El fútbol es increíble. Pocas cosas pueden añadirse a lo vivido en una noche histórica vivida en el Camp Nou. Nadie había logrado remontar un 4-0 adverso. Lo hizo este Barcelona en una demostración de fe jamás vista.
No pudieron comenzar mejor las cosas. Sonó el himno, rodó el esférico y no tardó en marcar el Barça. No es que arrancase con un gran fútbol, sino que abrió el esférico a base de fe y empuje. Y de eso Luis Suárez anda sobrado. Marcó el uruguayo tras un grave error en la salida de Trapp, pero fue un tanto de autoría compartida con la afición, que sopló para que el balón entrase.
Sorprendió Emery con su planteamiento, no tanto el Barça y su previsto 3-4-3. Si en la primera parte de París los galos habían sometido a los azulgranas adueñándose del balón, aquí plantaron sus líneas muy atrás, en la frontal de su área, con el objetivo de achicar espacios y ahogar la creatividad de Messi y compañía.
No le fue mal durante buena parte del primer tiempo. Apenas se asomó con peligro al área rival, pero tampoco pasó excesivos apuros para aguantar las embestidas de un Barcelona que tuvo la posesión, pero no el ritmo necesario para meter miedo. Sólo un gran disparo lejano de Neymar en el 17′ había inquietado a Trapp hasta el minuto 40, cuando la lucha de Iniesta y la suerte (o una cadena de errores visitantes) llevó el balón a la red. 2-0 al descanso. El Camp Nou latía, la eliminatoria estaba viva.
Y tan viva. Comenzó el segundo acto y el encuentro se volvió a poner de cara para los azulgranas, que se aprovecharon de la magia de Iniesta para que Messi hiciera el 3-0 desde el punto de penalti. Bien es cierto que el Paris había salido con otro aire tras el paso por los vestuarios, avanzando líneas y presionando arriba. El resultado: más presencia ofensiva.
Marcó Cavani en el 62′ para dar por muerta la eliminatoria. Así lo pareció durante muchos minutos. Pero marcó Neymar en el 88′ de falta y puso al Camp Nou al borde del infarto con un penalti transformado en el tiempo cumplido. Fue entonces cuando Sergi Roberto llevó el éxtasis al Camp Nou en una noche memorable que jamás olvidarán los aficionados.
Jugador clave: Neymar
En un partido necesitado de desborde y electricidad, ahí estuvo Neymar. El brasileño se ofreció permanentemente y fue un incordio para Meunier, que sufrió para contener su mano a mano. Forzó el penalti del tercer tanto y marcó el cuarto y el quinto y asistió en el sexto y milagroso tanto.
Cuestión de fe
No es que el Barça tuviera mucho fútbol, pero fe la tuvo toda y más. El gol de Suárez en los primeros compases dio alas al equipo y a la afición, que comenzó a creer de verdad en que el milagro era posible.
La opinión del reportero: Álvaro Macho (@UEFAcomAlvaroM)
No hay palabras para expresar lo vivido este miércoles en el Camp Nou, un estadio que jamás olvidará este 8 de marzo de 2017, fecha inscrita ya con letras de oro en el particular libro de los milagros deportivos.
Esta entrada fue modificada por última vez el 8 de marzo de 2017 a las 4:16 PM