en singular) [actualmente es plural en inglés. N del T] se celebró el 23 de febrero de 1909 en Estados Unidos.
Al igual que el Día del Trabajo, que tiene una historia parecida, el Día de la Mujer comenzó como un medio para unir a la comunidad popular alrededor de una serie de metas comunes.
Originalmente ambos días festivos tuvieron lugar en domingos, para que la gente no perdiera un día de trabajo. Sin embargo, ambos quedaron fijados en fechas específicas porque los eventos históricos se impusieron a los manifestantes.
Curiosamente, una historia apócrifa emergió en los círculos comunistas franceses durante la década de 1950.
Supuestamente, una huelga de obreras textiles de Nueva York el 8 de marzo de 1857 fue brutalmente reprimida, lo que condujo a una movilización para conmemorar su 50° aniversario en 1907.
Ninguno de los eventos parece haber tenido lugar, pero muchos europeos piensan que el 8 de marzo de 1907 inauguró el Día Internacional de la Mujer.
Algunas feministas francesas ven este mito como un nuevo capítulo en la discusión de larga data entre feministas y comunistas sobre si las mujeres tienen otros derechos más allá de los que tienen como trabajadoras.
La historia real del Día Internacional de la Mujer no puede ser separada de la vida política de Clara Zetkin. Ella asistió a la reunión de 1889 en París en la que se creó la Segunda Internacional.
En ese momento los izquierdistas allí reunidos acordaron una manifestación para el Día del Trabajo en la que reclamarían por la jornada de 8 horas y por poner límites al trabajo de mujeres y niños, puntos promovidos por Zetkin.
Como editora entre 1890 y 1925 de Gleichheit [Igualdad], el periódico femenino del partido Social Demócrata alemán, ella promovía los intereses de las mujeres trabajadoras. Aunque Zetkin se oponía con virulencia a las feministas dentro y fuera del partido, trató de familiarizar a los socialistas con las condiciones de las mujeres trabajadoras.
Después de la guerra se hizo comunista, y llevó la propuesta del Día Internacional de la mujer a la Tercera Internacional, en 1922.
A partir de ese momento, el Día Internacional de la mujer se transformó en un día festivo comunista.
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Desde finales de los 60 las feministas han revitalizado la celebración, infundiéndole un nuevo significado.
Muchas mujeres socialistas en Europa y en Estados Unidos reforzaron su compromiso con el internacionalismo en los años previos a la Primera Guerra Mundial.
El 17 de agosto de 1907, justo antes de la reunión de la Segunda Internacional en Stuttgart, hubo un encuentro de mujeres asociadas al socialismo. Lideradas por Clara Zetkin y Louise Zietz, estas socialistas se comprometieron a luchar por la igualdad en todos los aspectos de la vida, y debatieron sobre manifestarse para publicitar sus objetivos.
Tanto en los Estados Unidos como en Europa las socialistas quedaron en un segundo plano respecto de las sufragistas, ya que consideraban a los derechos políticos de las mujeres como subordinados al avance económico de la clase obrera masculina. En todo el mundo la izquierda había asociado el voto femenino con el conservadurismo y Estados Unidos no era una excepción.
Sin embargo, las mujeres de la Segunda Internacional consiguieron finalmente el apoyo de sus camaradas para la campaña por el sufragio, antes de la Primera Guerra Mundial.
En 1908, el Partido Socialista de Estados Unidos creó el Comité Nacional de Mujeres por el Sufragio y les pidió que organizaran manifestaciones. Ansiosas por empezar, la rama Número 3 de la Sociedad Social Demócrata de Mujeres, de Nueva York, organizó una reunión masiva por el sufragio femenino, el 8 de marzo de 1908.
Las Socialistas de Estados Unidos declararon el último día de febrero como Día Nacional de la Mujer.
El 23 de febrero de 1909, la asamblea principal se celebró en Nueva York, en el Liceo Murray Hill, en la esquina de la Tercera Avenida y la Calle 34. Dos mil personas escucharon a Leonora O’Reill y otras explicar los principios de la igualdad de derecho y exigir el voto para las mujeres.
En la asamblea del Liceo del Trabajo de Brooklyn se recitó «El Dios de Oro», seguido de cantos religiosos. Charlotte Perkins Gilman se dirigió a la congregación de la iglesia Parkside, en Brooklyn, junto a la secretaria de la Hermandad Cristiana Socialista. «Es cierto que el deber de una mujer está centrado en su hogar y en la maternidad”, dijo Gilman, pero también que «como hogar debería entenderse todo el país, y no estar confinado a tres o cuatro habitaciones, o a una ciudad, o a un estado.»
La movilización del año siguiente en Nueva York se produjo el 27 de febrero de 1910, y se abrió con una asamblea en el Carnegie Hall. La audiencia cantó la Marsellesa, y luego Rose Schneiderman, Charlotte Perkins Gilman, y Metta I. Stem explicaron cómo las socialistas alemanas habían marcado el camino en Stuttgart en 1907 al exigir la igualdad económica para las mujeres y el derecho al voto.
Mi agradecimiento a Claudia Koonz, Ruth Milkman, y Robert Moeller.
Notas:
Para una discusión de los días festivos en la Izquierda, ver: Temma Kaplan, «Civic Rituals and Patterns of Resistance in Barcelona, 1890-1930», en The Power of the Past: Essays for Eric Hobsbawm, ed. Pat Thane, Geoffrey Crossic, y Roderick Floud (Cambridge: 1984), 173-93.
Michelle Perrot, “The First of May 1890 in France: The Birth of a Working-Class Ritual», en Thane, Crossic, y Floud, The Power of the Past, 143-71.
Liliane Kandel y Françoise Picq, «Le Mythe des origines à propos de la journée internationale de las mujeres.» La Revue d’en Face, 12 (Otoño de 1982): 67-80.
Karen Honeycutt, «Clara Zetkin: A Left-Wing Socialist and Feminist in Wilhelmian Germany» (Tesis de Doctorado, Columbia University, 1975); Renate Pore, A Conflict of Interest: Women in German Social Democracy, 1919-1933 (Westport, Connecticut, Greenwood Press, 1981); y Jean H. Quataert, Reluctant Feminists in German Social Democracy, 1885-1917 (Princeton: Princeton University Press, 1979).
Bericht der 1. Internationalen Frauenkonferenz Stuttgart, 17 Aug. 1907, Stuttgart, 1907, citado en Quataert, 249.
Mencionado en «New York City,» Socialist Woman, Marzo de 1988, incluído con una carta personal de Renée Coté, del 16 de febrero de 1984. Esta fue omitida por error en su libro, editado con Sylvie Dupont, La journée internationale des femmes ou les vrais faits et les vraies dates des mystérieuses origines de 8 mars jusqu’ici embrouillées, truquées, oubliées: la clef des énigmes la vérité historique (Montreal: 1984).
«The Suffragists and Socialists Demand Votes for Women,» Call, 1 de marzo de 1909, 1.
«A.B.C A Day of Anticipation:’ Call, 27 de Febrero de 1910, Magazine, 13.
Adelheid Popp, Der Weg zur Hohe: Die Sozialdemokratische Frauenbewegung Osterreichs (Vienna: 1930), 99.
Women’s journal. 56.
«Socialists Argue Strongly in Favor of Women’s Suffrage,» Call, 26 Feb. 1911, Magazine, 1-2.
Popp, 100.
Barnard College es una universidad privada dedicada a las Humanidades, ubicada en la ciudad de Nueva York. Fue fundada en 1889 por Annie Nathan Meyer como respuesta a la negativa de la Universidad de Columbia a admitir mujeres, y toma su nombre del décimo presidente de la Universidad de Columbia, Frederick Barnard (N del T).
«Great Socialist Meetings will Mark Woman’s Day Tomorrow,» Call, 27 Feb. 1915, 1.
Ibid.
Charles Sowerwine, Sisters or Citizens? Women and Socialism in France since 1876 (Cambridge: Cambridge University Press, 1982), 151.
Ibid., 148, 152.
Encarecimiento de la vida durante la Guerra: Precios de la subsistencias en España y en el extranjero, 1914-1918 (Madrid , 1918), 49.
Paolo Spriano, Socialismo e classe operaria a Torino dal 1892 al 1913 (Turin, 1958), 393. Para otros ejemplos de movimiento políticos en los que las mujeres reclaman su derecho de actuar en nombre de su comunidad, ver Temma Kaplan, «Female Consciousness and Collective Action: The Case of Barcelona, 1910-1918:’ Signs 7 (Spring 1982): 545-66.
Dale Ross, «The Role of the Women in Petrograd in War, Revolution, and Counter-Revolution, 1914-1921» (Tesis de Doctorado, Rutgers University, 1973). 28.
Debido al cálculo incorrecto de la duración del año solar, el calendario juliano presentaba en el siglo XVI un desfasaje importante complicando el cálculo de la fecha de la Pascua. Para remediar esto, en 1582 el papa Gregorio XXIII impulsó la adopción de un nuevo calendario, más preciso, para la iglesia católica. Sin embargo, las iglesias ortodoxas se opusieron a este cambio durante siglos. En Rusia en particular, fue el gobierno bolchevique que decretó el cambio al calendario gregoriano en 1918 (N del T).
Ross, 32.
Bemice Glatzer Rosenthal, «Love on the Tractor: Women in the Russian Revolution and after,» en Becoming Visible: Women in European History, ed. Renate Bridenthal and Claudia Koonz (Boston: Houghton Mifflin, 1977), 370-99, 377.
Popp, 100.
Este artículo se publicó en la revista Feminist Studies, Vol. 11, No. 1 (Primavera de 1985), pp. 163-171.
Traducido del inglés por Sebastián Risau
https://rebelion.org/sobre-los-origenes-socialistas-del-dia-internacional-de-la-mujer/
Esta entrada fue modificada por última vez el 10 de marzo de 2025 a las 1:39 PM