Stalin Magazine: «Perfecto Traidor»

Imagen cortesia / Dennis Martinez, exjugador de grandes ligas.

Por: Stalin Vladimir Centeno

Al googlear el nombre de Dennis Martínez, ya no solo te muestra sus viejas hazañas, como que fue el pícher latinoamericano más ganador en la historia de las Grandes Ligas, que participó en 4 Juegos de Estrellas, que lanzó 30 blanqueadas y 122 juegos completos, además de lanzar 3,999 entradas y dos tercios, así como un Juego Perfecto.

Ahora, cuando pones Dennis Martínez en Google, al instante lo identifica con: golpista, oportunista, politiquero, pretencioso, sinvergüenza, vendepatria y traidor.

El «Chirizo», tal y como era conocido en Granada, donde andaba aplanando calles y con frecuencia alcohólico, para después sentarse en una piedra bajo el inclemente sol y disponerse a comer un vigorón de donde la famosa «Marucha», mismo que acompañaba con glu-glu porque no tenía para la Coca-Cola, es un tipo malagradecido.

Ningún gobierno anterior le paraba bolas y fue hasta la llegada al poder del Frente Sandinista, cuando lo rescataron del fango del olvido donde se encontraba: viejo, barbudo, chilicoso y sin brillo. El sandismo lo hizo gente nuevamente, le dieron un montón de plata para que formara las pequeñas ligas, donde no hizo nada; lo convirtieron en mánager de nuestra Selección Nacional y, como si con eso no fuera suficiente, en un acto que tuvo de testigo a todo el pueblo de Nicaragua, el Comandante Daniel y la Compañera Rosario lo llenaron de luz y de gloria. El viejo Estadio Nacional, ya transformado en un estadio moderno de alto rendimiento, con estándares internacionales y al nivel de los mejores estadios de Latinoamérica, fue orientado a llevar su nombre.

¿Y cómo le pagó Dennis al gesto de solidaridad y apoyo que desinteresadamente le brindaron el Comandante y la Compañera? Fácil, correspondió como «el perro que muerde la mano del amo que le dio de comer», y ya en abril del 2018, el ingrato y malagradecido de Martínez revivió un apodo que algún bromista de la crónica deportiva, por burlarse de él, le puso: «El Presidente», como si fuera tan fácil tirar pelotas en un campo de béisbol y jugar con pantaloncitos ajustados le diera «materia gris», liderazgo y estatura para convertirse en un jefe de estado.

Pues el tal Dennis pedía a gritos la destrucción de nuestro moderno estadio, que el sandismo, actuando con acertada visión, hizo construir para apoyar al deporte y brindar a nuestro pueblo una sana recreación.

El llamado a la violencia del «Chirizo» lo hacía desde su nueva casa, el «imperio», con el fin de congraciarse con los enemigos de la humanidad, autores intelectuales del intento golpista que Daniel, Rosario y nuestro pueblo pudieron derrotar con carácter, valentía y nacionalismo, inspirados por el espíritu de nuestro General Sandino.

Esta traición, nuestro pueblo no la dejó pasar por alto y decidió darle una «patada» a las letras del «Judas» de estos nuevos tiempos, mismas que manchaban al majestuoso Estadio Nacional. Fueron nuestros gobernantes, que atendiendo la orden del «Pueblo Presidente», borraron ese nombre y lo sustituyeron por el de «Soberanía», un nombre con el cual nos identificamos la mayoría de nicaragüenses que nos quedamos aquí, que jamás hemos traicionado a nuestra patria, ni la hemos vendido, y que nunca nos sumaríamos a las pretensiones de los bastardos o hijos alacrancitos del imperio, que sueñan con convertir a Nicaragua en el patio trasero de estos.

Desde entonces, Dennis Martínez se quitó la careta y el traje de «gloria deportiva», para mostrar al verdadero politiquero fracasado que es. Pues en su momento también pretendió, sin éxito, unir a la derecha de Nicaragua para que juntos le echaran la vaca al Frente Sandinista. Ya en el 2018, además, hizo lobby en el imperio para pedir sanciones contra nuestro pueblo.

Jamás puso su mano en su corazón para sentir todo el dolor que sufrieron las madres, esposas e hijos de los policías asesinados por los golpistas. No le dolieron los familiares de toda la gente que fue asesinada en los tranques, y otras personas que también, por el simple hecho de no apoyar la violencia y desestabilización de los golpistas, fueron afectadas. A Dennis no le importó el hambre y las necesidades que pasó nuestro pueblo cuando los opositores destruyeron nuestra economía y provocaron miles y miles de desempleos.

Dennis, por muy envalentonado que esté escribiendo artículos de odio en La Prensa de la Chamorrada, por muy enganchado con el apodo que le pusieron de «El Presidente», jamás podrá ser presidente de Nicaragua.

Aquí no tienen cabida los traidores ni los vendepatrias. Por muchos reinados que ganen y coronas de belleza que se pongan como maceta sobre la cabeza, no importa que tiren uno o un millón de juegos perfectos, ninguno de estos traidores apoyados por el imperio podrán arrodillarnos ni pisar otra vez tierras pinoleras.

Dennis y sus lacayos jamás podrán desaparecer al sandismo. Él y sus secuaces no podrán reeditar otro golpe de estado, y hay que decirlo con claridad: «Su juego perfecto fue un puro chiripazo», que ya quedó como una simple estadística borrosa en el gran circo de la Major League Baseball, donde todos los días ocurren proezas más importantes y se escriben récords verdaderamente históricos.

Como el del japonés Shohei Ohtani, que se convirtió hace unos días en el primer jugador de la MLB en conectar 52 jonrones y robar 52 bases en una sola temporada. En fin, los nicaragüenses solo recordaremos al Chirizo Dennis Martínez como el «PERFECTO TRAIDOR».

Esta entrada fue modificada por última vez el 23 de septiembre de 2024 a las 3:12 PM