La policía investiga la explosión de tres paquetes bomba en el lapso de 10 días en la ciudad de Austin (Texas) y no descarta la posibilidad de que se trate de crímenes de odio, ya que las víctimas de los dos primeros casos eran afroamericanas y la tercera de origen hispano.
Un adolescente de 17 años murió este lunes y una mujer resultó herida por una explosión que guardaba similitudes con la que el pasado 2 de marzo mató a un hombre de 39 años. Además, al poco de conocerse este segundo suceso, también este lunes, las autoridades recibieron el aviso de que otra explosión de un paquete en otro punto de la ciudad había herido gravemente a una anciana hispana.
El jefe de policía, Brian Manley, afirmó en rueda de prensa que las dos primeras detonaciones parecen relacionadas. Tanto en el caso de 2 de marzo como en el de primera hora de esta mañana de lunes, un paquete fue depositado durante la noche ante la puerta de entrada de las viviendas atacadas, sin haber utilizado el correo ni ningún otro tipo de servicios de mensajería para su envío. “Sabemos que los dos hogares donde se colocaron esos paquetes pertenecen a afroamericanos, así que no podemos descartar que se trate de crímenes de odio en el centro de todo, pero no estamos diciendo que esa sea la causa”, afirmó Manley. Se investigan como homicidios y no han detectado indicios inmediatos “de terrorismo”.
Descubren otro artefacto
Un segundo paquete fue descubierto en la zona donde se produjo la primera explosión esta mañana, con lo que algunos residentes, periodistas y transeúntes fueron evacuados mientras la policía determinaba si se trataba de otro explosivo o simplemente el descuido de alguien.
Las deflagraciones se han producido en distintos puntos de Austin. En la de este lunes, la mujer, de unos 40 años, tomó el paquete de la entrada de su casa y lo llevó a la cocina, donde explotó. La vivienda se ubica cerca de un parque llamado Windson, a tan solo unos 20 kilómetros de donde unos días atrás otro hombre, Anthony Stephan House, murió por otra explosión. Los hechos ocurrieron a las siete de la mañana del 2 de marzo. Las fuerzas de seguridad lo investigaban como una “muerte sospechosa” porque consideraban la posibilidad de que el fallecido hubiese construído por sí mismo un explosivo y lo hubiese detonado sin querer mientras lo manipulaba. Ahora se contempla como un caso de homicidio y la policía cree que está vinculado a los otros sucesos, ocurrido en un momento de gran afluencia de visitantes en la ciudad, que celebra un festival de música, cine y tecnología.
El último informe del FBI sobre los delitos de odio sucedidos en Estados Unidos, presentado en noviembre, recoge que en 2016 un total de 2.220 afroamericanos sufrieron algún incidente por ser negros, una cifra similar a los 2.201 de 2015.
Fuente: El 19 Digital
Esta entrada fue modificada por última vez el 13 de marzo de 2018 a las 10:16 AM