A continuación, comunicado de prensa de S&P Global Ratings, en el que explica que subió calificaciones de largo plazo de Nicaragua a ‘B’ por recuperación económica y fiscal; la perspectiva es estable.
Resumen
− La economía de Nicaragua se está recuperando luego de sucesivos shocks internos y externos en los últimos años.
− Las políticas fiscales y monetarias cautelosas han estabilizado la economía y deberían respaldar el crecimiento del producto interno bruto.
− Subimos nuestras calificaciones soberanas de largo plazo a ‘B’ de ‘B-‘ de Nicaragua.
− La perspectiva estable refleja nuestra expectativa de una continua recuperación económica y prudencia fiscal a pesar de un escenario externo desafiante.
Acción de Calificación
El 25 de octubre de 2022, S&P Global Ratings subió sus calificaciones soberanas de largo plazo en moneda extranjera y local de Nicaragua a ‘B’ de ‘B-‘.
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La perspectiva es estable. Confirmamos nuestras calificaciones soberanas de corto plazo de ‘B’ de Nicaragua. También subimos nuestra evaluación de riesgo de transferencia y convertibilidad (T&C) a ‘B+’ de ‘B-‘.
Perspectiva
La perspectiva estable refleja nuestra opinión de una recuperación económica continua del país junto con políticas fiscales y monetarias que sustentan la estabilidad económica ante un escenario internacional complejo de mayor inflación y tasas de interés al alza.
Escenario negativo
Podríamos bajar las calificaciones en los próximos seis a 18 meses si la recuperación económica actual de Nicaragua se viera afectada por una demanda interna y externa más débil, o por posibles shocks negativos adicionales o tensiones políticas inesperadas. Una mayor presión sobre el sistema financiero local que genere inestabilidad también podría llevarnos a bajar las calificaciones del soberano.
Escenario positivo
Podríamos subir las calificaciones en los próximos seis a 18 meses si la situación política se volviera más favorable y las medidas que tome el gobierno aumentaran la confianza de los inversionistas, se traducen en un crecimiento económico mayor al esperado, y mejora el acceso a financiamiento externo del soberano. Una trayectoria de fortalecimiento de los resultados económicos y fiscales que disminuyan la exposición de Nicaragua a los shocks externos negativos de manera sostenible podría llevar a un alza de calificación
Fundamento
Las calificaciones de Nicaragua reflejan su bajo ingreso per cápita, las debilidades institucionales, la vulnerabilidad a shocks externos y la limitada flexibilidad monetaria. Por otro lado, las calificaciones incorporan la capacidad del gobierno para estabilizar la economía luego de severos shocks en los últimos años a través de medidas activas y oportunas de política fiscal y monetaria. Las calificaciones también reflejan nuestra expectativa de bajos déficits fiscales, niveles de deuda pública estables en términos generales y un sector financiero resiliente, que se ha estado recuperando de un período de estrés significativo.
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Perfil institucional y económico: La economía de Nicaragua se está recuperando a pesar de las debilidades institucionales y el mercado laboral y la confianza empresarial relativamente débiles
−La demanda externa impulsa la recuperación económica de Nicaragua, gracias al aumento de las exportaciones y las remesas.
− Esperamos un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 3% a 4% durante los próximos tres años, por debajo del ritmo anterior a la crisis de 2018 de alrededor de 5%.
− Las instituciones del país siguen representando una limitante para la calificación, con pesos y contrapesos y ejercicio de la ley débiles.
El marco institucional de Nicaragua es una debilidad crediticia con una alta concentración de poder político en la presidencia, limitados pesos y contrapesos entre las instituciones y un ejercicio de la ley débil. El presidente Daniel Ortega del Partido Sandinista actualmente está en su cuarto periodo consecutivo de mandato (2022-2027).
Las controversias en torno a la imparcialidad de las elecciones nacionales en 2021, incluida la descalificación de varios candidatos de la oposición, podrían mantener la polarización política interna y posiblemente generar más sanciones internacionales.
Esperamos que el gobierno continúe dando prioridad a la estabilidad económica, incluido un enfoque cauteloso de las políticas fiscal y monetaria. Sin embargo, un estancamiento político continuo entre el gobierno, los partidos de oposición y otros sectores de la sociedad podría afectar negativamente las expectativas de crecimiento del PIB a largo plazo, así como limitar el acceso de Nicaragua al financiamiento oficial de los bancos multilaterales.
La economía de Nicaragua se está recuperando, respaldada por sólidas remesas que respaldan el consumo interno, términos de intercambio favorables que impulsan las exportaciones tradicionales y una buena demanda externa de exportaciones de las zonas francas del país.
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La recuperación sigue a una recesión de tres años durante 2018-2020 debido a la crisis económica provocada por la agitación política en 2018, y la pandemia de COVID-19 y los desastres naturales en 2020. Estos shocks sucesivos han cambiado la estructura económica del país, lo que podría afectar las expectativas de crecimiento económico a largo plazo. La relación antes estrecha y organizada.
Entre el sector privado y el gobierno, coordinada a través de varias cámaras de comercio, terminó con la agitación política de 2018. Los vínculos entre el sector público y el privado ahora son menos institucionales. Sin embargo, la inversión privada y extranjera se ha recuperado, y la inversión extranjera directa (IED) actualmente ha regresado a niveles de antes de 2018. El mercado laboral está reportando tasas de participación más bajas y mayor informalidad, así como flujos migratorios. En este contexto, esperamos que el crecimiento del PIB se ubique entre 3% y 4% durante los próximos tres años, por debajo del fuerte ritmo anterior a la crisis de 2018 de alrededor de 5%. Nuestras proyecciones incorporan una recesión superficial en Estados Unidos — un crecimiento económico más débil en América del Norte afectaría directamente a Nicaragua, a través de las exportaciones y las remesas.
Perfil de flexibilidad y desempeño: Los espacios fiscales y un perfil de deuda relativamente favorable mitigan las vulnerabilidades externas
− Los déficits fiscales de Nicaragua se mantendrán bajos y los niveles de deuda estables mientras el gobierno continúa dando prioridad a la estabilidad económica.
− Las fuertes entradas de dólares están reduciendo las vulnerabilidades externas del país.
− La flexibilidad de la política monetaria sigue siendo limitada, ya que el aumento actual de la inflación se debe principalmente a factores externos y el sector financiero sigue estando subdesarrollado y altamente dolarizado.
El gobierno de Nicaragua sigue comprometido con la consolidación fiscal y políticas macroeconómicas sólidas, lo que mitiga los riesgos derivados de los shocks internos y externos. A pesar de la recesión en los últimos años, el gobierno priorizó medidas destinadas a preservar la estabilidad financiera y monetaria, al tiempo que el gasto público relacionado con la pandemia de COVID-19 ha sido modesto en comparación con otros países en la región.
Esperamos que los déficits fiscales se mantengan relativamente bajos, ya que los fuertes ingresos del gobierno compensan las presiones de la alta inflación y los subsidios a la energía.
El gobierno aprobó una reforma tributaria en 2019, cuyos beneficios se están recaudando en su mayoría este año. También aprobó dos reformas de pensiones en 2014 y 2019 (las cifras del gobierno general incluyen el sistema de seguridad social, INSS), que ayudaron a contener los déficits de pensiones y generaron ahorros para pagar obligaciones de larga data del gobierno central con el fondo de pensiones (estas obligaciones pendientes ya se pagaron en su totalidad en 2022). A pesar de esta mejora, la salud financiera a largo plazo del sistema de pensiones probablemente dependerá de la recuperación del empleo formal, lo que aumentaría el número de afiliados en el sistema de seguridad social. Esperamos que el déficit del gobierno general se expanda ligeramente, pero que se mantenga por debajo de 2% del PIB en 2022, desde apenas 1.2% en 2021.
Por ello, el cambio en la deuda neta del gobierno general promediaría 3.2% del PIB en los siguientes tres años debido a una combinación de déficits fiscales, deuda adicional derivada de actividades casi fiscales, y el efecto de valuación sobre la carga de deuda por la depreciación de la moneda.
El legado de las protestas políticas de 2018, incluida la presión internacional contra el gobierno de Ortega, ha afectado la capacidad del gobierno para obtener financiamiento externo. Estos acontecimientos llevaron a Estados Unidos a oponerse al otorgamiento de nuevos préstamos que no sean con fines humanitarios (los préstamos ya aprobados, pero no desembolsados no se ven afectados por esta política) para Nicaragua por parte de algunos bancos multilaterales de desarrollo.
En nuestra opinión, Nicaragua mantendrá su acceso a financiamiento externo para cubrir las necesidades de financiamiento del gobierno en los próximos años. Sin embargo, es probable que persista la incertidumbre dado el riesgo de nuevas sanciones por parte del gobierno de Estados Unidos o la disminución del acceso a acreedores oficiales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial. El financiamiento del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) ha aumentado significativamente en los últimos años (a tasas de interés ligeramente más altas que las de otros acreedores multilaterales).
En el ámbito interno, las ventas de bonos del tesoro de Nicaragua deberían mantenerse prácticamente constantes dado el tamaño limitado del mercado interno, a pesar de las tasas de interés favorables y la alta liquidez del sistema.
A pesar de los severos shocks recientes, esperamos que la deuda neta del gobierno general de Nicaragua se mantenga estable en términos generales, en torno a 48% del PIB en 2022-2025 desde apenas 45% en 2018, y que los pagos de intereses se mantengan en poco menos de 5% de los ingresos del gobierno general. El perfil de deuda de Nicaragua es relativamente favorable, ya que la mayor parte de esta es con acreedores oficiales a tasas concesionarias.
A pesar de que la deuda del gobierno general está denominada en moneda extranjera, el régimen de deslizamiento del tipo de cambio limita el riesgo de que cambie de manera abrupta. Consideramos que los pasivos contingentes de los bancos son limitados.
El sector bancario tiene fuertes índices de capitalización, liquidez y rentabilidad, a pesar de los severos shocks de los últimos años cuando los depósitos cayeron alrededor de 30% en un solo año. Además, el sector financiero es relativamente pequeño, con activos brutos que representan alrededor de 50% del PIB. Los altos flujos de dólares provenientes de las exportaciones y de las remesas, y los menores requerimientos de financiamiento externo mitigan parcialmente las vulnerabilidades externas de Nicaragua.
Derivado de la recuperación económica y los precios más altos de las materias primas, esperamos que las importaciones crezcan rápidamente y se vean parcialmente compensadas por mayores exportaciones de bienes tradicionales y zonas francas. Además, las remesas están creciendo sustancialmente y representarán alrededor de 19% del PIB para 2022, dado el aumento de la migración hacia el exterior.
No obstante, la posición externa de Nicaragua está expuesta a la volatilidad dadas las posibles variaciones en los precios de las materias primas y los términos de intercambio, principalmente del oro y el petróleo (que representan una parte significativa de las exportaciones e importaciones de Nicaragua, respectivamente). Proyectamos moderados déficits de la cuenta corriente, alrededor de 3.5% del PIB durante 2022-2025, cubiertos en su totalidad a través de inversión extranjera directa (IED).
Proyectamos que la IED se mantenga en torno a 5% del PIB durante los próximos tres años. Estimamos que la deuda neta externa en sentido estricto disminuya a 74% de los ingresos de la cuenta corriente en 2022-2025. Además, es probable que la liquidez externa se mantenga fuerte, ya que las reservas internacionales brutas han mostrado resiliencia a los shocks externos, con un aumento a un máximo histórico de alrededor de US$4,000 millones, o más de 20% del PIB.
Esperamos que las necesidades de financiamiento externo bruto de Nicaragua promedien 93% de los ingresos de la cuenta corriente y reservas utilizables para 2022-2025. Además, el banco central tiene acceso a líneas de crédito revolvente para fines de manejo de liquidez, incluidos US$200 millones de BCIE (que podrían aumentar a US$500 millones durante el próximo año). Nicaragua tiene una flexibilidad monetaria limitada porque el sistema financiero sigue estando subdesarrollado y altamente dolarizado.
Casi todos los créditos y el 80% de los depósitos están denominados en moneda extranjera. Los bancos actualmente tienen altos índices de capitalización y liquidez, y los niveles de la cartera vencida son relativamente bajos. Los depósitos se han recuperado a niveles previos a 2018, luego de caer alrededor de 30% en un año. Sin embargo, el crédito al sector privado se ha recuperado a un ritmo más lento. El reciente repunte de la inflación, que esperamos cierre en 9.5% al cierre del año, se debe principalmente a factores externos.
A pesar de los períodos de tensión sustancial en el sector financiero, el banco central no impuso ninguna restricción de capital, de acuerdo con la evaluación de riesgo de transferencia y convertibilidad de ‘B+’, un nivel (notch) por encima de la calificación soberana.
Esta entrada fue modificada por última vez el 26 de octubre de 2022 a las 11:31 AM